Suu Kyi está acusada de haber violado las condiciones del arresto domiciliario que cumplía desde 2003 por haber acogido en su casa a principios del pasado mayo al ciudadano estadounidense John Michael Yettaw, quien llegó hasta ella nadando por el lago Inye. De ser hallada culpable, puede ser condenada a una pena máxima de cinco años.
“Esperamos lo mejor pero también estamos preparados para lo peor”, afirmó Nyan Win, abogado de Suu Kyi y portavoz de su partido, la Liga Nacional por la Democracia (LND).
Win consideró que la activista tiene opciones de ser declarada inocente según la ley, aunque vaticinó que es poco probable que el tribunal se ciña a la legalidad por la naturaleza política del proceso contra le considerada mayor enemiga del jefe de la Junta Militar, general Than Shwe.
“Si es puesta en libertad sin condiciones, regresará a su casa ese mismo día (...) aunque nunca he visto un veredicto así en un caso como éste”, dijo el letrado.
La defensa argumenta que Suu Kyi es inocente puesto que no invitó a quedarse a Yettaw y señala que la ley que supuestamente vulneró al permitir que se hospedara con ella ya no está en vigor.
Después de un sinfín de retrasos y aplazamientos, las sesiones terminaron ayer con la presentación de los argumentos finales por parte de la fiscalía y la última repuesta de la defensa, que a última hora vio rechazada su petición de incluir en la lista de testigos a un funcionario del Ministerio de Exteriores birmano.
Según testigos presentes en el juicio, la propia Suu Kyi tomó la palabra para dirigirse a los diplomáticos extranjeros que asistieron a la vista, a quienes agradeció sus esfuerzos por promover que el juicio “tenga un desenlace justo”.
Desde que arrancó el pasado 18 de junio, el proceso a Suu Kyi ha sido condenado por gobiernos de todo el mundo, que denuncian que la Junta Militar está empleando la justicia para evitar que la activista se presente a las elecciones que el régimen planea celebrar en 2010.