“Nuestro foco es una estrategia que amplíe nuestras fuentes de influencia en el mundo y nos permita usarlas para hacer frente a los desafíos del siglo XXI”, afirmó en declaraciones a un reducido número de medios el viceconsejero de Seguridad Nacional, Ben Rhodes.
La Estrategia de Seguridad Nacional, la primera del presidente Barack Obama, es un documento que el Gobierno estadounidense emite normalmente al comienzo de cada mandato, por exigencia del Congreso, y fija las prioridades diplomáticas y defensivas del país.
La nueva estrategia pone el énfasis en la cooperación internacional y en el desarrollo de alianzas, con lo que abandona el unilateralismo declarado por el presidente anterior, George W. Bush, en su doctrina de la guerra preventiva expuesta en 2002.
Según Rhodes, este cambio de énfasis representa "un giro de 180 grados" para afrontar desafíos como el terrorismo internacional y el doméstico, así como el cambio climático o la proliferación nuclear. “Vamos a alimentar la cooperación para resolver los problemas globales con el apoyo de nuestros aliados”, indicó Rhodes, quien agregó que también se dará prioridad a “profundizar nuestras relaciones” con potencias emergentes como China, India, Rusia, Brasil o Sudáfrica.
Según recordó, “está claro que para resolver problemas globales como el cambio climático o la no proliferación es necesaria la colaboración de India o China”.
El documento pone también el énfasis en la lucha contra el terrorismo y especialmente el radicalismo dentro de Estados Unidos, después de que el Gobierno detectara una serie de incidentes protagonizados por personas que nacieron o residen en el país y se sumaron a doctrinas o ideologías extremistas.
El último de estos casos tuvo lugar a principios de mayo, con el intento de hacer estallar un coche bomba en pleno centro de Nueva York a principios de este mes, en un atentado del que se responsabiliza al paquistaní nacionalizado estadounidense Faisal Shahzad.