Desde hace tres años, el grupo Publicaciones del Sur tiene la buena costumbre de parar, mirar y analizar, de la mano de insignes gacetilleros, cómo está el periodismo en España y Andalucía. Lo hace, además, en la cuna de las libertades, allí donde se redactó la primera constitución liberal española, en la Isla de León.
El Centro de Congresos de San Fernando acogió ayer (13 de noviembre) las III Jornadas Nacionales de Periodismo, que se centraron en debatir acerca de la polarización política, social y mediática en España. Tela marinera. La clara división ideológica de los medios de comunicación, incrementada con la crisis de 2008, ha hecho que los ciudadanos busquen cabeceras o parrillas y escaletas con posturas afines.
Siempre hemos conocido el periodismo de trinchera como aquel ejercicio de la profesión valiente, sufrido y honesto. Ahora, se trata de una forma de periodismo de barricada en el que prima el enfrentamiento, el
cóctel molotov contra el rival político mientras se dora la píldora al cercano.
El máximo exponente son las tertulias audiovisuales. Con ellas murió el debate constructivo para dar paso al espectáculo, y cuanto más, mejor. La televisión se ha convertido en un generador de contenidos políticos desconocido hasta el momento, hecho que coincidió con la aparición de nuevas formaciones en España como Podemos, Ciudadanos y Vox.
Vimos, por primera vez, cómo habituales contertulios se convertían en candidatos de los partidos. Un totum revolutum cuando, en una suerte de rueda giratoria, ex representantes de la cosa pública se subían al púlpito televisivo para opinar a diestra o siniestra, según su interés y el de la cadena televisiva.
Este revoltijo ha fomentado la polarización, en un momento de máxima concentración de medios ya que la mayor parte de la tarta publicitaria y de la audiencia televisiva se la reparten sólo dos grupos de comunicación en España. Por eso, es esencial la protección de unos medios de comunicación públicos independientes, con músculo y financiación suficiente y estable para poder ofrecer una información veraz, disociada de la opinión.