No hubo color. Un Sevilla espectacular barrió a un Betis que termina dañado tras recibir una manita en la noche más nefasta de su historia en los derbis.
Onces con novedades en ambos equipos, como hemos venido avisando precisamente durante estos días. El Sevilla con Reyes en la mediapunta acompañando a Negredo y Rakitic algo más retrasado. Y el Betis prescindiendo de Jorge Molina en punta de lanza para incluir en el once al canterano Pozuelo. Castro hizo las veces de ‘9’. Eran las armas de Míchel y Mel en un derbi que se presentaba igualado y apasionante, o al menos eso contaban.
Pero para impresionante el arranque del partido. Un eléctrico Sevilla remachó a los verdiblancos en apenas cuatro minutos con dos hachazos. El primero de récord, a los 15 segundos el discutido y motivadísimo Reyes aprovechó el error de la zaga del Betis, concretamente de Adrián, para plantarse de gol cara a cara frente al meta. El utrerano no falló y el Pizjuán se hizo un clamor. Pero, si alguien pensaba que esto era cosa de incrédulos, al minuto 4 ver para creer. Falta botada por Rakitic que remató solo Fazio, ahora con Paulao como protagonista en el enésimo fallo de una defensa que era un flan hasta el momento. Con el 2-0 el partido pintaba que ni en sueños para los nervionenses, arropados para más inri por unos Biris con más ímpetu que nunca.
Control, dominio y ocasiones para los locales. Al minuto 25 lo que era extraño es que el marcador no reflejara un 4-0. Clarísima la de Negredo en el 6’, tras una mala salida de Adrián. Casi sin ángulo, el vallecano estuvo a punto de rematar el partido mucho antes de lo previsto. Pero para clara la de Reyes en el ecuador de la primera parte. Navas rompió nuevamente la débil defensa de Álex Martínez. Su pase no encontró rematador, pero el rebote terminó en las botas del utrerano que remató con todo a su favor. Adrián hizo, a bocajarro, la parada de la noche, salvando a los suyos. El Betis no tenía cuerpo sobre el tapiz del Pizjuán. No había señales de vida en los heliopolitanos, que sufrían y mucho para al menos mantener un resultado malo pero aún no determinante. Hasta que en el 32’ un pase de Navas lo cabeceó Negredo al larguero y el rebote, ante la increíble pasividad de Nélson, llegó al más listo de la clase. Reyes liquidó el derbi en un inteligente gol. Media hora, 3-0 y c’est fini.
Pero la fiesta en Nervión no terminaría ahí. Al borde del descanso un centro al área desde la izquierda por el mejor, Reyes, lo remató impecablemente el bigoleador Fazio. El Pizjuán no cabía en su gozo. El 4-0 era lapidario.
Partidazo del Sevilla, como hacía tiempo que no se veía y como le gustaría al sevillismo ver cada domingo. El Betis, sin más, regaló el derbi entre errores defensivos y un cambio inoportuno de Pepe Mel.
Poca historia en un segundo tiempo gobernado y adormilado por los rojiblancos. A pesar de ello, los béticos encontraron el gol del honor, el de Rubén Castro en el 65’ tras un error del bosnio Spahic. Desde cinco minutos antes, el Betis jugaba con diez tras la expulsión por doble amarilla de Rubén Pérez.
Pero este partido era ya una fiesta para la parroquia nervionense, que además cantó y festejar la manita. Llegó el quinto en el 90’ en las botas de Rakitic. Así concluyó un derbi de color rojiblanco.