Más allá del puro ámbito deportivo, en Vejer de la Frontera hay un nombre que, desde hace 25 años, resuena con orgullo y camaradería: Los Tajarinas. Este equipo de fútbol, fundado en 1999, celebra esta temporada un aniversario que trasciende, como hemos mencionado, el mero hecho deportivo. Han sido 25 años de entrega, de amistad forjada en el barro y en la gloria, y de una pasión que ha resistido el paso del tiempo, llevando consigo no solo trofeos, sino también el valioso mensaje de la importancia del deporte como vínculo de unión. y escuela de valores.
Estos equipos son una inspiración para las generaciones futuras. Ver a amigos comprometidos y unidos por una causa deportiva inspira a niños y jóvenes a seguir su ejemplo, a entender que el deporte es una actividad enriquecedora y que los logros son posibles cuando se trabaja en equipo
Conocidos por su constancia y compromiso en el fútbol sala y fútbol 7, Los Tajarinas han hecho del deporte un símbolo de fraternidad y espíritu comunitario en Vejer. “En la familia vejeriega de Los Tajarinas nos enorgullecemos en anunciar la celebración de nuestro 25 aniversario, un hito que marca un cuarto de siglo de dedicación, esfuerzo y amor por el deporte en nuestro pueblo”, expresan los miembros del equipo. Sus palabras no solo reflejan el orgullo de los logros deportivos, sino la fuerza que une cada jugador, cada entrenador y cada colaborador que ha sido parte de esta travesía.
Para hablar sobre ‘Los Tajarinas’ y su histórica de un cuarto de siglo, hemos quedado con Jesús Relinque, ‘el Chuli’, centrocampista, entrenador, director deportivo, cazador de patrocinadores, y Manuel Flor, ‘Lolito’, el delantero ‘pichichi’…
‘Lolito’ recuerda que durante su infancia no había escuela de fútbol, la cual comenzó en Vejer cuando “ya era cadete”, por lo que él y otros apasionados por el deporte rey tenían que irse a localidades vecinas como Barbate en las que ya había una escuela dedicada a la formación de los más pequeños… ‘Lolito’ fue campeón de Fútbol Sala de Andalucía en la categoría de juveniles con un equipo de El Puerto de Santa María… Los Frailes que acudían en representación de la provincia de Cádiz… en Vejer jugó en diferentes equipos y se federó en 1998 con el Vejer Fútbol Sala, que competía en ligas locales y provinciales… luego saltó al fútbol primero entrenando con la primera plantilla del Vejer Balompié, para formar parte de la misma durante dos años antes de irse al Chiclana para jugar en Tercera División y en Preferente… una etapa que cerró para regresar al Vejer Balompié en una época en la que compagina el once contra once con su pasión por el fútbol sala defendiendo la camiseta de Los Tajarinas…
Desde sus inicios, Los Tajarinas se han distinguido en el ámbito deportivo local. Han dejado su huella en las competiciones de fútbol sala, conquistando nada menos que siete ligas locales, una hazaña que exige disciplina, tenacidad y, sobre todo, un equipo cohesionado y motivado. Con el paso del tiempo, el equipo evolucionó y tomó un nuevo rumbo, incorporándose a la categoría de veteranos en Fútbol 7, donde nuevamente demostraron su valía alzarse con tres títulos en las siete ligas disputadas.
Mucho más que victorias
A lo largo de estas dos décadas y medios, Los Tajarinas han aprendido que el deporte no solo se mide en victorias, sino en la capacidad de levantarse después de cada derrota, en el esfuerzo compartido y en el deseo de superarse juntos. “Hemos vivido momentos inolvidables, desde emocionantes victorias hasta desafiantes derrotas, pero siempre con la misma pasión”, confiesan los jugadores, quienes, sin importar el resultado, siempre han vuelto al campo con renovadas energías y la misma ilusión.
Los Tajarinas iniciaron su andadura en 1999 gracias a “un grupo de amigos que llevaban jugando juntos desde que éramos niños en diferentes equipos entre los que destaca Los Oliveros de Jesús Alba… “el único que movía el fútbol. Un apasionado de este deportes que tenía varios equipos desde los más pequeños hasta benjamines y veteranos”. Su pasión era tal y que “invertía su dinero” en ello. Lotero de profesión, gran aficionado al fútbol aunque no pudiese practicarlo, Jesús siempre será recordado como uno de los grandes promotores del fútbol en Vejer, sobre todo en “una época dorada para el fútbol sala”… Jesús se encargaba de comprar las equipaciones, los chándales, invitada a merendar y comer a los chavales e “incluso nos llevaba en táxi hasta Barbate para jugar los partidos…
Fue tal la importancia de Jesús Alba que uno de los campos de fútbol 7 lleva su nombre como homenaje de todo el pueblo a la labor que desarrolló en pro del fomento del deporte en la localidad.
Jugadores, familia, patrocinadores
Y es que la historia de Los Tajarinas no estaría completa sin el apoyo de quienes han estado detrás del equipo, respaldando cada esfuerzo y acompañándolos en cada paso. Es por eso que, al celebrar este 25 aniversario, el equipo rinde homenaje a figuras como Pepe Relinque, del Restaurante “La Janda” – conocido como “El Quijote” – y a su primer patrocinador, Jesús Alba, cuyo recuerdo permanece vivo entre quienes compartieron con él los primeros pasos de este equipo. “Queremos agradecer a todos los que han aportado su granito de arena para equipar a nuestros jugadores durante estos 25 años”, declaran los miembros del equipo, conscientes de que el respaldo de sus colaboradores ha sido esencial en su camino.
Pero sigamos. Esos niños, cuando llegaron a senior, se unieron bajo el nombre de La Janda en 1998 y luego Los Tajarinas de la Janda para quedarse solo con Los Tajarinas… nombre que viene de uno de sus jugadores y fundadores, Óscar Relinque, al que llamaban tajarina en broma e hijo de Pepe Relinque, dueño del Restaurante La Janda y principal patrocinador del equipo junto a Jesús Alba.
Era un grupo de amigos que jugaban en el J. Alba y en Los Oliveros, dos de los equipos más punteros de Vejer y que se unieron cuando llegaron a la categoría de Senior…
“La liga de Vejer contaba con dos categorías formada por doce equipos cada una de ellas…. Era una liga muy fuerte, muy competitiva con equipos punteros como Plaza de los Pescaítos que también cumplen 25 años y en la que participaban dos o tres equipos de Barbate…”, recuerda Lolito que se unió de forma continuada a Los Tajarinas en 2006 “cuando ganamos la primera de nuestras siete ligas”.
Pero a medida que el siglo XXI se asentaba en el calendario, lo cierto es que el Fútbol Sala vivió una decadencia que iba de la mano y al mismo ritmo que se imponía la liga de Fútbol 7… ‘El Chuli’ recuerda que casi todos los tajarinas eran de la quinta del 80/81 con lo que no podían participar en la Liga de Veteranos, lo que a su vez los mantuvo unos dos o tres años fuera de la competición… Competición en la que sí participa, entre otros, Lolito, algo mayor que sus compañeros… y lo hizo con la camiseta del eterno rival, Plaza de los Pescaítos… “a los que dije que cuando volvieran los Tajarinas, me iba con ellos”. Mientras tanto, Lolito ganaba tres ligas… todo “un goleador pichichi”, dice sin poder evitar reírse.
Atrás quedaron la pista roja o los campos de hormigón… y atrás quedó el fútbol sala (aunque ‘El Chuli’ tenga un equipo al que quizás acabe nombrando Tajarina)… “Ahora hay un ciclo muy bueno de fútbol 7, con una liga de Veteranos con catorce equipos que juegan los domingos en el Complejo Deportivo y donde se crea un ambiente maravilloso”.
Deporte y convivencia
Porque la competitividad es importante, sí, pero también lo es la convivencia tras los partidos y en otros momentos puntuales de la temporada. Convivencia entre los jugadores, convivencia con otros equipos tras el partido, convivencia con los familiares, con las esposas, los hijos… “Porque además de un equipo, somos una gran familia”.
De hecho, “el día que no se pueda vivir esos momentos de convivencia tras los partidos, lo dejamos… nuestro primeros objetivo es competir pero los años van pasando y ese espíritu competitivo se relaja un poco al tiempo que aumenta las ganas de echar un rato con los amigos… lo que más nos gusta es que estamos unidos en el terreno de juego y fuera de él también… Llevamos juntos mucho tiempo, y hemos vivido muchas cosas desde que éramos jóvenes. Nos hemos casado, hemos tenido hijos… incluso también ha habido separaciones (risas)… Hoy en la grada o en las fotos de familia puedes ver a ocho o diez niños. Somos una familia”.
Una gran familia que trabaja en organizar un encuentro, una gran convivencia, para celebrar como se merece este 25 aniversario… un evento que permita reunir a todas y cada una de las personas que de una u otra forma han formado parte de Los Tajarinas… De hecho, cada vez que celebran una convivencia “tratamos de que estén todos. No importa si esa temporada estaba lesionado o si se habían ido por el motivo que sea”.
El Chuli, Víctor López, Óscar Relinque, Nico Altamirano, David Herrera, José María Altamirano, forman parte de los fundadores de este club en el que a día de hoy aún lo conforman un 60 por ciento de los que ya estaban hace 25 años… sin olvidarse de patrocinadores como Pepe Relinque o Paco Altamirano, sin olvidarse del Bar El Yogur, el Topolino o JR Pádel.
Y hay más patrocinadores, pero que en algunos casos “nos piden que no los pongamos en las camisetas porque si no van a ir a pedirle más cosas (risas)”.
Para el evento conmemorativo también se quiere contar con los trofeos que lucen en sus vitrinas… ligas, copas, memoriales como Antonio David Moreno de La Muela o el Memorial Velázquez del Poblado de Varela que este año cumple 37 ediciones y que los Tajarinas han ganado en unas doce ocasiones.
La idea es, primero, lograr cuadrar una fecha a la que puedan asistir la mayoría de los que han formado y forman parte del equipo… entre enero y el final de la temporada. “Es complicado, pero en eso estamos”. Una vez encontrado un hueco en la agenda, la intención es organizar una convivencia en la Caseta Municipal con una comida familiar en la que se visualizarán también imágenes de estos últimos 25 años, así como exponer los trofeos (que parece la vitrina del Real Madrid) para luego sacar una foto de familia que quede para el recuerdo… eso sí, antes de la convivencia se quiere organizar un partido de fútbol, como no podía ser de otra forma.
“Será una oportunidad perfecta para revivir los mejores momentos de Los Tajarinas y mirar hacia el futuro con entusiasmo”, comentan con emoción.
Y es que detrás de esos partidos, de esos domingos de convivencia, hay un aspecto que destaca sobremanera… la responsabilidad y el compromiso de estar ahí cada jornada, cada semana… “no es fácil, pero al final nos gusta, somos un poco masoquistas… de hecho muchas veces nos planteamos las vacaciones y los viajes según el calendario de la liga”. Gracias a ese compromiso, “Juan Ramón viene desde Cádiz a jugar todos los domingos”, han sido campeones de liga, de copa, han obtenido el trofeo de equipo más goleador, del menos goleado… aunque no tanto el de la deportividad porque “para ganar muchas veces hay que ir fuertes (risas)”.
Y aquí abrimos el debate sobre uno de los valores del deporte… “el de la competitividad, que ahora parece que se quiere dejar a un lado. El deporte es competición y eso nos hace mejorar. Hay muchos valores pero entre ellos está ser competitivos. De ahí que existan rivalidades como con la Plaza de los Pescaítos que evidentemente se quedan en el campo…”.
Competitividad y rivalidad
Pero “la rivalidad debe existir. Claro que disfrutamos y claro que el deporte fomenta muchos otros valores, pero entre ellos está ser competitivo lo que nos da un extra de motivación para ir a jugar”.
Lolito insiste en que “voy a cumplir 46 años y sigo siendo muy competitivo, eso me motiva para ir a jugar un partido. Eso sí, en el fútbol de veteranos el principal valor es que cuando pita el árbitro todos volvemos a ser amigos y a disfrutar del magnífico ambiente que se vive cada domingo en el Complejo Deportivo con los padres, las madres y con los niños”.
De hecho, “esas ganas de competir es uno de los motivos que nos ayudan a ir a jugar cada domingo. En el campo salimos a ganar y tras el partido ya todo vuelve a la normalidad, a tomarnos unas cervezas o unos refrescos entre todos”.
Antes, tras cada partido, se iban a celebrarlo en modo convivencia familiar a “la que era nuestra sede, el Restaurante La Janda, conocido como El Quijote, de Pepe Relinque, quien siempre decía que era nuestro presidente y que él se encargaba de comprar las equipaciones o los chándales”. Allí lucían sus trofeos hasta que se jubiló y cambió de manos…. Pero el testigo lo ha recogido el taller que tiene Altamirano en el Polígono Industrial de Barbate, donde hoy están gran parte de esos trofeos. Aún así, esperan contar con otra sede, un espacio donde seguir con sus jornadas de convivencia y donde depositar sus logros deportivos, aunque “es muy complicado” por ahora porque “no tenemos una cuota mensual o algo así. De hecho cuando quedamos cada uno se paga lo suyo”. El dinero de los patrocinadores se destina a equipamiento deportivo y a pagar la ficha de los jugadores, unos 35 euros por cada uno de ellos.
Antes de ir concluyendo esta charla, les preguntamos por el estado de las instalaciones deportivas, y claro, Manuel Flor se ríe y dice que “no voy a echarme piedras encima, pero desde que comenzamos a jugar ha habido avances muy importantes y han mejorado muchísimo desde las pistas rojas o el hormigón de la Plaza de la Constitución… tenemos un pabellón cubierto, una escuela de fútbol, pistas de fútbol 7 que son pequeñas pero gracias a eso se crea un gran ambiente. Desde la grada o desde la cantina puedes ver los dos partidos a la vez y eso fomenta la convivencia…”.
En espera de una nueva generación
Y ahora a por los 50 años… “ojalá lleguemos, pero lo que tenemos claro es que ya somos una familia y la ilusión es que aunque nosotros ya no podamos jugar, sí lo hagan nuestros hijos y la nueva generación para que Los Tajarinas no se pierdan”.
Nos despedimos no sin que insistan en agradecer la labor de Jesús Alba, Pepe Relinque o Altamirano, siempre detrás apoyando al club… un apoyo tan necesario como “el que siempre hemos tenido de nuestra familia que nos han dejado ir a jugar todos los domingos y que ya forman parte también de Los Tajarinas”, quienes acuden juntos a muchos eventos y actividades como al Toro Embolao con sus propias camisetas… “vamos siempre en familia porque ya somos eso, somos una gran familia”.
Finalmente, estos equipos son una inspiración para las generaciones futuras. Ver a amigos comprometidos y unidos por una causa deportiva inspira a niños y jóvenes a seguir su ejemplo, a entender que el deporte es una actividad enriquecedora y que los logros son posibles cuando se trabaja en equipo. Para ellos, estos equipos son una demostración viva de que, aunque el deporte profesional sea admirable, el deporte amateur puede ser igualmente apasionante, formativo y enriquecedor.
En definitiva, los equipos formados por amigos, como Los Tajarinas, son una pieza clave en la promoción del deporte local y en el fortalecimiento del tejido social de sus comunidades. Son un recordatorio de que el deporte no necesita de grandes inversiones o de la fama para hacer una diferencia real y significativa en la vida de las personas. Basta con la amistad, el compromiso y el amor al juego para crear un impacto que trasciende el tiempo y se graba en el corazón de toda una comunidad.
Al despedirnos me enseñan una foto… en ella se ve al exministro de Interior Zoido con la camiseta de Los Tajarinas cuyo logo, un diseño propio, forma parte de ya de la leyenda futbolística de Vejer con ese borrachín apoyado en una farola mientras sostiene una enorme jarra de cerveza y que parece querer brindar por otros ¡25 años más!.
