El ecuador de Juan Espadas: mandato al 43 por ciento

Publicado: 11/06/2017
Análisis del cumplimiento del programa electoral del alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, en el segundo aniversario de su mandato: un 43%
Juan Espadas llegará el próximo día 13 de junio al segundo aniversario de su toma de posesión como alcalde de Sevilla habiendo cumplido el 43% de su programa electoral, un porcentaje que podría elevarse en dos puntos más en función de cómo se midan las promesas cumplidas a medias. Por tanto, le quedarían por cumplir entre el 55% y el 57% de las  promesas que hizo durante la campaña electoral para las municipales de mayo de 2015.

El balance del ecuador del mandato de Espadas podría abordarse desde diversos puntos de vista. Obviamente, el gobierno local y el propio alcalde procurarán proyectar la imagen más positiva posible, al contrario que la oposición, y cada ciudadano tendrá su propia percepción, basada en parte en intangibles no mensurables. Por nuestra parte, hemos procurado atenernos al dato más objetivo posible para alejarnos de meras impresiones o sensaciones personales, como es la evaluación del programa con el que Espadas y su partido (PSOE) concurrieron a las elecciones y que es el contrato que el hoy alcalde se comprometió a cumplir ante los sevillanos.

Los factores condicionantes

Hay que ser conscientes, sin embargo, de que el cumplimiento de ese programa electoral ha estado condicionado por varios factores, como los siguientes:

1.- Espadas gobierna en minoría, con tan sólo los once concejales (incluido él mismo) de su partido y ni tan siquiera en coalición con otras fuerzas políticas, lo que es un caso insólito en la reciente historia democrática municipal. Su situación es la antítesis de la de su predecesor, Zoido, que gobernó con mayoría absolutísima de 20 ediles y al que por tanto se le podía exigir el cumplimiento del 100% de sus promesas de la campaña electoral. Si Zoido perdió luego la Alcaldía fue por la decepción creada por el exceso de expectativas, insatisfechas, que había generado. Espadas, mucho más cauto, actuó según la máxima de no prometer lo que no pudiera cumplir, aunque tampoco acabó ciñéndose estrictamente a ese principio.

2.- Los pactos de investidura: para garantizarse la Alcaldía, dada su situación de minoría, Espadas debió pactar cerca de un centenar de medidas con las fuerzas a su izquierda, medidas a las que teóricamente debía dar prioridad antes que a su propio programa electoral, que quedaba así condicionado, aunque tanto Participa Sevilla como IU se quejan de los incumplimientos del gobierno y o han dejado de apoyarle en la votación de los Presupuestos, caso de la segunda, o amenazan con una ruptura definitiva, caso de la primera tras el reciente desalojo de las Casas Consistoriales.

3.- Los pactos por los Presupuestos, como los firmados con  Ciudadanos, que le obligan a asumir compromisos no previstos inicialmente y en detrimento de su propio programa.

4.- Las condenas judiciales al Ayuntamiento por pleitos heredados de otros mandatos y que al suponer la obligación de afrontar en conjunto importantes indemnizaciones económicas le privan de recursos para aplicarlos a proyectos de su programa. Sólo durante el primer año de su mandato Espadas tuvo que afrontar once condenas al Ayuntamiento (prácticamente una cada mes) por siete pleitos heredados de Monteseirín, tres de Zoido y uno de Rojas Marcos, a un coste total superior a los 18 millones de euros, equivalentes a casi la mitad de la cantidad neta disponible para inversiones. A Espadas le ha tocado hasta indemnizar con 3,7 millones de euros más por la expropiación del edificio Laredo, acometida por Rojas Marcos un cuarto de siglo antes.

Al margen de estas circunstancias,  no consideramos que deban invocarse como condicionantes de su acción de gobierno ni para el cumplimiento de su programa el contexto de crisis económica (era peor todavía en 2015 y la mejoría de la situación general le ha supuesto un viento de cola para su gestión en el marco local) ni las restricciones presupuestarias y a las contrataciones (tasa cero de reposición) impuestas por el Gobierno de la nación para la reducción del déficit público comprometida ante Bruselas, ya que ese escenario era el existente hace dos años.

El programa

Espadas se presentó a las elecciones con un programa que ocupaba 72 páginas y contenía 376 promesas, muchas de ellas conteniendo otras subordinadas en un mismo y largo párrafo y sucediendo a amplia introducciones a dieciséis capítulos que podrían interpretarse como añadidas declaraciones de algo más que meras intenciones. En conjunto ofrecían la visión que tenía el actual alcalde de la ciudad y denotaban su orden de prioridades:

1.- Código ético y de buen gobierno, dividido en: Sobre el control de los cargos públicos (promesa de la 1 a la 13), transparencia y acceso a la información (14-20), la participación de la ciudadanía en las decisiones y el control del gobierno local (21-27) y sobre la calidad democrática de los órganos de decisión del Ayuntamiento (28-34).

2.- Un nuevo modelo de organización del Ayuntamiento en la gestión de los barrios (de la 35 a la 50).

3.- Una apuesta firme por la mejora y modernización de servicios públicos municipales (51-79).

4.- Una ciudad referente en igualdad de género y diversidad sexual (80-94).

5.- Servicios sociales públicos de calidad y planes integrales en zonas de atención preferente (95-133).

6.-Sevilla, ciudad joven y universitaria (134-148).

7.-Nuestra prioridad: la reactivación económica de Sevilla y la generación de empleo (149-77).

8.-Una Hacienda local justa que incentive  la actividad económica y el empleo (178-187).

9.- La Cartuja y el Puerto de Sevilla. Referencias estratégicas de un nuevo modelo productivo (188-197).

10.-Un salto de calidad en la oferta turística de Sevilla (198-216).

11.-Sevilla capital de los promotores culturales (217-247).

12.-Un modelo de ciudad sostenible que priorice el urbanismo social y productivo (248-273).

13.-Una política social de vivienda digna y adaptada a las necesidades de hoy (247-298).

14.-Sevilla, una ciudad cada vez más habitable, saludable y sostenible (299-324).

15.-La apuesta por nuestro río como eje vertebrador de la vida de la ciudad (325-334).

16.-Una apuesta coherente por la movilidad sostenible (335-354).

17.- Apoyo al deporte al alcance de todos los sevillanos y sevillanas (355-376).

En total, 376 medidas para cuatro años de gobierno, a una media en números redondos de una promesa que cumplir cada cuatro días.

Chequeo doble

Si realizamos un ejercicio de agrupación temática, el programa se puede comprimir prácticamente a la mitad y comprender mejor los objetivos que se marcó Espadas antes de llegar a la Alcaldía: A la organización y gestión del propio Ayuntamiento dedicaba 50 medidas (el 13,29% del total); a la mejora de los servicios públicos, 68 (el 18,08%); a la economía, 68 promesas igualmente (el 18,08%); a urbanismo y vivienda, el capítulo con mayores iniciativas, 87 (el 23,13%); movilidad, 20 (el 5,19%); a cultura, 31 (el 8,24%); a la universidad, 15 (el 3,98%); al deporte, 22 (el 5,85%) y a la igualdad y diversidad sexual, 15 (el 3,98%).

Para evaluar el grado de cumplimiento del programa electoral del alcalde hemos realizado en días distintos un doble chequeo, promesa por promesa y tomando como referencia tanto nuestras propias informaciones a lo largo de estos dos años como la de otros medios, las notas de prensa del Ayuntamiento, la página web municipal y la de empresas y organismos municipales, ruedas de prensa y búsquedas a través de Internet. Aparte de las promesas que consideramos cumplidas y las aún no cumplidas hemos calificado otras como realizadas a medias en función de su grado de ejecución; iniciadas cuando estimamos que no se trata de un mero anuncio a futuro sino que se ha dado algún paso en firme o tramitación administrativa, y el calificativo “no se sabe” cuando no hay medios para verificarlas y el “pendientes” porque se remiten a futuro.

Por ejemplo, no sabemos si algún cargo público está aceptando regalos por su papel institucional y salvo que tengan carácter simbólico o un valor económico irrelevante (promesa número 3), e incluimos entre las pendientes promesas como la de conmemorar en 2019 el aniversario de la circunnavegación de Magallanes, con la reforma de las Atarazanas (en el que el Ayuntamiento no ha pintado nada, ya que urgió a ejecutar el proyecto de Vázquez Consuegra cuando Adepa y la Junta han pactado otro muy distinto) y con un nuevo espacio dedicado al descubrimiento de América y a la vinculación comercial e histórica con el río y la navegación (promesa 247).

Asumimos la más que probable comisión de errores de evaluación, pero los preferimos siempre desde un ejercicio de independencia periodística antes que remitirnos a la interesada valoración de la clase política, tanto en un sentido como otro, y que pueda proyectar una imagen más distorsionada de la realidad municipal.

Ejecución

Conforme a nuestro análisis, Espadas ha cumplido 161 de sus 376 promesas electorales a mitad de mandato, cifra que supone un 42,8%; y si sumamos una por cada media promesa cumplida, nos hallaríamos ante 171, equivalentes al  45,5%. Tiene iniciadas cinco, no hay datos sobre otras tantas y pendientes a futuro habría diez. Le quedarían por cumplir 174, equivalentes al 46,2% del total.

El mayor cumplimiento del programa se da en la mejora de  los servicios sociales públicos y planes en zonas de atención preferente (capítulo 5 del programa, de título parecido al capítulo 3, que versa sobre la mejora de los servicios municipales, en buena parte dedicado al funcionamiento interno del Ayuntamiento) y en la política de vivienda, con un grado cercano al 70%. En el lado opuesto, figuran la apuesta por el río y la movilidad sostenible, con el 10% o menos. En el caso de la apuesta por el río que figura en el programa, nos parece que está todo por hacer (corredores por tramos, transporte fluvial, las pasarelas peatonales previstas en el PGOU, la recuperación del paseo Juan Carlos I…) más allá de otras muy genéricas y de intervenciones no incluidas en el documento electoral de Espadas  y que han sido promovidas y hasta sufragadas por otras entidades, como es el caso de Caixabank/Puerto Triana en el entorno del rascacielos de la Cartuja y entre el pabellón de la Navegación y el puente del Cristo de la Expiración con los jardines de Magallanes.

Además del número cuantitativo de las promesas hay que analizar la calidad o importancia de las mismas. En realidad, el programa de Espadas puso sobre todo el acento en la mejor gestión del propio Ayuntamiento, en las políticas sociales (de las que una derivada sería la vivienda) y en la reactivación económica (como efecto en parte de la mayor eficacia en los servicios y la puesta en carga urbanística) en una ciudad que cuando se celebraron las elecciones tenía 85.694 parados (ahora 74.031), antes que en grandes promesas sobre costosas infraestructuras, inviables en la crisis económica y por el recorte de inversiones públicas por causa del déficit.

Puede decirse que la única gran promesa ejecutable de Espadas (innecesaria y duplicadora de infraestructuras ya existentes, a nuestro juicio) en este sentido es la extensión del tranvía a Santa Justa, cuyos trámites se han iniciado pero que ha sido paralizada por recursos judiciales de las empresas interesadas en su construcción. Las restantes incluidas en el programa, que también las hay, siguen tan pendientes como en tiempos de Zoido o incluso ya no se materializarán, como el desarrollo productivo de San Nicolás Oeste por Ikea y el traslado de la Politécnica a los Bermejales, a los que hay que sumar como permanentes futuribles  la ampliación del Metro, la Ciudad de la Justicia, la conversión de Altadis en una zona para la innovación, la rehabilitación de nuestros grandes museos, la creación de otros nuevos (el de Sevilla, la Semana Santa), la zona logística en Majarabique (tomada por el puerto de Huelva), Tablada verde... 

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