Hablar con José Manuel Revuelta Soba es un placer en todos los sentidos por las lecciones que da y por la manera tan didáctica que tiene a la hora de afrontar cualquier cuestión que se le plantee. Isleño, catedrático de Cirugía y profesor emérito de la Universidad de Cantabria y ex-Jefe de Cirugía Cardiovascular del Hospital Valdecilla de Santander ha concedido una entrevista a San Fernando Información, su casa con la que lleva colaborando a través de sus magníficos artículos desde siempre.
¿Cómo un órgano tan pequeño como el corazón le da a usted para escribir tanto sobre él?
—El presidente Revilla siempre dice que Cantabria es infinita y yo siempre le replico que el corazón es infinito. El corazón es el primer órgano que se genera en el útero materno, a los 20 días ya está ahí empezando a latir ya que le tiene dar vida al resto de órganos. Es algo maravilloso que a mi no me deja de sorprender, me he llevado casi 50 años tocando cada día el corazón de una persona y todos son diferentes, son como las huellas dactilares. Y luego es sorprenderte cuando tienes que trasplantar el corazón de una persona a otra, o de una mujer a un hombre. Lo que es increíble es que, por ejemplo, un corazón que viene de Burdeos o de La Coruña y los trasplantas en otro sitio ya después de estar frío durante un tiempo. De pronto se produce algo maravilloso y empieza a latir. Eso no tiene parangón, vivir eso y tocar un corazón latiendo es un privilegio , y además me han pagado por hacerlo. Yo he tenido mucha suerte.
50 años le habrán dado para muchas cosas y, sobre todo, para que muchas personas le hayan agradecido que les haya salvado la vida.
—Es la recompensa que tiene tantas horas de esfuerzo. Nuestra profesión es como cualquier otra profesión. Está la persona que tiene que construir un puente para que no se caiga y por el que pasan camiones de gran tonelaje; el piloto de un avión; un periodista que tiene que crear todos los días..., eso para mi es algo que respeto mucho. Nosotros tenemos una cosa y que el corazón, a diferencia que otras cirugías, es el que marca la vida o la muerte. Nosotros estamos en un filo hilo, es la ley del todo o el nada. Yo muchas veces veo por la calle pasear con la nieta a un anciano y me besa, es una cosa que me sorprende, pero es que para él ir con su nieta lo es todo, sabiendo que se estaba muriendo y que a lo mejor hace diez años aquello no iba. Yo recuerdo a un poeta muy bueno que tenemos aquí en La Isla, Rafael Duarte, que un día me dijo que hay que ver como yo vencía a la muerte, y le dije que eso no era así, que yo nunca había vencido a la muerte, que yo lo que hago es trastearla como si fuera un torero. Hay veces que hasta me sorprendo de ver a gente que la operé a lo mejor hace 30 años y la veo paseando por la calle ya casi con 80, eso te lo agradecen y te dan incluso un abrazo. De todas formas, a veces sólo lo puedo trastear unas horas, pero lo trasteo porque da tiempo a que esa señora le dé un beso a su hijo, que él a lo mejor esta lejos, pueda viajar y de esa manera puedan despedirse. Ese trasteo es muy importante. Uno puede tener las creencias que quiera, pero el corazón nunca se ha separado de lo que son los sentimientos. Yo siempre digo que tú tranquilamente estás sentado en un parque y te pasa una persona que te conmueve, o que estás enamorado de esa persona y se pone el corazón a cien, pero sin embargo tú no te has movido del sitio, es más te quedas paralizado. Está muy conectado con el cerebro y de hecho hay prolongaciones neuronales que llegan hasta el corazón
En los últimos años se está viendo como cada vez son más personas jóvenes las que sufren ictus, ¿tiene eso alguna explicación desde el punto de vista de la Medicina?
—Es muy sorprendente ver a gente de 30 o 40 años con un ictus, ya que es algo que siempre se ha asociado a gente mayor. El ictus tiene dos causas, o es hemorragia o es un coágulo. Es la falta de riego de una parte del cerebro durante un tiempo, que si es poco se puede arreglar, por eso ante un ictus hay que salir corriendo e irse para el hospital porque el tiempo es oro. Es verdad que uno se pregunta cómo una persona tan joven ha sufrido uno. Hay también una zona de espasmos coronarios en las arterias en gente joven que viene de una disección de la carótida interna, pero la verdad es que no entendemos porqué está pasando esto en gente tan joven. Indudablemente la Covid, esta enfermedad tan extraña que he estudiado mucho en estos últimos años, está teniendo unas consecuencias y complicaciones que todavía no las llegamos a entender. Esta pregunta es una pregunta muy interesante porque a todos nos intriga el hecho de que esté habiendo ictus en gente joven.
Últimamente se habla mucho de la Inteligencia Artificial que ha llegado para quedarse, ¿será aplicable en Medicina y en el campo que usted domina?
—Sí. sin duda. Nosotros la cirugía cardiaca y la cirugía en general han sido muy dependiente de matemáticos, físicos e ingenieros, cuando ellos no han producido, nosotros no hemos avanzado. Los médicas siempre dependemos de las tecnologías. Yo siempre digo que hay que ir otra vez a la Luna o invertir en ir a Marte y el motivo es que todo lo que nosotros tenemos ahora mismo de resonancias magnéticas, ecos, telecomunicaciones, control remoto del marcapasos..., todo viene de la Luna. Concretamente a los astronautas hay que controlarlos desde la distancia y se hace minuto a minuto, eso sirve para nosotros. Y la pregunta es pertinente porque los avances son tan rápidos en Medicina que, probablemente, no nos podemos ni imaginar el futuro que se nos viene encima en apenas siete, ocho o diez años. Yo he estado de asesor científico de una importante empresa biomédica durante seis años en Estados Unidos y en Europa, y allí venían los investigadores, pero también los inventores y yo tenía la oportunidad de ver con un año o dos de antelación por dónde iban las cosas. Nos quedábamos con la boca abierta. Ahora que se está hablando tanto del ChatGPT, que si va a ser un desastre para las universidades y las escuelas, que van a poder copiar todo..., eso es un adelanto, no se le pueden poner muros al agua. Mejor absorberlo porque llegará la versión dos, la cuarto, la 18 y el que se quede quieto al final no podrá sacar ni dinero del banco.
Escuchándole, lo que queda claro es que usted está en constante reciclaje.
—Si tú te paras un poco en este campo, un año se convierte en un siglo, o sea que si tú no sigues leyendo, no sigues actuando o no sigues llamando a amigos para estar conectado los tienes complicado. Yo sigo moviéndome en la universidad con mi laboratorio y tal, y siempre me dicen que hasta dónde voy a llegar y yo siempre les digo que hasta que me respondan las preguntas que no me han respondido todavía. A mis amigos siempre les digo que me va a enfadar mucho morirme porque me voy a ir sin tener respuestas a muchas preguntas que sigo teniendo a día de hoy.
Lo que sí que ha funcionado bastante bien ha sido su libro Más cerca del corazón.
—La verdad es que lo presenté en Cantabria y se agotaron todos los ejemplares y lo mismo sucedió aquí en San Fernando en el Centro de Congresos. Y, a día de hoy, todavía se siguen vendiendo, y no es una propaganda porque yo no gano un duro con los libros, pero que lo que sí que puedo decir es que contiene mi experiencia de vida. Por ejemplo, ¿qué paso cuando me encontré con un niño de dos años con una aguja de croché clavada en el corazón y la salía por detrás? Y yo había recién acabado como cirujano y estaba en Barcelona, y había que sacar esa aguja. Se basa en eso el libro, en ese tipo de experiencias. Cuando me llegan nuevos cirujanos a mi no me importan los títulos, lo primero que les pregunto es qué saben saber, porque mañana estarán en las trincheras. Es decir, te llega un paciente muriéndose con la aorta rota y esta es una especialidad del todo o el nada. O sea, tú en un momento tienes que decidir, ahí no hay democracia, es decir, en nuestra especialidad tú eres un dictador, tienes que serlo porque la vida de esta persona depende de tu decisión, aunque haya doce o catorce personas en el quirófano contigo ayudando, todas tan importantes como tú, pero la toma de decisiones no puede ser democrática. Cuando una madre te aprieta el brazo antes de entrar y te dice doctor Revuelta es mi único hijo, ese apretón requiere mucha atención. Muchas veces se escucha que si los sanitarios, que si todos somos iguales..., en la toma de decisiones no.
Pese a que lleva muchos años fuera por su profesión, lo cierto es que vuelve siempre que tiene un hueco a su tierra. En los últimos tiempos se escuchan cantos de sirena sobre la posibilidad de que le nombren Hijo Predilecto de San Fernando, ¿qué le parece?
—Vamos a puntualizar eso. Primero, no me he ido nunca de aquí, lo mantengo todo e incluso la mejor colección que yo tenía desde que empecé en cuanto a instrumental quirúrgico, los primeros marcapasos o válvulas del mundo están en el Museo Naval. Repito que no me he ido nunca, he tenido que salir por ahí y he salido. Llevo más de medio siglo fuera de aquí, viajando por el mundo, pero tengo los cinco sentidos aquí. Yo siempre en todas mis conferencias aparece el Ayuntamiento o La Carraca y, eso por ejemplo, la gente en Estados Unidos no entiende qué hace eso ahí en medio de la conferencia, a mi me da igual y si me piden que lo explique, lo explico. Con respecto a lo de Hijo Predilecto, que creo que es algo que yo no debo contestar, sólo decir que La Isla me ha dado mucho más de lo que yo le he dado. El cariño que recibo de aquí es constante, todo lo que me den será un tremendo honor y uno de este tipo como el que usted dice... . Sé que hay instituciones y seguro que el propio Ayuntamiento lo ha pensado, pero yo de verdad que le digo que a mi edad San Fernando ya me ha dado bastante. Le voy a contar una cosa, durante muchísimo tiempo no he pasado por la avenida Doctor Revuelta Soba porque me daba vergüenza y, después de 25 años, pues resulta que un día hablando con mis hermanas dedicidmos hacernos una foto para tenerla antes de que yo me muera (risas). La Isla me ha dado mucho.
Y hablando de San Fernando, recientemente ha llegado un informe desde Europa que habla que tiene la mejor calidad del aire de España, un dato importante para un tema como la salud no.
—Yo creo que es por la orografía, donde está colocada, las corrientes de aire que tiene, a lo que hay que añadir que aquí no hay prácticamente industria contaminante. Hoy día la calidad del aire es fundamental, porque las nanopartículas y micropartículas si son capaces de superar el alveolo, pasan una pequeña membrana que tenemos y se meten en la sangre. Y si lo hacen, como pasó con el volcán de La Palma, muchas de esas nanopartículas, que eran de azufre, podían pasar a la circulación se se impactaban en la pared de las arterías coronarias produciendo un problema que podía derivar en un infarto de miocardio o en la muerte. Eso fue algo de locos, yo incluso escribí en los periódicos que evitaran esa exposición.
Siguiendo con su ciudad, ¿dónde le gusta perderse?
—Por las calles de San Fernando. Y me meto por todos lados, para colmo me meto hasta en el cementerio, ya que allí tengo familiares pero también allí yo hacía autopsias para temas legales y esas cosas. Yo allí aprendí la cirugía y me iba por allí para, de alguna manera, recordar mis tiempos. Yo voy paseando a través de los recuerdos. Por ejemplo, yo nací en la calle Pérez Galdós esquina con la calle Velázquez, un poco más adelante estaba la Iglesia Mayor y a su lado la Iglesia Protestante El Buen Pastor. De niños allí jugábamos y tal, y lo que me llama la atención, por ejemplo, es que los protestantes cristianos llevan 150 años aquí, algo que he reivindicado. Incluso he hablado con el pastor José Eugenio Burguillos Marín, que es su responsable, y le pregunté si en La Isla le han hecho algún homenaje, algo que no ha sucedido cuando es una cosa de aquí. Hay que reivindicar las cosas que son de La Isla, que tenemos un patrimonio impresionante con el Ayuntamiento, el Observatorio, origen de la primera constitución moderna..., San Fernando es impresionante pero tiene cosas que los propios isleños desgraciadamente desconocemos. Nosotros somos una gran ciudad de España y cuando yo enseño el Ayuntamiento la gente se queda asustada.
Por último, ¿qué medidas son necesarias para tener un corazón que goce de buena salud?
—Es nuestro motor y tiene que funcionar. Se mueve 100.000 veces al día y quien más lo maltrata somos nosotros mismos. Yo siempre digo que se puede comer de todo y beber de todo, pero siempre con moderación. Hay que caminar, comer variado, sobre todo fruta del tiempo, verdura, aceite de oliva, lo que da nuestra tierra. Y un chuletón también, mejor un chuletón que cosas manufacturadas. Huevos también, quién ha dicho que son malos. Obviamente seguir los consejos del médico, ya que si tienes el colesterol alto, él es el que te puede decir lo que debes o no comer. Pero yo creo que, en definitiva, lo mejor es poco sillón, mucha pierna, comer lo justo y no exagerar, no fumar que altera mucho el pulmón, las coronarias, el colágeno. A mi siempre me preguntaban mis pacientes que qué es lo que tiene colesterol y yo siempre les contestaba que es muy fácil, que hacia todo lo que se le iban los ojos tiene colesterol, es decir, las salchichas, los chorizos, los chuletones, el marisco, pero no quiere decir que todo sea malo. Y, después de todo esto, para mi lo más importante de todo es amigos alegres, tristes los justos. Si uno te sale triste hay que ayudarle para que sea alegre. Uno no puede convertirse en el psiquiatra de los otros, que te cuenten toda su vida, todo lo negativo. Eso afecta mucho al corazón, produce arritmia, defecto de contractibilidad. Los amigos alegres son un tesoro, ya que te influyen muy positivamente al corazón, que se contrae con más fuerza. Eso está demostrado por la ciencia. Los amigos tristes ummm..., es que además ser psiquiatra gratis como que no. Es fácil cuidar el corazón poniéndole un poco de inteligencia.