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El valor de lo invisible

Todos hemos oído, y últimamente con un tono más elevado debido a situaciones como la de Grecia, que si los clientes de los bancos decidieran al unísono retirar todos sus fondos de las cuentas bancarias la quiebra sería cuestión de instantes

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  • Comercio. -

Aunque el dinero físico todavía persiste, y un buen fajo de billetes en el bolsillo del pantalón o la cartera siempre son sinónimo de tranquilidad, lo cierto es que es en el estado virtual donde se encuentra hasta el 90% de este concepto de intercambio que hace que cada día el mundo se agite en su búsqueda.

Todos hemos oído, y últimamente con un tono más elevado debido a situaciones como la de Grecia, que si los clientes de los bancos decidieran al unísono retirar todos sus fondos de las cuentas bancarias la quiebra sería cuestión de instantes.

Desprovisto ya de un respaldo en metales preciosos como el oro o la plata, de la única garantía que dispone el dinero para conservar su valor y ser el garante principal en el intercambio de bienes y servicios no es sino de la confianza que sus usuarios tengan en él. De ahí que “fiduciario”, literalmente dependiente de crédito o confianza, sea el adjetivo que acompaña en nuestros días a billetes y monedas.

Países como Dinamarca, referente universal cuando se expone el concepto de sociedad avanzada, plantean seriamente el cercano 2017 como fecha clave para que el dinero físico comience a ser un vestigio del pasado. Y es ya en 2016 cuando este país planea dejar de acuñar moneda.

Porque la utilización de estas técnicas para las transacciones es algo habitual en la sociedad moderna y un común denominador en pagos y recibos. La habitual transacción mediante una tarjeta viene ya de serie en la acepción de mercado y, por supuesto, puede considerarse la base del comercio electrónico. Se calcula que sólo en España el número de tarjetas supera los 67 millones.

Y si la tendencia del dinero físico es la desaparición, esto puede verse también reflejado en menor grado en lo físico del comercio. Con todo el capital disponible reflejado virtualmente, y pudiendo acceder a él mediante una conexión en tu propio hogar, se hace cada vez menos necesario poner el pie en la calle para cubrir las necesidades personales. Cualquier supermercado consolidado tiene ya su servicio online de compra, y plataformas como Picodi.es hacen posible que encontremos códigos de descuento para dichos establecimientos en las compras en línea.

Si atendemos a las opiniones de expertos en comercio electrónico como Emilia Polewka, y a la experiencia también hay que darle crédito, no queda sino adaptarse a esta tendencia mundial de comercio. Porque ha venido para quedarse.

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