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Al compás de Huelva

¿Discapacitados al paro?

La crisis se aposenta en la que todos conocemos como la imprenta de Aspapronias, instalada como ya apuntaba hacepocos días en una de las sedes de Aspapronias

Publicado: 04/11/2024 ·
10:31
· Actualizado: 04/11/2024 · 10:31
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  • Imprenta de Aspapronias.
Autor

J. S. Canales

Periodista onubense con más de medio siglo de carrera profesional y una gran dedicación a su tierra, autor de varios libros y reconocido con el Premio de Periodismo Ciudad de Huelva en 2008

Al compás de Huelva

Plasma la historia reciente de Huelva y toma el pulso de la actualidad onubense, además de ser un altavoz de las necesidades de la capital y la provincia

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A veces la burocracia se aparta un poco de la eficacia y, adentrada cualquier actividad laboral, como fue hace 25 años la creación dentro de la Asociación de Padres y Protectores de Personas con Discapacidad Intelectual, o Aspapronias, como es conocida en Huelva desde hace más de 50 años, resulta que algo que venía funcionando gracias a las ayudas laborales establecidas por la Junta de Andalucía para el Centro Especial de Empleo, por las ironías del progreso, la impresión de los libros ya no son negocios para esta actividad; bueno, y no solo los libros, sino los folletos publicitarios, los catálogos, e incluso las revistas, las memorias anuales y hasta las tarjetas de visita, se han decantado u optado por hacerlo vía telemática o Internet… La crisis se aposenta en la que todos conocemos como la imprenta de Aspapronias, instalada como ya apuntaba no hace muchos días en una de las sedes de Aspapronias en el Polígono de San Sebastian. Pero ‘la imprenta’ va tirando gracias a que tiene su domicilio -talleres y oficinas- en esa sede y a las ayudas y subvenciones que –insisto- recibe por parte de la Junta de Andalucía. Las cosas así, de pronto, aparece el fantasma de la discordia con tanto ímpetu y al parecer sin más salida, que el Centro Especial de Empleo se constituya en sociedad laboral, con lo que ‘la imprenta’, de momento, seguirá no se sabe hasta cuándo, al calor de las paredes de Aspapronias-madre, pero ¡ojo!, a tener que hacerlo con las ayudas y/o subvenciones de la Junta de Andalucía…

La imprenta ya había pensado, de cara al futuro y hacia la celebración de sus bodas de plata - caramba, qué ironía!- en la necesidad de ampliar el local, idea proyecto que aparentemente hay que descartar y afrontar un futuro incierto como ya está más que demostrado desde mucho tiempo antes de este verano, donde por tradición y falta de trabajo, lógico en este tipo de actividades, y con el agravante de que el cobro de la nómina inicia su peregrinaje y hoy, me temo, que ya va todo para los seis meses, aunque algún anticipo miserable ya ha sido como un caramelo envenenado para el niño cuando termina el curso y a lo mejor ya tiene que ir pensando en la Universidad. La verdad, ante todo me duele esta situación y esta falta de iniciativas o ayudas en favor de la imprenta de Aspapronias, ya que por lo visto, salvo estar bajo sus techos, no tiene nada más que ver con las forma en que nació justamente en el inicio del siglo XXI: ¡ironías de la vida, sí! Pero salvo algún movimiento sindical que ha hecho publica la situación en los medios, un poco secundando mi anterior punto de vista al respecto ya que conozco durante los años que presidí la institución y ya se respiraba cierto pesimismo ante ese progresivo descenso de encargos que generalmente ahora mismo suelen atribuirse a actividades de este tipo a eso que llaman las nuevas tecnologías de ¿la comunicación? La verdad es que me decepciona que esos cinco trabajadores con grados de discapacidad intelectual y dos técnicos puedan ¡¡¡ya!!! estar condenados al paro.

Las cosas así, e ironías aparte, me encuentro en la prensa un amplio reportaje que titula: “UNEI dispara un 35% su negocio en 2023 e incrementa su empleo un 16%”. Sí, cierto que una empresa andaluza con mayor integración de trabajadores con discapacidad de España cerró un ejercicio de 2023 que fija una nueva marca tanto en cifra de negocio como de empleo… Sí, insólito y cierto, ambas cosas a la vez porque rápidamente me acuerdo de la imprenta de Aspapronias, que no deja de ser un Centro Especial de  Empleo, aunque esa empresa para mí ejemplar y para muchos fuente de estímulo para mejorar situaciones como esta, cuya facturación creció un 35%, el mayor incremento registrado nunca por esta compañía que atesora 34 años haciendo posible  -ojo al dato y tomen ejemplo, aquí, en Huelva, a los niveles oficiales que sea- la integración social con la rentabilidad  no tienen precedentes…

La compañía a la que me refiero aparece como uno de los principales impulsores de la inclusión social y laboral con discapacidad  y que está impulsando la contratación indirecta de productos y servicios a empresas de iniciativa social que también están inmersas en ese campo laboral tan especial, un tanto relegado en Andalucía y por supuesto en Huelva. Sí, hace falta imaginación, porque aunque a muchos les parezca ingenua la comparación, esta empresa supera los 1.500 empleados, el 85% con discapacidad. Sí, habría que comparar el número de personas que atiende ahora mismo Aspapronias  y las que allí trabajan y comprobar que ante este ejemplo tan cercano en la materia puede constituir la base para garantizar la supervivencia de esa casi familiar imprenta que empezó con nueve trabajadores discapacitados y cuatro técnicos o monitores. Sí, a quien corresponda, que cuando se quiere hay dinero y ayudas para estas situaciones y no pongo ejemplos porque ahí sí que todavía se hacen peor las cosas.

 

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