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El sitio de Cádiz fue el más largo junto al de Leningrado, según un estudio

El asedio napoleónico de Cádiz fue el más largo de la edad contemporánea, junto al sufrido por Leningrado en la II Guerra Mundial.

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  • Manuel Moreno -
El asedio napoleónico de Cádiz fue el más largo de la edad contemporánea, junto al sufrido por Leningrado en la II Guerra Mundial, y la ciudad andaluza vivió una batalla “tan dramática como Austerlitz o Waterloo”, aseguró a Efe el profesor de la Universidad de Sevilla Manuel Moreno Alonso.

Especialista en el exilio liberal y el periodo napoleónico y biógrafo de José Bonaparte, Moreno Alonso ha publicado La verdadera historia del asedio napoleónico de Cádiz. 1810-1812 (Sílex), con motivo del bicentenario del sitio.

En este volumen de mil páginas explica cómo la Guerra de la Independencia se ganó porque Cádiz no se rindió, cómo la de Cádiz fue la única batalla perdida por Napoleón en España, junto a Bailén, y cómo esta resistencia
permitió promulgar la Constitución de 1812 y liquidar el Antiguo Régimen.

El profesor ha destacado de su libro el capítulo de un centenar de páginas en las que trata de explicar por qué al cerco de Cádiz no se le ha concedido la importancia histórica que tiene y “cómo se fue diluyendo” desde el mismo final de la Guerra de la Independencia por razones políticas del momento.

Los treinta meses que duró el asedio no sirvieron para mitificarlo, como sucedió, según Moreno Alonso, con las ciudades de Girona y Zaragoza. “Como Cádiz no sucumbió ni fue una ciudad mártir, no recibió los laureles de la gloria”, afirma.

Tampoco trascendió que Cádiz, con más de 175.000 habitantes, muchos de ellos refugiados, superara la población que en ese momento tenían Madrid o Barcelona, ni que esa población se implicara en la defensa, lo que, según el historiador, "alentó la idea de 'pueblo'" que, en la Constitución de 1812, se llamaría "nación de ciudadanos".

Sin embargo, "nunca sucedió nada comparable" en Europa porque "en el conjunto de las campañas napoleónicas fue la única defensa militar que resultó infranqueable a la voluntad del emperador".

El sitio de Cádiz "condicionó toda la guerra entre 1810 y 1812", y sin esta resistencia "no sólo la guerra hubiera tenido un desenlace diferente, sino también el destino de la nación", según el historiador, que también ha descrito cómo el cerco propició que Cádiz se convirtiera "en un hervidero de ideas, de planes, de empresas, de designios y de debates".

Moreno Alonso ha recordado que Marx, ante estos hechos, dijo que en Cádiz "hubo ideas sin acción" y "en el resto de España, acción sin ideas", mientras que el abate de Pradt designó a la ciudad andaluza como el "boulevard de la liberté".

No obstante, ha matizado lo de ausencia de acción al describir el asedio como "una larguísima batalla, continua, rutinaria, inacabable, desesperante de gran desgaste" y en que convirtiera "el camino de Irún a la Isla de León en la columna vertebral de la dominación napoleónica de España".

Sobre la batalla, Moreno Alonso ha señalado que se conservan documentos oficiales ingleses y franceses, de ambos bandos, instando a acabar con el derroche de pólvora que suponía el alarde artillero, que en algunos meses supuso un gasto insostenible para ambos bandos por un cañoneo tan permanente como inútil, por lo inasequible de los objetivos sobre los que se disparaba.

"La ciudad más antigua de Europa sufrió el asedio más largo de toda la guerra", según Moreno Alonso, quien ha señalado que Cádiz, pese a su actividad política e ideológica, "no fue una Numancia feliz" y que hubo periodos en los que "la psicosis se apoderó de los vecinos de la ciudad", cuyo censo, trazado con carácter castrense, ha podido estudiar, al haberse conservado en el Archivo de Indias.

El historiador ha destacado la paradoja de que "las Cortes y la Constitución" hayan sido "los únicos acontecimientos capitalizados históricamente" de ese periodo cuando "ninguna otra acción tuvo consecuencias tan determinantes, por sus repercusiones militares y políticas, como el fracaso del asedio francés".

De ahí que, por encima de las Cortes, Moreno Alonso destaque el papel histórico de la Junta Central, que organizó la resistencia y nombres como los de Saavedra, Castaños y Escaño, artífices de la defensa de Cádiz.

También el del almirante Cayetano Valdés, gobernador de la ciudad y quien proclamó 'la Pepa', completamente olvidado desde el momento de su muerte -su nombre se grabó "a navaja" sobre la lápida de su enterramiento-, señaló el historiador.

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