El Centro de Artes Escénicas Entre Bambalinas se encuentra estos días inmerso en la vorágine que supone estrenar en pocas jornadas una versión musical del clásico de William Shakespeare ‘Romeo y Julieta’.
A la complejidad de la obra hay que sumar el reto de conjugar las distintas disciplinas que se imparten en la escuela para crear un musical que cambia la estética del Medievo por el ‘steampunk’, un estilo basado en la Revolución Industrial y en la época victoriana de la segunda mitad del siglo XIX.
Ángel Manzano, director de la Escuela, se muestra satisfecho de haber creado “algo propio, muy nuestro”, con esta adaptación basada en un musical de producción francesa y en la traducción al castellano de la obra original del escritor inglés de 1597 realizada por Ángel Luis Pujantes. “Lo que hemos hecho es mantener el verso libre -explica-, porque nos parecía precioso poder trabajarlo con los alumnos, y hemos cambiado la estética del Medievo basándonos en el ‘steampunk’, que visualmente cobra más riqueza, es más llamativo, una explosión de color y una invitación a los sentidos” .
Las canciones, de estilo pop rock, van de la mano de esa estética que el director ha querido imprimir al musical, haciendo una fusión para “acercar el teatro clásico al público moderno, y qué mejor manera de darle ligereza al texto. La obra original dura tres horas -apunta- y la hemos adaptado a dos horas para que el ritmo sea atronador. Pasan mil cosas en dos horas que cambian radicalmente la vida de todos”.
Como cierre de curso de Entre Bambalinas, la Escuela, que representará otros dos musicales en las siguientes semanas, combina las disciplinas de Teatro Musical Adulto con Baile Moderno Adulto, Juvenil y Hip hop, además de incluir lucha escénica y pelea con esgrima.
En total serán 52 alumnos los que participen en las dos funciones previstas para el 9 y el 10 de junio a las 20.30 horas en el Teatro Municipal Vicente Espinel.
De hecho, el director está trabajando con dos repartos distintos, uno actuará el viernes y el otro el sábado, lo que implica casi “crear dos obras, porque cada actor te da un juego distinto, lo que le viene bien a uno le viene mal a otro, y tienes que adaptarte, hacer movimientos y montar dos obras distintas al mismo tiempo”.
Ángel Manzano destaca la variedad de personajes “con muchas capas para trabajar con los alumnos, siempre intento que los personajes no sean estereotipos, que les busquemos siempre las dos caras que toda persona tiene”. “En una obra musical abrimos un abanico y vemos otras caras por medio de las canciones, de los acordes, de la música, obtenemos una información distinta que en una obra textual”, asegura.
El responsable del musical se ha permitido hacer una adaptación, cambiando las cuatro últimas páginas de la obra original “por una cuestión de empatía hacia los personajes. El trabajo de un director es jugar con las emociones y los sentimientos del espectador en todo momento y que no dé nada por sentado y sienta que tiene ese poder de evitar que ocurra y se masque la tragedia”.
En los días previos a la representación, la Escuela realizará una actuación al aire libre por las calles de Ronda.
Colaboración de expertos
La Escuela ha contado a lo largo del proceso con la colaboración de varios ‘coaches’ profesionales de distintos ámbitos que les han ayudado en el montaje. A nivel vocal y musical, han estado presentes María Villalón y Nazario Guerrero; en expresión corporal Gracia Codes; en cohesión de grupo Germán Fornet, secretario de la Asociación Serranía Diverxa; y en lucha escénica, Emilio Martínez, profesor de la Escuela Superior de Arte Dramático de Málaga.