Los diferentes procesos electorales que hemos tenido en los últimos tiempos nos están demostrando que las tendencias cambian, también en el voto.
Estamos pasando del voto fiel y rehén de ideologías, a un voto liquido sin miedo a cambiar de un proceso electoral a otro, pasamos del voto de recompensa o de castigo, al voto de confianza en la legislatura, donde se empieza ha analiza resultados de gestión, aunque esto en la ciudadanía fuese una quimera en procesos electorales anteriores.
La llegada, éxito y fracaso de las nuevas olas, crearon ilusión pero también más desafección hacia los políticos, que no hacia la política, ésto Junto con las nuevas hornadas de electores han hecho llegar un nuevo voto flotante no sujeto a compromisos ideológicos insalvables hace unos años, el voto liquido, un voto que necesitará los partidos de ir a su conquista en los próximos comicios electorales de mayo dado la nivelación de los dos bloques que se disputarán prácticamente todos los grandes ayuntamientos.
El bipartidismo ha vuelto para quedarse, por igual en las diferentes administraciones, por ello los partidos deben afinar en sus estratégicas electorales para atraer electores, y con ellos, los votos que les de vencedores en los diferentes comicios electorales. La llamada al voto útil será una herramienta utilizada por el bipartidismo para atraer votos ideológicos en un intento de aunar votos dispersos que se queden en el sueño de los justos y que solo sirvan para desequilibrar fuerzas.
Conectar con el votante ha pasado a ser una situación compleja, estudiar al mismo en sus niveles individuales y grupales para poder desarrollar los proyectos y hoja de ruta en política mediática que los convenzan es el objetivo de politólogos y sociólogos. Saber sus necesidades, prioridades o preferencias es un pilar necesario y básico para dicho fin.
Hoy nada esta dicho hasta el recuento del último voto, vemos que candidatos que salen en desventaja en las encuestas terminan ganando elecciones gracias a la volatilidad del voto y las decisiones del electorado de última hora de cambiar la abstención por de votar a uno u otro candidato en pugna electoral.
La entrada de jóvenes electores nacidos en Democracia es otro factor que ha hecho cambiar las viejas tendencias y suelos electorales, ciudadanos más formados académicamente y alejados en la historia de aquellas luchas de clases que dividían a la izquierda de la derecha, ambas más moderadas excepto la irrupción de nuevas olas de radicalismo que terminarán siendo residuales como así han venido siendo hasta su resurgimiento interesado de unos y otros con miradas al pasado.
Un voto que necesitará de muchos análisis para poder convencer de la bonanza de votar a este o aquel partido político, un voto que se traspasa sin complejos de unos comicios a otros, un voto que habrá que ganar con hechos y no con palabras.
* Antonio Conde Argudo, presidente de la asociación de politólogos de Andalucia. ( PoliticAnd)