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Valencia

Ford Almussafes, a la espera de la decisión de Detroit

La supervivencia de la planta de Ford en Almussafes no está garantizada, pese al acuerdo alcanzado por parte de la UGT y la dirección de Ford Europa

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La supervivencia de la planta de Ford en Almussafes no está garantizada, pese al acuerdo alcanzado por parte de la UGT y la dirección de Ford Europa. Un acuerdo que consiste en congelar salarios, no en reducirlos un 10% como pedía la firma automovilística. El resultado de ese acuerdo es que se va a permitir a la planta valenciana continuar en la lucha con una de las factorías que la compañía tiene en Alemania, para ver cuál de las dos sobrevive, en vez de eliminarla ya directamente como se temían ayer en Almussafes.  Es decir, no nos han eliminado directamente, pero la central de Detroit, Estados Unidos, puede hacerlo un poco más adelante.

La clave está -según apunta una fuente conocedora del mundo de la industria automovilística- en quién manda realmente en la compañía, si los ingenieros o los financieros. Para los primeros, Valencia es más competitiva porque sólo contemplan los aspectos industriales (calidad, coste, flexibilidad). Pero si se incluyen los aspectos logísticos, la factoría alemana de Saarlouis nos gana.

El factor clave que encarece la producción aquí es la ausencia de un Corredor Mediterráneo que ayudaría a reducir costes. Y Ford, después de años de promesas, podría haber consumido su confianza (apunta esa fuente) en los distintos gobiernos españoles desde Rodríguez Zapatero (a quien el director general de Ford visitó en 2010) hasta la actualidad. Dos años después de aquella visita, la compañía cerró una planta belga que competía directamente con la valenciana.

Tras el acuerdo de ayer, lo único seguro es que seguimos en el concurso. Y que Ford suele tomar sus decisiones más traumáticas dos años después de cuando estalla la crisis. Para entonces puede haber un gobierno de otro color político en la Generalitat. Ximo Puig seguramente tiene muy presente estos días lo que supuso para toda una comarca valenciana el cierre de la siderurgia de Sagunto, que le estalló en la cara al Consell de Joan Lerma, de quien Puig fue mano derecha en Presidencia.

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