Que no se te haga tarde

Siempre estamos deseando que lleguen estas fechas. Sacar los adornos y montar el árbol en casa. Salir a la calle, pasear y ver las luces dando vida a la ciudad. Hacer las compras. Que las calles estén rebosantes y radiantes de felicidad porque el espíritu navideño las ha invadido.  Reencontrarnos después de tanto tiempo con nuestros familiares, amigos y seres queridos. Siempre llegamos a final de año con ilusión por que comience un nuevo año y recordando todo lo que hemos vivido en el año que dejamos atrás. Pero parece mentira cómo han cambiado nuestras vidas en tan solo un año. ¿Quién nos lo iba a decir? ¿Quién no está deseando dejar atrás el 2020? Un año en el que hemos perdido mucho y creo que también aprendido la lección. Porque a veces basta que nos lleguen situaciones así para que aprendamos a valorar lo que de verdad importa. Porque tenemos suerte de vivir donde vivimos y tenemos que dar gracias por cada día nuevo que la vida nos regala. La situación ahora mismo es la que es, ojalá no hubiéramos llegado a estos extremos para darnos cuenta de que tenemos que querer como si fuera el último día, sonreír y hacer de la risa la mejor medicina y ser felices haciendo lo que más nos gusta porque tal vez mañana, sea tarde.