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La madre de Alba recibió ?impasible? su muerte cerebral

La madre de Alba recibió ?impasible? la noticia de que su hija se encontraba clínicamente muerta debido al golpe que había sufrido en la cabeza, e instantes después, una vez detenida, se echó a dormir en cuanto la dejaron en el calabozo, según explicaron ayer los mossos que la arrestaron.

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  • Tras ser detenida, se echó a dormir en cuanto la dejaron en el calabozo

La madre de Alba recibió “impasible” la noticia de que su hija se encontraba clínicamente muerta debido al golpe que había sufrido en la cabeza, e instantes después, una vez detenida, se echó a dormir en cuanto la dejaron en el calabozo, según explicaron ayer los mossos que la arrestaron.

En el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra la madre de Alba, Ana María C, y su pareja por la paliza que dejó a la pequeña incapacitada en marzo de 2006, declararon ayer varios de los agentes que intervinieron en la investigación. 

También declaró ayer el hermano de Francisco Javier P, a quien la hija del procesado contó esa misma noche, mientras los acusados estaban en el hospital, que Alba se había caído de la cama.

Aconsejado por un abogado una vez que se habían producido las detenciones, el hermano del presunto maltratador decidió grabar en vídeo las explicaciones de la niña, de seis años, un documento que ha aportado al juicio.

La grabación de Maite, cuyo testimonio será finalmente una de las claves del juicio, se reproducirá ante el tribunal junto a otra declaración que la niña efectuó ante el juez instructor en la que la menor incriminaba a su padre en los maltratos.

Uno de los interrogatorios más esperados del día era el del padre biológico de Alba, Álvaro Caldas, quien ha asegurado que la niña nunca le habló de los maltratos que sufría y que incluso, cuando se rompió el brazo, le dijo que se lo había hecho cayéndose de la cama.

Según el relato de Caldas, que en los últimos meses había estado con su hija sólo en una ocasión, el fin de semana en que Alba fue apaleada había quedado con Ana María C. en que se llevaría a la niña, pero la procesada nunca la condujo al punto de recogida que habían acordado en Terrassa (Barcelona).

Mientras esperaba sin éxito, Álvaro Caldas telefoneó varias veces a Ana María C. para saber qué sucedía y en una de esas llamadas logró hablar con Alba, que le dijo que “ya estaba bien del bracito”.

Cuando, harto de esperar, Álvaro Caldas regresaba hacia su casa en Fraga (Huesca), la procesada aceptó llevarle a la niña, pero él resolvió que era demasiado tarde y que debía regresar, una decisión que a Alba le costaría casi la vida.

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