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Lunes 20/05/2024  
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Málaga

José Luis Puche, Jesús Zurita y Victoria Maldonado: nuevos 'inquilinos' de Casa Sostoa

La casa de Pedro Alarcón, quien abrió hace tres años las puertas de su hogar para dar más visibilidad a los trabajos de los artistas, tiene unos nuevos inquilinos. En Casa Sostoa se reúne la factura más reciente de José Luis Puche, Jesús Zurita y Victoria Maldonado

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Esta nueva apropiación del espacio se aglutina, por un lado, bajo el título Golpe y dejadez, con el que José Luis Puche ha dado un golpe “percutido” a su serie de dibujos, en los el lápiz es una baqueta para “huir de esa parte técnica clásica” en pro de trazos menos resolutivos a nivel formal.

El creador malagueño ahonda en la poética de lo cotidiano a través de unos simples blíster de pastillas, los cuales los dispone como “barajas de cartas”; un juego de dignificación de estos productos de desecho.

Un gran mueble de salón acristalado con doce vanos ha sido intervenido por sus manos, con las que ha “dilatado el espacio” apropiándose de una técnica barroca utilizada por el propio Rubens. Así, en Luverne, el carbón graso le aporta ese “grado de imprecisión deseado”.  

En definitiva, las composiciones de Puche representan una reivindicación del dibujo, “tan válido como la pintura”. “Ambos constituyen un ejercicio científico y razonado de un proceso creativo”, apostilla.

A Jesús Zurita, que no exponía en Málaga desde el año 2010 en el desaparecida galería Alfredo Viñas, le ha tocado la dejadez, que ha plasmado ex profeso en dos grandes paredes de 2,5 por 2,5 metros de materia orgánica, formas quebradas de decrepitud y mucha vegetación.

El autor explica que la naturaleza es un tema recurrente en su obra, pero “no como camino”, sino más bien una forma de acercamiento al ser humano. Para este gran muralista, la figura humana es como un “tótem”, del cual se siente más cómodo si “está oculto”.

El tercer proyecto de Casa Sostoa descubre, además, a una joven promesa del arte contemporáneo. Victoria Maldonado ha convertido el dormitorio de invitados en un laboratorio científico frío y aséptico de entomología.

La fragilidad y delicadeza de la porcelana se someten a un proceso técnico y conceptual en Labra perfida. La esculturas nacidas de este proceso de desarrollo natural de la obra son el esqueleto, restos fósiles, “la piel de todo ese proceso”.

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