Un grupo de tenderos del rastrillo de la Alameda Vieja ha protagonizado una protesta ante el Ayuntamiento después de que en las últimas semanas se les haya instado en reiteradas ocasiones a dejar de vender ropa y calzado en este popular mercadillo de los domingos.
Los manifestantes reconocen que ha sido habitual que desde el Consistorio se les haya venido recordando año tras año que el rastrillo debe dedicarse a la compraventa de artículos antiguos, usados o de artesanía. Sin embargo, aseguran que normalmente se les ha permitido mantener la venta de ropa. Sin embargo, desde el inicio de la presente temporada las llamadas al orden parecen ser ya una constante y suelen acompañarse de la advertencia de la retirada de la licencia en caso de que no se atienda esta instrucción.
Este ha sido el motivo que ha llevado a un grupo de tenderos a protestar ante el Ayuntamiento, instalando sus puestos en plena calle Consistorio.
Las portavoces de este colectivo defienden la venta de ropa y calzado asegurando que en todos los casos se trata de objetos que han sido donados previamente por familiares, vecinos y amistades con el objetivo de que puedan venderlos en el rastrillo de la Alameda Vieja y de este modo lograr unos ingresos extraordinarios que les permitan llegar a final de mes.
Según estas portavoces, la práctica está ya bastante extendida entre las personas que domingo tras domingo instalan sus puestos en la Alameda Vieja, hasta el punto de que "aproximadamente el 40 ó el 50 por ciento" ofrece al público ropa de segunda mano.
Recuerdan además que muchos de los tenderos precisan de esta actividad para "complementar" las ayudas que perciben dada su situación de desempleo e incluso salarios que no cubren sus necesidades familiares. De hecho, explican que buena parte de la semana la dedican a visitar domicilios particulares en los que recogen el género que allí se les ofrece precisamente con la intención de ayudarles.