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Pacheco: “La maldad política y la obsesión es implicarnos en esto”

El juicio por el ‘caso Casa del Rocío’ queda visto para sentencia tras tres semanas de sesiones. “Aquí no están los autores”, señala el exalcalde, situando en la diana al Gobierno del PSOE de Pilar Sánchez y al entorno de sus técnicos y delegados

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  • Pedro Pacheco en el juicio -

El juicio por el Caso ‘Casa del Rocío’ quedó ayer visto para sentencia una vez presentados los informes de los últimos abogados de las defensas de los diez imputados y el uso de su derecho a la última palabra, el cual solo ejerció el exalcalde Pedro Pacheco. Tenía ganas de seguir explicándose. Ayer, una vez más, el histórico andalucista, para quien el fiscal pide seis años de prisión, aseguró que detrás de su imputación y la de sus técnicos, delegados y el hermano de la Hermandad del Rocío entre 2006 y 2007 está la “maldad política”. Acto seguido, criticó que “curiosamente” en el banquillo de los imputados “no estén los titulares posibles”, refiriéndose así a los “autores” de la “extraña modificación de crédito de casi 4 millones” que llevó a Pleno el PSOE de Pilar Sánchez tras ganar las elecciones municipales de 2007. “Yo no tengo amnesia”, dijo para luego criticar que la exalcaldesa socialista en su declaración como testigo por videoconferencia desde la cárcel de Alcalá de Guadaíra “no se acordara de nada” pese a que tras cesarlo en marzo de 2007 y romper el pacto PSOE-PSA “me arrojaron de la GMU, donde entraron como elefantes en una cacharrería”  con el objetivo de “destrozar por destrozar”.


Una “obsesión”, la de Sánchez, contra él y sus técnicos y delegados, según dijo, que les llevó a “apartar” las facturas de las obra de los Planes Especiales -con las que presuntamente se iba a pagar la reforma de la Casa del Rocío- “deprisa y corriendo” en noviembre de 2007, a 15 días de celebrarse el Pleno para reconocerlas,  y a “fabricar la denuncia”. A este respecto, no dudó en denunciar que los “autores” de estos hechos “vengan como testigos y como corderitos mintiendo de forma desaforada”  y reivindicó que la política debe servir “para resolver conflictos y no para provocarlos”. “Cuando la maldad se apodera de la política surgen los conflictos, y maldad es intentar implicar en esto a nosotros y a una hermandad de más de 80 años”, apostilló.


Asimismo, Pacheco, que cumple condena de cinco años y medio en Puerto III por el Caso ‘Asesores’ desde hace año y medio, defendió que actuó “dentro de sus competencias” como vicepresidente de la GMU en enero de 2006 atendió en una reunión a la Hermandad del Rocío para pedirle ayuda para festejar su 75 aniversario y ejecutar obras de mejora en la Casa de Almonte. En dicho encuentro, como reiteró, les dijo que “ya sabían cuál era el camino”, porque esta agrupación religiosa “ya había pedido subvenciones” y le ofreció ayuda técnica del arquitecto municipal “porque es un buen rociero”.



Salvando esta reunión, como resaltó ayer, ni en la instrucción ni en la vista oral ha visto “ningún mandamiento, orden de pago o acta de otra reunión sobre las obras del Rocío donde esté yo”. ¿Qué cosa tan rara, no?”, se preguntó en la sala.   Acto seguido, y visiblemente indignado,  dejó claro que cuando en el verano de 2006 fue a la Aldea con 17 personas más entre hermandades,  y hosteleros “no fuimos para montar una conspiración criminal” sino para “comer, beber y ver el ambiente”.
Fue entonces cuando el exalcalde comparó las acusaciones de Fiscalía  cuando concluye con que en esa visita “discutieron como se iban a pagar las obras” con la trama del libro “Viaje a la Aldea del Crimen” de Ramón J. Sender. 


Tampoco pasó por alto el “metarrelato político” en el que, en su opinión, incurrió el fiscal en la exposición de su informe de conclusiones, así como la forma en la que el representante del Ministerio Público se dirigió a algún testigo cuando le preguntó si militaba en el partido del PSA, no haciendo lo propio con otros que han declarado del Gobierno local de Sánchez . “Repito, soy inocente”, fueron sus últimas palabras.

Cosano, protagonista
Antes que Pacheco, el protagonista del día fue el abogado Pedro Cosano, que defiende al técnico  municipal José Agüera, que sustituyó  a Luis Cruz por una baja por enfermedad de marzo a julio de 2007 al frente de la GMU y para quien el fiscal pide cinco años y diez meses de prisión. Como anillo al dedo le venía el estribillo de una sevillana rociera que repasó -“cinco años sin verte, cinco años dolorío”- para ilustrar casi dos horas de intervención, en las que criticó las “contradicciones” y los  “bailes de fechas” que rodean  a un caso en el que la razón de de ser de la imputación de su representado, como dijo,  radica en unas manifestaciones de José Grimaldi, el contructor de la obra también procesado, que lo sitúa en una reunión con el responsable de Recursos Humanos de la GMU, también en el banquillo y con él, en la que según su testimonio se decide que se falsifiquen facturas a nombre de diferentes empresas. Ningún testigo, resaltó Cosano, ha mencionado a Agüera más en la vista oral.


¿Por qué de esa reunión se imputó al tesorero y al gerente de la GMU y a un arquitecto municipal cuya causa luego se archivó en la instrucción?Cosano no se andó con chiquitas. “El hermano de este señor (por el arquitecto) ocupaba con razón de interinidad una plaza en la Fiscalía Anticorrupción. Y eso no es serio”, dijo. ¿Se está usted dando cuenta que está imputando un presunto delito?, le replicó la juez. “Sé la gravedad y asumo las consecuencias. He dado un dato objetivo”, sentenció el letrado ante el revuelo de la sala.

 

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