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Guadabajaque quiere que se plante cara a los robos

Los vecinos reclaman más presencia policial y se plantean la contratación de vigilancia privada

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  • Un afectado muestra el lugar por el que entraron los 'cacos'. -

Los vecinos del entorno de Guadabajaque están hartos y alarmados. Hartos porque desde hace años vienen padeciendo periódicamente robos, tanto en domicilios como en vehículos; y alarmados, porque en las últimas semanas se vienen produciendo allanamientos de morada y robos con mayor frecuencia protagonizados por ciudadanos de origen rumano, según apuntan los afectados.

Si bien los robos se han venido produciendo en prácticamente todas las urbanizaciones entre la Laguna de Torrox y el campo de golf, son ahora los vecinos de una urbanización concreta los que están padeciendo en mayor medida este problema, por lo que ya han puesto el grito en el cielo. Y es que, en poco menos de un mes se han contabilizado media docena y todos, con el mismo modus operandi: en horario de mañana, a plena luz del día, y aprovechando que los moradores se encuentran fuera de sus domicilios para poder actuar sin prisas.

Los últimos robos, esta misma semana, han provocado que la Policía Nacional haya incrementado su presencia en la zona, con un vehículo de la brigada de Seguridad Ciudadana patrullando las calles con mayor frecuencia que antes. Así y todo, los vecinos consideran que no es suficiente, ya que Guadabajaque es muy amplio, por lo que ya han pedido presupuesto a varias empresas de seguridad privada para instalar sistemas de vigilancia que, al menos, sirvan para intimidar a los cacos.

 

Miedo entre los vecinos

“Hay un poco de psicosis. Algunos no quieren ni salir de casa, no vaya a ser que les entren”, afirma el presidente de la comunidad de propietarios afectada, que, al respecto, comenta que “el otro día estaba poniendo en los buzones una nota para una reunión y casi todos los vecinos salían preguntándome si es que pasaba algo”. 

Al respecto de los robos, el presidente vecinal apunta que los ladrones “aprovechan para saltar la valla, y una vez en el patio, van a la cancela que da a la cocina, rompen el candado y con una palanca entran por la puerta. Luego la cierran y ya se llevan lo que les da la gana. Siempre hacen lo mismo”, afirma, que indica que “intuimos que nos vigilan, porque el último intento de robo fue a las tres menos cuarto de la tarde, justo cuando acababa de salir el propietario para ir a trabajar”. Afortunadamente, una vecina se dio cuenta de que dos personas “morenas y de aspecto corpulento” habían saltado al patio, después de haber advertido que un coche extraño se encontraba aparcado en la puerta de su domicilio.

“Les he tenido que pedir a mis padres que se queden unos días aquí, porque no me fío de dejar la casa sola”, explica Lola, la afortunada propietaria, a la que su vecina avisó antes de que le entraran a robar. “Tuvieron la cara dura de decirle que venían a la piscina”, indica indignada mientras señala las huellas que dejaron los ladrones al saltar la valla.

Este hecho, el que actuen a cara descubierta y a plena luz del sol, hace en principio descartar a la Policía de que se trate de una banda organizada, al estilo de las procedentes de Europa del Este. Esto no quita para que sí lleven un control de todo, ya que han demostrado que conocen a la perfección las horas en las que los propietarios se encuentran o no en sus casas, lo que significa que llevan un seguimiento concienzudo de cada uno de ellos, pero no sólo de esta urbanización, sino de otras muchas.

De hecho, un par de horas después del intento frustrado en casa de Lola, vecinos de otra urbanización próxima denunciaban un robo en su casa, lo que apunta a que fueron las mismas personas. “Son urbanizaciones golosas, por lo bonitas que son y por la zona en que se encuentran”, señalan  fuentes policiales al respecto de las preferencias de estos sujetos.

La última vecina víctima de un robo fue Eva, el jueves de la semana pasada. Cuenta que ella siempre suele estar en casa, pero que la semana pasada estuvo unos días fuera. “Cuando llegué, a eso de las tres, me encontré con que la puerta de la calle estaba abierta y mi perro fuera. Al principio pensé que mi marido se la habría dejado abierta sin querer al irse a trabajar, pero cuando entré con mi hijo y vi que en el salón faltaba la Wii, ya me di cuenta de que habían entrado a robar”.

Efectivamente, los ladrones habían accedido por la puerta de la cocina, previo desmontaje de la cerradura. De ahí al salón y luego al piso de arriba, donde entraron a todos los cuartos. “Tuvieron que echarle tiempo, porque estaban todos los cajones abiertos... Vamos, que fueron minuciosos, aunque eso sí, destrozos no me hicieron”, explica. Finalmente, además de la videoconsola y de todos sus complementos (mandos y juegos), los ladrones se llevaron el reproductor de dvd, un portátil, unas gafas de sol y las joyas. Curiosamente no se llevaron el televisor. “Sería porque vieron que el TDT no lo tiene incorporado”, bromea Eva, que así y todo, no está para muchas bromas. “La verdad es que da pánico pensar que si hubiera llegado a casa un poco antes me los habría encontrado dentro”, afirma.
 

Lo más sangrante del asunto es que dos días después del suceso, el pasado sábado, “los vimos por aquí. Eran tres rumanos, en un coche oscuro, y de vez en cuando se iban asomando por las vallsa para ver si había o no gente en las casas”, explica Eva que, no obstante, cree que aprovechan una loma que hay justo enfrente de la urbanización para vigilarlos.
 

Para más inri, una de las calles, cuando cae el sol, está a oscuras, ya que las farolas han sufrido robo de cableado. “Nos da miedo también por eso, aunque la verdad es que de noche esto es muy tranquilo y vemos difícil que entren, porque los oiríamos enseguida”.
 

“Pagamos impuestos de alto standing, pero tenemos servicios de suburbios”, critica Antonio, otro vecino, al respecto de los apagones en el barrio y la escasa presencia policial. Por eso, el pasado jueves los vecinos ya se reunieron en asamblea para tratar el asunto y plantear la instalación de mayores medidas de seguridad en la urbanización.

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