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Señor Bono... ¡Por favor!

Artículo de Antonio Maldonado

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He estado escuchando, con bastante atención, una entrevista hecha al Señor Don José Bono Martínez, político de profesión y en la actualidad presidente del Congreso de Diputados. Bueno, tampoco hay que dar muchos más datos. Todos lo conocemos más o menos.

El grado de estupidez con que indirectamente nos ha calificado a todos los ciudadanos de este país y parte del extranjero, es ya demasiado. Escuchándolo hablar, da la impresión que al terminar la entrevista y una vez asegurado de que están bien cerrados los micrófonos, habrá dicho a la entrevistadora. “¡Como me he quedado con el pueblo!”.

Y digo esto tan tranquilo porque da la casualidad que tenía en mi mesa, cuando le escuchaba, una copia de la teórica Declaración de Bienes y Rentas de Diputados, -la suya por supuesto-, que ha debido presentar en el Parlamento para su pública difusión y que, como es lógico, demuestra que a este Señor Bono, político profesional, ¡no vea como le ha ido en su trabajo! Bueno, a este y a muchos más, pero los otros no hablan con el cinismo con que he escuchado a este señor.

De momento, y si a alguno de ustedes, queridos lectores, también les ha dado por sacar una copia de su declaración, añadan a la primera casilla, que está en blanco, la friolera de unos 180.000 euros, ¡30 millones de las antiguas pesetas para los de mi edad! Que percibe de sueldo por su “trabajo” en las Cortes, más, gastos de taxi, dietas, teléfono, coche oficial, etc... etc… además de unos 40.000 euros que cobra de “otras cosillas”. ¡Pero el hombre es gastosillo, ya que “solo” tiene en bancos y cajas unos 40.000 eurillos!

Total, que con sus por encima de 1.700.000 euros que tiene en total, sería uno de los que tendrían que pagar “Impuesto sobre el Patrimonio”. Pero que conste que no declara lo que tiene a nombre de Sociedades, de sus hijos, de su antigua esposa (está divorciado) y que ya se cuidarán sus asesores fiscales de tenerle controlado...
Y conste que me expongo a ser desde ahora –como él dice- uno más de los maledicientes que hable en público de la “buena suerte” que ha tenido este señor en la vida.

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