Cientos de linenses dieron su último adiós al militar fallecido el pasado viernes en Haití
Cientos de personas se habían congregado ayer en la céntrica Plaza de la Iglesia para recibir los restos mortales del militar Eusebio Villatoro Costa, caído en acto de servicio y acción humanitaria el pasado viernes en Haití. Aplausos recibieron al coche fúnebre, que iba flanqueado por otro vehículo en el que viajaba la familia del fallecido. Madre, esposa y familiares se hallaban rotos de dolor por el repentino fallecimiento del joven y también el público asistente.
Los restos mortales del linense, cubiertos con una bandera española y con su gorra, fueron llevados a hombros de sus compañeros hasta situarlos frente al altar mayor del templo parroquial, donde no cabía ni un alfiler. Además de la familia y conocidos del joven, el equipo de gobierno municipal, con el alcalde, Alejandro Sánchez a la cabeza, estaba representado en pleno, así como los partidos de la oposición. También ocupaban los primeros bancos representantes civiles y militares de la comarca del Campo de Gibraltar, así como los responsables de la Policía Nacional y Guardia Civil.
Sentida recordatoria
El silencio en la iglesia de podía cortar, como consecuencia del dolor de los asistentes a la Eucaristía por la muerte del militar.
La función religiosa fue oficiada por el párroco de la iglesia Pío X, el padre Rafael Pinto, junto a quien se encontraba el arcipreste de la ciudad, padre José Valenzuela.
En la Homilía, el padre Pinto realizó una sentida recordatoria del militar y también tuvo palabras de ánimo y pésame para sus familiares.
Después, antes de finalizar la misa funeral, el alcalde impuso la Medalla de Oro de la Ciudad al féretro de Eusebio Villatoro, que fue recogida por sus familiares. Un Pleno Extraordinario celebrado por la mañana aprobó la imposición de la Medalla por unanimidad.
Con posterioridad, el padre Valenzuela, antes de cerrar el acto, tuvo unas emotivas palabras para el fallecido. “Cuando se nos van personas como esta, parece que La Línea es menos La Línea, pero sabemos que están en la casa del Padre”. Al mismo tiempo “nos enorgullecemos por el fruto que él y sus compañeros estaban dando en ese servicio humanitario”, destacó el párroco, antes de pedir un aplauso para el joven militar, que se prolongó durante casi un minuto.
Con el mismo silencio que reinó en el templo parroquial durante toda la función religiosa, tras el pésame de varios asistentes a los familiares del fallecido, sus restos mortales fueron de nuevo portado a hombros por sus compañeros, hasta el exterior de la iglesia. en la plazoleta, cientos de personas aguardaban la salida de los restos mortales de Eusebio Villatoro Costa, mientras surgió de nuevo, esta vez de forma espontánea, un cerrado aplauso de los asistentes, como muestra de cariño al fallecido. Con posterioridad, el féretro fue trasladado en el coche fúnebre hasta el tanatorio, donde más tarde sería incinerado, para después, las cenizas del linense, ser depositadas en el cementerio de la ciudad.