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Jaén

Habla, mudita, habla

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Como quiera que los males de Jaén no tienen arreglo mientras persistan las actuales estructuras económicas y sociales, este 2014 que acabamos de estrenar va camino de convertirse en un viejo prematuro, en un dechado de defectos conocidos, de vicios mal curados, de derrotas repetidas hasta la extenuación, de llamamientos impúdicos a una unidad absolutamente inviable. Asistimos, con la misma cara de convidados de piedra, al triste espectáculo de dos partidos hegemónicos, enfrentados sin tregua por el control de las instituciones, incapaces de llegar a acuerdo alguno en pos del bien común. Lo peor del caso es que no dirimen grandes cuestiones filosóficas, morales, ideológicas de nuestra sociedad, ni se enzarzan en apremiantes discusiones domésticas sobre la mejor fórmula de mirar hacia adelante. No, todo lo contrario, viven instalados en el pasado reciente, en el mandato anterior, en el intríngulis de la pésima gestión de sus predecesores, de las nulas respuestas de los vigentes. Ayer fueron el Tranvía o las Termas de Jabalcuz; hoy, el edificio del Banco de España. Lo de menos es el tema, lo que prima, bidireccionalmente, es mantener siempre encendida la llama de una discordia anodina, teatral, impostada, porque el movimiento, en términos de confrontación, a cuatro meses de las Elecciones Europeas, a dieciséis meses de las Elecciones Municipales, se demuestra arreando, hoz y coz, con sentida explicitud.
El prematuro envejecimiento de los años nuevos en esta tierra, de las ilusiones renovadas con que saludamos cada cambio de almanaque, no se traduce, siquiera sea gradualmente, en el afloramiento desde la sociedad civil de una verdadera conciencia crítica, basada en un debate público permanente del que participe una pléyade de intelectuales, pensadores, activistas, soñadores, transgresores de toda clase y condición. Anclados en la insubordinación, por definición, cualquier llamada al orden por parte del poder establecido, entonces, les resbalaría, y el resto disfrutaríamos de una sucesión ininterrumpida de controversias y diatribas publicables a propósito de Jaén. Pero la realidad dicta que, lamentablemente, ni es así ni va a ser nunca. La conducta cívica activa, la independencia crítica, el arrojo intelectual para poner en solfa los dogmas de la partitocracia en Jaén, ni están ni se les espera. La prioridad es comer, luego ya se verá si queda por los bolsillos algo suelto de compromiso y personalidad. El debate en nuestra sociedad, desengañémonos, se gesta, concibe, alienta, en cuatro despachos capitalinos, dos del PSOE y otros tantos del PP, donde el numantinismo, el maniqueísmo y la estupidización (de la mayoría silenciosa, no afiliada) adquieren cada alborada, cada toque de maitines, carta de naturaleza.
La última de las últimas entre Ayuntamiento y Junta, PP y PSOE, se sitúa en la fantasmagórica obra de Moneo, el Banco de España: una alternativa plausible a la creciente demanda de espacio por parte de las enseñanzas musicales regladas de la ciudad. Pero hete aquí que el Gobierno Fernández de Moya, que consiguió recientemente el traspaso de la titularidad del inmueble por parte de la Hacienda estatal de Montoro, se niega a consumar la cesión o mutación demanial a la Junta en los términos que ésta ha previsto, para que realice las obras de adecuación pertinentes, puesto que ello sería como perderlo de una vez, y decide por lo pronto trasladar allí el Archivo Municipal. La dirección local del PSOE se alinea con la flamante delegada de Educación, Yolanda Caballero, que encabeza la respuesta al alcalde, registrando el borrador del convenio redactado por los servicios jurídicos de su departamento. Niño muerto. José Enrique no lo acepta, tiene otro, el suyo, faltaría más. Ahí tienen, en todo caso, una prueba inequívoca del talante que presidirá las relaciones institucionales Junta/Ayuntamiento hasta el mismo día de los comicios municipales. Los delegados del Gobierno andaluz –eso es lo que le decía, le exigía, Paco Reyes tanto a Griñán como a Susana-, en primera línea de la refriega. Todos a una… misma trinchera. Yolanda Caballero, Mar Shaw o Fernández Palomino, a estos efectos, son la misma cosa. Entretanto, a propósito de goteras internas, el relevo de la delegada de delegados, Puri Gálvez, sigue sin fecha (lo de Julio, pelotita en el tejado de Sevilla, de martes a martes), y la posible marcha de Fernández de Moya a Sevilla, si el liderazgo regional de su amigo José Luis Sanz se confirmara, no es más que una hipótesis de trabajo en el marco del inevitable pulso que deberán echar, más pronto que tarde, García Anguita y Contreras…


Dos partidos que aspiran a controlarlo todo. La lucha bastarda entre dos formaciones uniformadas ante una sociedad civil alicortada. Habla, mudita, habla.

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