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Huelva

“La incineradora del Manuel Lois es una vergüenza que Huelva esconde”

José Luis Orta Prieto, abogado de SOS Bebés Robados Huelva

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  • José Luis Orta -

José Luis Orta Prieto es uno de los destacados abogados que hay en  Huelva. Perseverante y luchador, ha sabido aportar su labor profesional en objetivos y luchas sociales, como su constante colaboración con la Asociación Arrabales o su esfuerzo por destapar la trama de los casos de  bebés robados en la provincia. Este onubense de 47 años, es un modelo de referencia  en el sector con una tradición importante en la abogacía onubense; además es descendiente de Juan Orta y Orta, que fuera decano del Colegio de Abogados.  

¿Por qué decidiste ser abogado?
–Hay antecedentes familiares. Un abuelo decano del Colegio de abogados tira mucho. Mi padre me aconsejó que siguiera sus pasos y ahora, tras veinte años de ejercicio, me alegro de esa decisión. Es una profesión apasionante. Cada día es un reto distinto.

¿Cómo está afectando la crisis al sector de la abogacía?
–Pues como a toda la población. Hay problemas económicos para todos, hay menos pleitos que hace unos años, la aplicación de las tasas judiciales también ha contribuido a ello. No obstante, es una profesión que va ligada a las carencias y debilidades del hombre y por suerte o desgracia, siempre habrá delitos y asuntos judiciales que resolver. Los temas matrimoniales siguen al alza. Es una leyenda urbana eso de que las parejas no se divorcian por la crisis. Cuando algo llega a su fin... ni la crisis puede con ello.


Lo que está claro es que a nivel general la sociedad no está contenta con la Justicia, ¿de qué depende que ésta exista en un procedimiento?
–De muchos factores. La rapidez en resolver por los juzgados porque  una justicia lenta no es justicia. Huelva capital en general funciona bien, aunque el juzgado de familia necesita más apoyo de medios humanos y materiales. En cambio, la provincia es otra historia, va muy lenta. Por otra parte, está la pericia y el buen hacer del abogado, así como el sentido común y capacidad resolutiva del Juez.  

Me da la sensación de que la justicia se ha convertido en un negocio…
–Yo no lo llamaría negocio, pero sí es cierto que la imposición de tasas judiciales tiene un afán recaudatorio que perjudica a los más débiles. Ahora meter un pleito cuesta más que antes, pero no debemos olvidar que los asuntos penales y casi todos los de familia no llevan tasas.

¿Qué se puede hacer con la corrupción política?
–Ser más duros con las sentencias y con sus cumplimientos. Si al que roba se le cortara la mano, el vecino se lo pensaría dos veces. La clase política está compuesta por representantes del pueblo y por esa razón se les debe exigir más claridad y honradez.

Te he visto muy centrado en el caso de los Bebés robados ¿Qué balance harías de lo que ha ocurrido en Huelva?
–Han sido dos años muy duros de trabajo, muchas noches recopilando datos y poniendo en pie lo que sucedió en nuestra ciudad en aquellos tiempos. Me he quedado con la sensación de que el estamento judicial le ha dado la espalda a la ciudadanía,  sensación de que me han cortado los pies y de que no pueda terminar de destapar las miserias y vergüenzas de lo que aquí ocurrió.

¿Se llegará algún día a saber toda la verdad?
–Es difícil. Cuando declaran prescritos los delitos se cierran muchas puertas. Necesito que el Tribunal Constitucional, al que hemos recurrido, apoye nuestra causa. Sólo pedimos terminar nuestro trabajo. No es justo que en función de dónde hayas parido, así tengas más recorrido en los Juzgados. Es difícil explicar a una madre, que si hubiera parido en Madrid, los jueces actuarían de forma diferente, pues allí sí admiten seguir estas investigaciones. No entendemos que Huelva sea distinta por un criterio de territorialidad. En cuanto a la prescripción de los delitos en el Código Penal, en este caso es una interpretación de la misma, y cada juez de cada ciudad lo ha hecho de forma distinta. Pedimos que el cómputo se inicie cuando el bebé robado conozca la existencia del delito. No tiene sentido ponerse a contar el plazo desde que nace, y máxime si ha sido robado y engañado. La Audiencia Provincial de Huelva en Noviembre de 2012 se puso a la cabeza a nivel nacional sobre la postura contraria a investigar los hechos. Lo que tengo muy claro es que el dolor de las madres no prescribe.

¿Qué se ha sacado en claro judicialmente en estos dos años?
–Pues que Huelva fue uno de los focos más importantes a nivel nacional de la trama de bebés robados. Conseguimos imputar casi una veintena de profesionales entre ginecólogos, matronas, pediatras...  Durante el tiempo que los pleitos se pudieron instruir declararon como imputados muchos de ellos, y curiosamente no aclaraban nada. La memoria es muy frágil y más en estos casos. Uno de ellos, acorralado por las preguntas llegó a reconocer que se incineraban fetos en el Manuel Lois, hecho ilegal y hasta entonces nunca reconocido públicamente. Esa incineradora donde se quemaban personas es una de las vergüenzas que Huelva esconde y de la que nadie ha pedido disculpas hasta hoy.

Cambiando de tema,  tienes  reconocidos logros deportivos, como cuando cruzaste a nado el Estrecho de Gibraltar,  ¿algún reto en el horizonte?
–No, no,  tuve una necesidad mental y física de hacer lo que hice y no es mi intención hacer de ello una práctica habitual. Cruzar el Estrecho de Gibraltar nadando se convirtió en una obsesión y marcó mi vida desde 2009. Me dio una fuerza mental que la aplico en mi vida diaria. Cruzar Huelva a nado en 2011 fue un regalo a mi ciudad, a mi gente. Me gustaría que dentro de muchos años se recuerde que un loco nadó el Tinto y el Odiel, fosfoyesos incluidos,  y vivió para contarlo.

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