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España

Ministro kurdo no ve otra alternativa a negociación con Bagdad

Esas regiones dependen administrativamente del Gobierno central, pero son controladas de facto por las fuerzas de seguridad kurdas "peshmergas"

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El ministro de Exteriores de la región autónoma del Kurdistán iraquí, Falah Mustafa, asegura en una entrevista que Bagdad tiene que aceptar el diálogo tras el referéndum de independencia, ya que se trata del "único camino".

"Esperemos que Bagdad acepte el diálogo porque no tenemos otras alternativas. Ese es el único camino. Necesitamos hablar (...) y Bagdad tiene que estar abierto para empezar las negociaciones", afirma Mustafa a Efe y a otro medio en Erbil, capital de la región autónoma del Kurdistán iraquí (norte de Irak).

A la espera de los resultados oficiales, en los que es más que previsible que se imponga con claridad el sí a la autodeterminación, Mustafa recuerda que eso no quiere decir que vaya a haber una declaración de independencia inmediata, sino que abrirá la puerta al diálogo, aunque, por el momento, no hay una hoja de ruta para ello.

"Seremos lo suficientemente flexibles y daremos el tiempo necesario" para negociar todas las medidas, lo que podría llevar a la independencia en el plazo de "dos años", explica el jefe de la diplomacia kurda, al insistir en que no les importa los meses que su Gobierno pase en la mesa de diálogo.

El Gobierno central se ha opuesto frontalmente a la celebración de esta consulta de autodeterminación y el primer ministro iraquí, Haidar al Abadi, adujo en un discurso a la nación que no reconocería los resultados de la "secesión".

Al Abadi, que ha llegado a amenazar con el despliegue de tropas en las zonas disputadas entre Erbil y Bagdad, anunció ayer que el Consejo de Ministros bloqueará el tráfico aéreo en un plazo de 72 horas si el control de los aeropuertos y el de los pasos terrestres no pasa a manos del Gobierno central.

Mustafa no cree que una respuesta del Gobierno kurdo a estas acciones "sea la solución". "No queremos ninguna escalada, sino una situación pacífica. No queremos provocar y queremos que exista un entendimiento" entre ambos Gobiernos, explica.

Lo que sí tiene claro es que este referéndum ha marcado "una nueva era" en el Kurdistán.

"El escenario que había previamente se ha terminado. Ahora hemos entrado en una nueva etapa y no podemos negociar con el antiguo", dice en alusión a la Constitución de 2005, redactada tras la caída del dictador Sadam Husein y en la que se reconoce al Kurdistán como autonomía en un Irak definido como Estado federal.

Las autoridades kurdas aseguran para justificar el plebiscito que Bagdad ha violado en numerosas ocasiones los artículos de la Carta Magna referidos a la autonomía del Kurdistán, lo llevo al presidente kurdo, Masud Barzani, a calificarla hace unos días de "acuerdo fallido".

Otro de los principales quebraderos de cabeza del Gobierno kurdo es la relación con Turquía e Irán, países fronterizos y con su propia población kurda que también se oponen a la independencia y que han tomado medidas para crear un escenario de aislamiento y posible bloqueo económico.

"El referéndum no es una declaración de guerra, sino una declaración de paz, de coexistencia, de amistad y asociación. Seremos capaces de superar este periodo y de hablar con Turquía de nuevo", espera Mustafa, que cree que "no ocurrirá nada" en referencia a una posible "intervención militar" de Ankara y a la amenaza de bloqueo de las exportaciones de petróleo.

También se oponen a la consulta EEUU e incluso la ONU, que consideran que este plebiscito puede provocar la desestabilización en la región. El ministro no espera que den "un giro de 180 grados" de la noche a la mañana, pero opina que "el tiempo llegará".

No duda en acusar de "hipócrita" a la comunidad internacional y de "dobles estándares, ya que no reconocen el derecho a la autodeterminación, que es uno de los derechos humanos".

Sin embargo, asevera que hay más países aparte de Israel -el único que le ha apoyado abiertamente- "que entienden (el referendo) aunque no lo han dicho públicamente" debido, según el titular kurdo, "a las relaciones (diplomáticas) con Bagdad".

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