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España

El soliloquio de Aguilar

El veterano humorista presenta ?Tropezando con bordillos? en el Teatro Sala Cero

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  • Paco Aguilar -
Subido en su vehículo especial para discapacitados y desde un velador del bar Los Dardos, en la plaza del Pozo Santo, su segunda casa, a pocos metros de su residencia habitual y justo enfrente de su aparcamiento para minusválidos nos atiende este humorista sevillano que muestra una actitud positiva admirable ante su minusvalía, desprendiendo vida y humor por todos los poros de su cuerpo.Para celebrar sus 40 años de profesión, el humorista y comunicador sevillano Paco Aguilar presenta en el Teatro Sala Cero una divertida obra llamada Tropezando con bordillos, en la que repasa sus mejores historias y promete hacernos pasar un rato muy agradable hoy y mañana. Se trata de una comedia social de una hora de duración escrita por el propio actor durante sus estancias en el Hotel Barrameda, en la plaza del Cabildo de Sanlúcar de Barrameda.

¿En qué consiste el espectáculo?

–En España se le está llamando monólogo a algunas cosas que realmente no lo son, yo prefiero llamarlo soliloquio, un tío hablando solo. En nuestro país, el único que hizo monólogos fue Gila. Es un paseo por lo que hago desde que me levanto hasta que me acuesto, cuento las cosas que vivimos y sufrimos los discapacitados en la vida cotidiana, pero siempre en clave de humor. Para la gente como yo, las fiestas multitudinarias, como la Semana Santa, son un auténtico suplicio. Además, sufro demofobia, animadversión a las grandes aglomeraciones. En el Santiago Bernabéu, durante una final de Copa entre el Betis y el Barcelona, sentía el murmullo de la multitud arriba mientras actuaba en la parte baja del estadio. Lo pase realmente fatal.

Tiene dilatada experiencia pero ¿qué sensaciones tiene ante este estreno?

–Lo de siempre, no es miedo, pero sí respeto y la duda de qué pensará el público. Uno mismo se pone trabas, como no contar chistes de gays, de coños y ese tipo de cosas, pero pienso que después de hablar de lo mío siento que tengo el derecho de hablar de cualquier cosa.

¿Quién colabora con usted?

–Mario Capote como técnico, Julio Fraga en la dirección escénica y mi hijo Daniel Aguilar Pezzi ha escrito el prólogo. Él no podrá asistir a la función de hoy por estar trabajando en Granada por lo que lo leerá mi amigo Valentin García, que tiene una voz espectacular.

¿Cómo ve la adaptación de los edificios publicos y de los espacios escénicos para personas con alguna discapacidad?

–Desde hace algún tiempo, las instituciones están haciendo un esfuerzo considerable por adaptarlos pero hay muchas carencias. En lo que respecta a los espacios escénicos, en Sevilla los teatros Central y Maestranza continúan con barreras arquitectónicas, aunque han mejorado. El Lope de Vega se ha esforzado considerablemente y está bastante bien. En la Sala Cero, donde actuaré, la adaptación es realmente buena. En los bares existe una normativa por la que las barras deben tener al menos un metro a una altura de 70 centímetros pero no se cumple en casi ninguno. En los que sí existe, la suelen emplear para que los camareros recojan las consumiciones para los clientes con más facilidad (risas). Como anécdota, mi propia casa, que se construyó en 1992, tiene en la puerta principal un escalón por el que me es imposible acceder. Lo hago desde el garaje y de ahí llego al interior después de hacer alguna maniobra a la que ya estoy muy acostumbrado.

¿Qué hará Paco Aguilar en los próximos meses?

–Aparte de estas dos funciones, no hago espectáculos más largos porque me canso, seguiré haciendo cosas parecidas y continuaré con mi programa de radio. Pero como ahora soy santo no sé qué me deparará la vida (muchas risas).

¿Podría explicarnos lo de su santidad?

–He hecho de modelo de San Blas, patrón de los otorrinolaringólogos, para un prestigioso imaginero sevillano y a raíz de eso me han ofrecido participar en un corto interpretando a un santo, aunque no sé de quién se trata porque no me ha llegado el guion todavía

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