Desde hace más de 10 años, Cristóbal es la cara visible de una asociación solidaria que ya no puede mantenerse en pie ante la falta de ayuda municipal. Y es que traer a un niño desde Tinduf hasta Arcos cuesta unos 600 euros al año. Pérez crítica la falta de apoyos y dice estar “quemado” por una situación que obligará a desaparecer a una organización que viene realizando una importante labor solidaria desde hace años.
—Para los que no conozcan la asociación, ¿qué labor hace Auserd?
—Bueno, nosotros traemos a los niños para que pasen aquí los meses de verano, cerca de dos meses están aquí, con las familias que previamente se han venido a informar y nos han pedido hacerse cargo de un niño.
Además, recogemos alimentos por los colegios para mandarlos a los campamentos de Tinduf. Eso lo solíamos hacer en enero, la Caravana por la Paz, pero el curso pasado ya no la hemos hecho. Hay que tener en cuenta que enviar un kilogramo de comida al Sahara nos costaba 0,60 céntimos. Eso sin tener ayuda municipal no se puede hacer.
—La semana pasada llegaron los pequeños a Arcos, ¿cuántos niños han venido este año?
—Sí, este año han venido sólo cuatro niños. Cada año vienen menos porque traer un niño hasta aquí cuesta 600 euros. Cada niño viene durante cinco años, lo que supone un gasto de unos 3.000 euros. ¿De dónde saco yo ese dinero? Antes teníamos ayuda municipal, pero desde hace años no.
—¿Qué ha pasado con esa ayuda municipal?
—Bueno, nosotros recibíamos cada año unos 3.000 euros durante la etapa del PP. El PSOE entró con muchas ganas. El primer año, en vez de darnos los 3.000 euros, que cobrábamos en la época de Juan Manuel Armario, nos dieron 4.500 euros. Ese primer año fue muy bien. Incluso la alcaldesa, Josefa Caro, y la delegada de Asuntos Sociales, Ana González, buscaron ayuda empresarial para que los niños se llevaran a sus casas unas placas solares. El segundo año del Gobierno socialista las cosas cambiaron y ya nos pagaron el dinero en dos partes.
—¿Tiene algo que ver la crisis?
—No, porque no estoy hablando del año pasado ni de hacer tres años. Esto pasó hace 8 años y entonces no se hablaba de crisis económica. A mí, Ana González, me dijo que tenía que buscar el dinero por otros causas, que en Arcos había muchas familias necesitadas, pero… eso fue hace tiempo y no había crisis. Y, ¿qué causas? La confederación de asociaciones Auserd nos advirtió que la ayuda sólo podía ser municipal. Además, es que el año pasado tuve problemas para que los niños pudieran utilizar la piscina del Centro Ocupacional Juan Candil. Por eso, este año no la he pedido. Otra actividad conjunta que hacíamos con los niños era llevarlos a una recepción de bienvenida y despedida en el Ayuntamiento. Este año tampoco lo he hecho. Yo ya estoy quemado. Esta es una labor bonita, pero los políticos se lo han cargado.
—Para la supervivencia de una asociación como la que usted preside, ¿es fundamental la ayuda municipal?
—Sí. Yo es que no se ya cómo buscar el dinero. Sé que en algunas asociaciones sobreviven por las cuotas de los socios. Al principio, empezamos a hacer algo parecido, pero es que las familias que recogen niños no son ricas. Yo tengo gente muy humilde que cada año acoge a un niño, pero la gente pudiente no se implica en esto. Por eso, establecer una cuota no me parecía bien. Lo que sí hemos hecho son rifas. En un principio nos fue bien, pero es difícil vender todas las papeletas.
—Hay un nuevo Gobierno en el Ayuntamiento, ¿le pedirá colaboración?
—Yo ya me reuní con la alcaldesa, Josefa Caro, me dijo que iba a conseguir dinero y no ha conseguido hacer nada. Yo ya no puedo más.
—¿Seguirá al frente de la asociación?
—Hace unos cuantos años, me comprometí con las familias que acogen niños desde hace tiempo, y mientras que esos niños puedan venir yo los voy a traer, pero no me voy a hacer cargo de otros niños nuevos para otras familias. Cuando estos chicos dejen de venir, si alguien quiere hacerse cargo de la asociación…
Pero quiero que conste que no es porque yo lo dejo, es que esto no se puede mantener y yo hace años se lo dije a la alcaldesa y la delegada.
—Usted está ligado a esta asociación desde 1997, y ha vivido los mejores y peores momentos, ¿qué valoración hace de su paso por Auserd?
—Tuvimos una época muy buena. Venían muchos niños y era muy bonito, pero es que sin dinero no se puede sacar esto adelante. No es porque no haya familias, la gente quiere acoger niños, pero traerlos es muy caro.
De hecho, este año una familia ha recogido un niño a través de una asociación de Villamartín. Yo desde hace años, les digo a las familias que se pongan en contacto con asociaciones en Cádiz, Villamartín…
La labor de Pérez ha sido callada y solidaria, y a estas alturas pesan los años, las dificultades y la falta de apoyos. Es una pena que un trabajo encomiable como el suyo desaparezca por la falta de ayuda económica. En este caso, los más perjudicados serán los niños, que ya no podrán contar con el sueño de unas vacaciones de verano.