Un equipo de Viva Sevilla descubre las deficiencias del subterráneo para personas invidentes
El metro de Sevilla, inaugurado en 2009, puede resultar todo un desafío para algunas personas que tengan cierto tipo de discapacidad. Aunque la accesibilidad del mismo se contemple en el proyecto y se hayan tomado medidas, en muchos casos no son suficientes, ya que no garantizan la igualdad de oportunidades y la total independencia de los discapacitados. En muchos casos es necesario recurrir al personal del metro y pedir ayuda para poder acceder a este servicio público.
En el caso de una persona ciega, hay varios aspectos a mejorar para lograr una plena accesibilidad. La primera cuestión a tener en cuenta se sitúa justo al entrar a las estaciones, en las escaleras. Para ser accesibles tendrían que llevar, justo antes del primer escalón una franja, de otra textura, que pueda ser detectada con el pie o el bastón y nos anticipe la cercanía a un escalón. Aunque en las escaleras se encuentran las marcas para colocar dichas franjas, ninguna en las estaciones visitadas tenía bandas de este tipo.
Los siguientes aspectos que podemos valorar en cuanto a movilidad de una persona ciega es la orientación dentro de las estaciones y la distribución de espacios. Lo que para una persona vidente puede resultar un simple trámite, como localizar la máquina de venta de billetes, el ascensor o la entrada a los andenes, para alguien con dificultades de visión puede complicarse de manera significativa, al no poder leer las señales visuales instaladas en las estaciones.
Para mejorar esta situación, en otro tipo de estaciones y espacios amplios se instalan unas franjas direccionales en el suelo con una textura diferente, a modo de carril, que la persona invidente puede detectar y seguir para orientarse dentro del recinto.
El tercer aspecto significativo a valorar es la accesibilidad de la máquina expendedora de billetes. Estas máquinas cuentan con indicaciones en braille, y una aplicación llamada “uso fácil”, que traduce a voz algunas indicaciones de la pantalla. Aunque es una excelente opción para lograr la accesibilidad, el trabajo se ha quedado a medias. Activando esta aplicación podemos escuchar mediante voz las indicaciones de la primera pantalla, donde podemos elegir si queremos sacar un billete, recargar nuestra tarjeta etc.
Pero en cuanto pulsamos alguna de estas opciones, la voz desaparece y resulta imposible seleccionar el trayecto del billete a comprar, conocer el importe a pagar o el saldo de nuestra tarjeta. Por tanto, la aplicación denominada de “uso fácil”, que a primera vista soluciona el problema de acceso a la pantalla, no cubre las necesidades para una accesibilidad completa.
Lo que sí es accesible
No todo en el Metro de Sevilla son problemas de accesibilidad. La instalación de mamparas automáticas en los andenes, que impiden el acceso a la vía cuando el metro no se encuentra en la estación, es una excelente idea para evitar accidentes como el ocurrido el pasado año en Madrid, cuando una joven invidente perdió su brazo tras precipitarse a la vía justo en el momento en que el tren se ponía en marcha.
La escasa separación entre los andenes y el vagón en la mayoría de las estaciones es algo muy positivo, ya que impide que se produzcan caídas accidentales, y facilita el acceso en silla de ruedas.
Una vez dentro del vagón no existen graves problemas de accesibilidad. Resulta bastante sencillo localizar los asientos y las barras de sujeción, y se puede conocer la parada elegida con facilidad, gracias al sistema de aviso por voz.
Para concluir, cabe destacar la actuación del personal del metro, que en todo momento se muestra dispuesto a solucionar cualquier problema.
En la mayoría de los casos, son ellos los encargados de acompañar y ayudar a las personas con discapacidad en todo aquello que necesitan, supliendo de alguna manera las barreras de accesibilidad que todavía quedan por pulir.