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España

El Obispo de Bilbao: pedir perdón a víctimas de abusos en la Iglesia no es suficiente

Víctimas narran su sufrimiento en un acto oracional en la Catedral de Santiago por los que padecieron abusos sexuales en la Diócesis de Bilbao

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  • El Obispo de Bilbao, Joseba Segura. -

El obispo de Bilbao, Joseba Segura, ha oficiado este viernes por la tarde en la Catedral de Santiago un acto oracional por las víctimas de abusos sexuales en la Diócesis de Bilbao, en la que ha señalado que el perdón por estos actos por parte de la Iglesia es "necesario, pero no suficiente", y ha animado a sacar a la luz más casos de abusos que permanecen ocultos.

Durante el acto se han podido escuchar los testimonios de las propias víctimas, quienes han narrado sus sufrimientos tras ser objeto de abusos sexuales en el seno de la Iglesia.

En una Catedral llena de feligreses, Joseba Segura ha reconocido que en la Iglesia ha habido abusadores. "Reconocemos que ellos también forman parte de nuestra historia, de lo que hemos sido, de lo que hemos hecho. No definen todo lo que hemos hecho, más bien reflejan lo contrario de lo que hemos querido ser y de lo que hemos querido hacer", ha apuntado.

En este sentido, ha lamentado que "en medio de la bondad de tantas personas, algunos han abusado de su posición realizando actos de pura maldad". "Han sido de los nuestros y así lo reconocemos", ha insistido.

Según ha señalado, esta petición de perdón es necesaria porque algunas víctimas lo han solicitado, pero hoy no cierran "ningún libro". "Queremos que siga haciéndose la luz y, así, con las víctimas en el centro de todo, teniéndolas como compañeros de camino, seguiremos aprendiendo más de ellas cada día para poder construir nuestro futuro sobre la verdad", ha añadido.

En este punto, ha avanzado que siguen los trabajos y se empeñan en "buscar la verdad". Como primera acción a desarrollar, ha subrayado que siguen abiertos los canales de comunicación para que quienes "por un motivo o por otro, no hayan querido hasta ahora contar lo sucedido", pueden hacerlo con la certeza de que van a ser escuchados, de que se va a tratar cada caso "con respeto" y que la Diócesis va a oír "con el corazón, no solo con los oídos" lo que han padecido las víctimas.

Además, ha recordado que la Diócesis sigue en comunicación con las víctimas. "Las que ya han hablado con nosotros, seguimos escuchando lo que tenéis que decirnos y seguimos aprendiendo de lo que podáis decirnos. Los que han querido hablar conmigo, he descubierto en conversaciones directas muchas cosas y ahora estoy convencido que nada puede sustituir a la experiencia de poder encontrarme personalmente con ellas y escuchar lo que tienen que decirme", ha relatado.

Por ello, ha agradecido a quienes "a veces con dudas perfectamente comprensibles" han dado el paso de acercase y a la Comisión de abusos o a él mismo, lo que han vivido, su "tragedia, enfado y sufrimiento". "Doy gracias a Dios por todos y cada uno de estos encuentros tan importantes para nosotros, para nuestra iglesia, para todos los que queremos seguir aprendiendo", ha añadido.

Como tercer paso a dar, ha anunciado que la Diócesis quiere también colaborar en una "tarea pendiente, que ya no es solo" de la Iglesia. "Es necesario para sacar a la luz y para confrontar los abusos que siguen ocultos en diversos entornos sociales, en las familias, en clubs deportivos o de otro tipo, el abuso lucrativo que genera negocio, en pornografía infantil o los numerosos abusos que se producen en el gran negocio de la trata de personas", ha enumerado, para aseverar que "hay mucho que hacer y esa ciertamente sí es tarea" de la Iglesia, pero es tarea "de muchas otras personas o grupos". "Es tarea, en definitiva, de toda la sociedad", ha dicho.

Durante el acto oracional, se ha instalado en el claustro de la catedral una placa en memoria de todas las personas víctimas de abusos sexuales en la Iglesia con el texto "Lo que a uno de estos pequeños les hicisteis, a mí me lo hicisteis". El otro símbolo colocado ha sido un olivo, que se plantará en el Bosque de la Concordia, del edificio del Seminario de Derio.

La celebración de reconocimiento y petición de perdón ha comenzado a las seis de la tarde y a la misma estaban invitadas las víctimas y la feligresía. Se ha querido que las víctimas fueran el centro de la celebración, por lo que una de ellas, el sacerdote Josu López Villalba, ha cocelebrado el acto junto al obispo.

La música del Cuarteto Amani y el organista de la catedral, Gorka Iglesias, han acompañado la liturgia. El director de la Comisión, Carlos Olabarri, ha leído algunos de los testimonios del relato que han realizado las propias víctimas al equipo de personas voluntarias que forman la Comisión, mientras varias víctimas han colocado unas velas en el altar.

"Desorientado, atormentado, ninguneado, corrompido. Sentía que era mi culpa que él se hubiera fijado en mí", ha relatado Olabarri, citando testimonios recogidos de una víctima, para continuar con otro testimonio: "No se lo conté a nadie, estaba totalmente asustado. Después de ello he necesitado ayuda psicológica. Me hundió la vida".

"Nunca he pasado tanta humillación y vergüenza como con este hecho, creando en mí un complejo de culpabilidad que he arrastrado toda mi vida", ha citado de otra experiencia traumática contada por otra víctima.

A continuación ha subido al altar una víctima para relatar "con dolor y con rabia" lo que les sucedió en el "infausto internado de la Santa Casa de Misericordia a un grupo de pobres inocentes niños, abusos cometido por su director, el sacerdote canónigo José Luis Perdigo".

Según ha manifestado, aunque en esta vida no pueda verle "quizás lo vea en otra eternidad, en otro cielo, para mirarle a la cara y pedirle explicaciones". "Le preguntaría ¿por qué tanta maldad, qué necesidad había de hacernos daño a unos niños desvalidos e inocentes? ¿Si sabías que eras un pederasta, por qué te metiste a sacerdote? ¿por qué manchas el buen nombre de la iglesia católica y de su Dios?, ¿por qué rompes las vidas de una generación de inocentes niños?", ha indicado.

Asimismo, ha aseverado que "los niños sean abusados es el más cruel y peor castigo que a un niño puede infligirse". "Lloro desconsolado, lloro y lloro hasta vaciar a las cuencas de mis ojos, hasta mitigar esta gran pena que me atenaza y me embarga por esos abusos sufridos en mi niñez", ha contado, para añadir que "hay pecados que no se pueden perdonar ni ofensas tan graves y amargas olvidar de quienes tenían el deber de protegernos y nos hicieron descender a los infiernos con abusos, humillaciones y violaciones".

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