Plaza de toros de El Puerto, viernes 9 de agosto, festejo nocturno de rejones con media plaza (con muchísimo más público en los tendidos de sol), se lidiaron toros de la ganadería portuguesa María Giomar Cortés de Moura (reglamentariamente despuntados y que dieron muy buen juego), para Andy Cartagena (Chaquetilla gris marengo): ovación y oreja; Diego Ventura (Chaquetilla terciopelo burdeos): oreja y ovación; y Lea Vicens (Gris marengo con bordados en plata): palmas y silencio. Todos los rejoneadores lucían los camperos zahones elaborados por maestros talabarteros, complemento que, en mi opinión, no debe faltar en su indumentaria.
‘Corrida del Bello Arte del Rejoneo’, así se anunciaban en las cartelerías de antaño las corridas a caballo, y esta noche los aficionados que han asistido a la Plaza Real pueden dar fe de tal calificativo, por lo tanto, solicito a la empresa que para próximas ocasiones utilicen dicha denominación para este tipo de espectáculos. Qué bella lucía la ‘plaza mejor iluminada del Mundo’, con su inmenso ruedo adaptado para la comodidad de las cabalgaduras, con unos rejoneadores montando sus mejores ejemplares para lidiar unos toros muy bien presentados y seleccionados para dar buen juego en el toreo a caballo, y con una banda de música que magistralmente acompañó al espectáculo. Sin duda alguna el único ‘pero’ que se puede poner a la noche fue el mal uso de los rejones de muerte, si no hubiese sido por este ‘borrón’ los tres équites habrían salido a hombros por la Puerta Real.
-Andy Cartagena: a su primero le clavó dos rejones de castigo, cosa que al final de la lidia acusó el astado. Con las banderillas se lució en una faena llena de garra y entrega, la cual comenzó de manera ortodoxa y culminó tirando de espectáculo y magnifica doma. El toro se echó agotado al finalizar la lidia. El rejoneador marró con los aceros y su labor fue ovacionada.
A su segundo ejemplar tan solo lo castigó con un rejón. De nuevo se lució en banderillas demostrando que posee una de las cuadras que más conecta con el público. Tras un pinchazo cobró un rejón certero y cortó una oreja.
-Diego Ventura: El jinete luso ha realizado este año dos paseíllos en la Plaza Real, y tanto en el primero (corrida mixta en la que compartió cartel con los maestros Talavante y Aguado), como en la de hoy, tan solo ha podido cortar una oreja. Pobre bagaje causado sin duda por marrar con los rejones de muerte.
A su primero lo enceló a la cola de su caballo para luego clavarle dos rejones de castigo de frente dejando llegar al toro a los pechos del equino. En el tercio de banderillas lució a gran altura ante un buen toro. Destacó un par a dos manos sobre de ‘Bronce’ careciendo éste de cabezada, y un ‘carrusel’ de banderillas cortas sobre ‘Guadiana’. Lo despenó al segundo intento y cortó una oreja.
En el quinto de la tarde salió a por todas para conseguir un rotundo triunfo. Tras un rejón de castigo lidió al toro con las banderillas en una portentosa faena comenzada a lomos de ‘Fabuloso’ llevando al cornúpeta pegado a estribo del jaco durante dos vueltas al ruedo. Tras este prodigioso comienzo de faena, continuó clavando banderillas y rosas mostrando que en la actualidad comparte con el maestro Hermoso de Mendoza, el estrellato del rejoneo. Mal estuvo con el rejón de muerte, teniendo que echar pie a tierra para descabellar, lo que sin duda alguna emborronó su triunfo, quedando todo en una ovación.
-Lea Vicens: No anda fina la amazona francesa con los rejones de muerte en esta temporada. Una vez más hoy ha perdido un triunfo a causa de este `hándicap´, que emborrona sus actuaciones.
Al tercero de la corrida le clavó un rejón de castigo. Con las banderillas estuvo bullidora demostrando que es una jinete excepcional criada y educada artísticamente en casa de los hermanos Peralta. Destacó de su actuación un vistoso carrusel con las cortas. Tal y como hemos indicado anteriormente estuvo mal con el rejón de muerte. Escuchó palmas.
-Al sexto se fue a recibirlo en chiqueros, fijándolo en el caballo y clavándole un excelente rejón de castigo. De nuevo llegó a los tendidos en banderillas, con una buena lidia. De nuevo pasó un calvario para enviar al toro a las ‘dehesas celestiales’.
