Hace años, allá por el 2001, podíamos ver en nuestras pantallas a un guapo actor de pelo rizado anunciando las bondades de un yogur, rico en unos bichitos muy pequeños que venían a favorecer nuestra flora intestinal. Venía a decir el guapo que le estaba cambiando por dentro, y eso se notaba por fuera.
Es evidente que si un hombre se queja de la exagerada reacción por parte de una mujer ante un piropo, es que a lo mejor lo que estaba haciendo no era piropearPero me parece a mí que cambiar, lo que se dice cambiar, lo ha hecho poco. Porque si no, no pueden comprenderse sus recientes declaraciones para un medio de tirada nacional. En esa entrevista, el afamado actor ha dejado claro que se declara un “rebelde tanto contra los Rubiales como contra las Irenes Montero: nadie me va a hacer comulgar con ruedas de molino”. No ha dejado muy claro dónde se encuentra ese punto medio entre el machismo más rancio y la lucha por el feminismo. Lo habrá dejado para otra entrevista.
Añade que “me niego, por ejemplo, a no ayudar a una chica a subir el bolso a un avión. Yo soy más alto o más fuerte, lo voy a hacer”. Y remata preguntándose “¿Y por qué no voy a decirle a una mujer lo guapa que está? Todo depende del contexto y de la mentalidad. Y si lo haces con educación, eso le da alegría a la vida”.
A ver, estimado caballero. Nadie le niega el derecho a ayudar a una mujer a lo que sea. Aunque, en realidad, lo correcto es que ayude a cualquier persona que lo necesite, ya sea hombre, mujer o medio pensionista. Sobre lo de decirle a una mujer si está guapa o no, no depende del contexto, de la mentalidad o de la educación. Creo que todos sabemos perfectamente que no es lo mismo un halago que un comentario desafortunado, o si no lo sabemos es que no hemos entendido nada.
Es evidente que si un hombre se queja de la exagerada reacción por parte de una mujer ante un piropo, es que a lo mejor lo que estaba haciendo no era piropear. Siempre les quedará la prueba del algodón. Dígaselo a su madre, y si no le cruza la cara con la mano vuelta, es un piropo.
No, no han entendido nada. Siempre es más fácil ponerse a la defensiva que ponerse un poquito en el lugar de las mujeres, empatizar y comprender lo que aguantan a diario. No, no era tan bueno eso de los bífidus.