El retorno del fútbol profesional es un desafío a muchos niveles. Una resolución de la temporada condensada en cinco semanas significa muchos partidos en poco tiempo, lo que afecta sobremanera al césped y a sus guardianes: los jardineros del fútbol español, que ven este reinicio como "un Mundial" para ellos.
"Lo que nos viene a nosotros es como un Mundial. Ahora cada jardinero de Primera y Segunda va a tener un minimundial en su campo, por temperaturas, por uso, por todo", asegura a EFE Raúl Roizo, técnico de la empresa Royalverd y responsable del césped del Coliseum Alfonso Pérez de Getafe y su ciudad deportiva.
Tres meses de parón, que nunca lo fueron para los responsables de los tapetes del fútbol español porque ellos sí que mantuvieron servicios mínimos durante todo el confinamiento, darán paso a uno de actividad acelerada.
"Es un reto, nunca se vivió una situación como esta, y tenemos que estar preparados y atentos ante cualquier imprevisto que pueda suceder. Sobre todo, tenemos que tener la cabeza fría", agrega Isabel Paz, técnico de la misma empresa, que se encarga de la hierba del Abanca Balaídos, el estadio del Celta de Vigo, y del Abanca-Riazor del Deportivo de La Coruña.
LOS RETOS: UN PARTIDO POR SEMANA Y EL CALOR DEL VERANO
El reto principal para los escenarios del fútbol español es el de la acumulación de partidos. La mayoría de los estadios, salvo aquellos que participan en competiciones europeas, acostumbran a recibir un encuentro cada quince días. Ahora, tendrán fútbol una vez por semana, algunos incluso dos partidos seguidos en cuatro días.
"Sabemos que los campos van a sufrir un poco más, confiamos en que habrá que sumar a lo mejor a algunos operarios, hacer recuperaciones más intensivas, y pensar muy bien lo que hacemos", explica a EFE Nico Llorens, responsable del mantenimiento del césped del Levante, que en estos días se trasladará por las obras del Ciudad de Valencia al Olímpic Camilo Cano de La Nucía (Alicante).
A eso le sumarán el calor, un hándicap "bastante importante" en zonas como la mediterránea, donde se suele colocar un césped de tipo "bermuda" para soportar esos condicionantes. "En este caso, esa transición se va a tener que hacer entre partidos, ahora tenemos una combinación de césped de verano con el de clima templado", añade.
Incluso en zonas con temperaturas más suaves en verano como Galicia, también afecta mucho jugar en junio y julio, ya que el tipo de césped que emplean no es tan resistente a la canícula.
"En el resto de España están más preparados porque usan bermuda, una planta que resiste más el calor. Nosotros si las temperaturas son suaves no tendríamos problema, pero si suben de 28 grados lo podríamos pasar un poco mal, nos dificultaría muchísimo", explica Isabel Paz, que lleva desde 2016 en Balaídos.
"Igual que hay un parón para que los jugadores beban agua, el césped lo sufre igual", añade Roizo, encargado de las instalaciones del Getafe desde hace tres años, con un equipo de seis personas. A los partidos añaden los entrenamientos, ya que a equipos como el 'Geta' que dirige José Bordalás les gusta entrenar donde juegan.
EL CÉSPED, EN SERVICIOS MÍNIMOS DURANTE EL CONFINAMIENTO
Los responsables de los terrenos de juego fueron de los pocos que pudieron acudir a su lugar de trabajo durante el confinamiento, aunque al principio no estaban contemplados entre los profesionales imprescindibles. Fruto de un fin de semana duro de negociaciones les permitieron acudir a los campos, en servicios mínimos.
"El césped no se puede abandonar. Desde Royalverd estuvimos pidiendo a LaLiga que hablara con el Estado, porque ni los campos de golf ni nosotros podíamos descansar. El césped es como un bebé al que hay que cuidar, si un día no le das lo que quiere, ya la has fastidiado", resalta Roizo.
Un parón que se hizo más llevadero por producirse en primavera, "la mejor época del año" para los jardineros, explica Isabel Paz. "Tuvimos suerte que cuadró, trabajamos en equipo e hicimos turnos para no coincidir y no tener contagios", añade la responsable del césped de Celta y Dépor.
APROVECHAR EL PARÓN PARA REGENERAR EL CÉSPED
Conforme constataron que el parón de la competición por la pandemia se iba a alargar, algunos vieron la oportunidad de adelantar la regeneración del terreno de juego, un trabajo que se suele hacer cada año en verano, cuando acaban las competiciones.
Entre ellos estuvo Marc Turón, responsable del césped del estadio de Montilivi, sede del Girona. "Apostamos por arriesgar. Necesitábamos mes y medio para hacerlo, el club nos escuchó y llegamos a tiempo", detalla el técnico. Comenzaron el proceso a mediados de abril, y ya tienen la hierba lista.
En campos como el suyo, que utiliza un tipo de césped que crece sobre una malla de césped artificial que lo sujeta, se trata de un trabajo lento: requiere retirar toda la materia vegetal, sembrar el césped de nuevo y esperar mes y medio a que crezca. Pero tiene sus beneficios, y en su caso era una apuesta de futuro por un club que está entre los que pelearán por retornar a la máxima categoría.
"El peligro de no cambiarlo es que se pueda juntar una posible promoción de ascenso del Girona a LaLiga Santander con el inicio de temporada, y que empezáramos la 2020-21 con un campo de un año, arriesgándonos a que no sea un campo 'top'", explica Turón.
En el Coliseum de Getafe también optaron por esta opción. "Nos la jugamos a tope, nos arriesgamos, y creo que hemos acertado. Hicimos cálculos, vimos que lo podíamos hacer, y ahora mismo está espectacular", explica Roizo. Comenzaron a mediados de abril, y ya están listos para que vuelva a rodar el balón.
¿Y QUÉ PASA CUANDO SE CAMBIA DE ESTADIO?
Una variante más extrema de esta situación es la que vivirá Nico Llorens, responsable de las instalaciones del Levante, que disputará los partidos hasta el cierre del campeonato en el Olímpic Camilo Cano de La Nucía (Alicante), para poder realizar las obras de la nueva cubierta del Ciudad de Valencia.
"Cuando el club tomó la decisión, puso como requisito que el equipo de jardinería viajara a La Nucía", explica a EFE Llorens, que lleva un lustro cuidando el terreno de juego del conjunto granota, al frente de un equipo de cuatro personas.
Afortunadamente, el campo elegido no era para nada desconocido. "La construcción de ese campo la hizo Royalverd y prácticamente se usaron los mismos materiales para el césped. Podríamos decir que son gemelos a nivel de ingeniería del campo: el sistema de drenaje, la caja de gravas, los sistemas de arenas... Esto es lo que permite que el césped esté en buenas condiciones", explica.
Por esto, aunque han tenido que "pisar el acelerador" con algunos trabajos sobre el césped desde que se anunció la medida a finales de mayo, el Levante tendrá un tapete digno de LaLiga Santander para afrontar la pelea por la permanencia.
ENTRE LOS ELEGIDOS QUE ENTRARÁN AL ESTADIO: "SOMOS INSUSTITUIBLES"
Los jardineros formarán parte de ese grupo de dos centenares de elegidos que sí podrán entrar en los estadios durante este reinicio de la competición sin público, según el protocolo de LaLiga que establece que puedan entrar al menos dos 'greenkeepers' o responsables del césped.
"Tendremos que pasar pruebas PCR y podremos salir a reparar el campo en el intermedio. Somos insustituibles para preparar el terreno de juego, o si hay un problema con un banderín o una portería", enfatiza Marc Turrón desde Girona.
Un reto y una responsabilidad para un grupo de profesionales que no ocupan los focos pero que tienen a su cargo el cuidado del tapete del fútbol, ese que ha vuelto a la actividad después de tres meses de detención por la pandemia.
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El reto de los jardineros de LaLiga: "Lo que nos viene es un Mundial"
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