Es así. Míchel a día de hoy no está ni siquiera cuestionado por las altas ésferas del Sevilla. El técnico tiene crédito y mucho para continuar ejerciendo su actual profesión en la entidad nervionense, aunque para algunos su era en el barrio de Nervión comienza a tener fecha de caducidad.
El postrero empate en Cornellá, con el tanto de Negredo y el ridículo arbitraje, una vez más, de Muñiz Fernández, daba aire al madrileño para, a priori, continuar una semana más. Pero la realidad es otra. Ni la secretaría técnica del Sevilla, ni el propio José María del Nido han lanzado un ultimátum a Míchel. Es más, una derrota ante el Espanyol no hubiera supuesto casi nada.
Además, el entrenador sevillista no tiene un límite de dos, tres partidos siquiera. Eso sí, debe remontar lo antes posible porque algunos nombres ya llaman a la puerta, aunque por ahora no existe ni cartera de futuribles.