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Córdoba

La Diócesis cierra este sábado la fase diocesana de la canonización de 132 mártires cordobeses del siglo XX

Así lo proclama el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, que afirma que "la investigación ha sido casi exhaustiva, miles y miles de folios recogen para la historia un material impresionante"

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La Diócesis de Córdoba clausura sábado en la Catedral, con una parte jurídica y otra de celebración, la fase diocesana del proceso de "canonización de 132 mártires cordobeses de la persecución religiosa del siglo XX: 83 sacerdotes, seis seminaristas, cuatro religiosos, y 38 seglares (dos matrimonios).

   Así lo proclama el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, en su carta semanal, recogida por Europa Press, en la que afirma que "la investigación ha sido casi exhaustiva, miles y miles de folios recogen para la historia un material impresionante. Ahora lo ponemos todo en manos de la suprema autoridad apostólica de la Iglesia, para que en su día emita su juicio definitivo, después de un atento y minucioso examen en Roma".

   Para ello, este sábado en la Catedral, a partir de las 11,30 horas, se celebra el citado acto público, bajo la presidencia de Demetrio Fernández y mediante el que se procederá a remitir toda la documentación, que cuenta con más de 20.000 folios, a la Congregación de la Causa de los Santos en Roma. Se nombrará entonces un portador para que entregue allí el conocido como 'trasunto' y comience así la fase 'romana' de la causa.


   Al acto formal le sigue, en la propia Catedral, la celebración de la Eucaristía de Acción de Gracias, que preside el arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, que fue quién inició todos estos trámites en el año 2006. Asiste además el obispo de Segovia, el obispo de Mérida-Badajoz, el postulador de la fase romana, historiadores y teólogos que han trabajado durante años en esta investigación, así como las familias religiosas vinculadas a los mártires, y familiares y fieles de las parroquias de los mismos.

   A juicio del obispo, por los citados miles de folios "corre sangre de mártires, en esas cajas selladas se guarda el perfume de un amor que la muerte no ha destruido. En esas actas está relatado un capítulo importante de la historia de nuestra Diócesis de Córdoba. Y por todo ello damos gracias a Dios, porque "la sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos" (Tertuliano). Ellos son el mejor preludio para el Año de la Fe que vamos a celebrar en los próximos meses".

   Este proceso de canonización, según destaca Fernández en su carta, es una prueba más de que "el siglo XX es el siglo de los mártires" y, de hecho, "a día de hoy la religión cristiana continúa siendo la más perseguida en todo el mundo". Es más, "considerada en su conjunto la historia de la Iglesia y contabilizando el número de mártires, el siglo XX ha generado tres de cada cuatro mártires del total. Es decir, el 75% de los mártires de toda la historia de la Iglesia son de nuestro tiempo".

   Ello se debe, según el obispo, a que "la ideología marxista, que pretende borrar a Dios de los corazones y de la historia, las posturas totalitarias de cualquier signo, los fundamentalismos religiosos, el aplastamiento de las minorías religiosas por parte del poder, etcétera, han generado muchedumbre de testigos de Cristo hasta el extremo de sellar ese amor con su propia sangre".

   "También en España --prosigue la carta--, también en nuestra Diócesis de Córdoba, la muchedumbre de mártires es incontable. Córdoba cuenta entre sus mejores hijos con una legión de mártires de todos los tiempos. En la época romana, en la visigótica, en la época musulmana, en todas las épocas ha habido cristianos cordobeses que se han jugado la vida por Jesucristo y la han perdido, ganándola para la vida eterna. El recuerdo emocionado de estas vidas es un estímulo permanente para los discípulos de Cristo de todos los tiempos".

   Junto a ello, Fernández subraya en su carta que "los mártires que la Iglesia nos propone como ejemplo no son caídos de la guerra. No estaban en el frente y una bala les alcanzó produciéndoles la muerte en la contienda bélica. No. Fueron buscados en sus casas y en sus conventos, en la parroquia o el círculo católico, sencillamente porque eran curas, seminaristas, monjas o seglares de Acción Católica o de la Adoración Nocturna. Fueron buscados por ser cristianos, para arrancar a Dios del corazón y de la historia de los hombres, y ellos resistieron firmes en la fe. Todos estos mártires han muerto dando la cara, bendiciendo y perdonando a quienes los ejecutaban, como hizo Cristo desde la Cruz".

   Por eso, según argumenta el obispo, "cuando la Iglesia, después de un detenido y minucioso examen histórico, proclama mártir, por la suprema autoridad del Papa, a uno de sus hijos, no se fija en el verdugo, sino que proclama que el amor del testigo es más fuerte que el odio del verdugo, que el poder de la fe y del amor a Cristo triunfa sobre la muerte, que el perdón ha prevalecido sobre la ofensa. La última palabra la tiene el amor, que vencerá todas las miserias humanas".

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