La crisis del coronavirus no para de expandirse por todos los países del mundo y comienza a calar en las vidas de las personas que tienen que adaptarse a las medidas que sus gobiernos están tomando para poder prevenir la propagación del covid-19. Uno de estos países es Reino Unido, donde reside un gran número de gaditanos, que en la última semana han comenzado a sufrir las consecuencias de esta crisis sanitaria.
Así lo han explicado a Europa Press Jesús Delgado, natural de Tarifa, y Lucía Caballero, de Cádiz, que permanecen en sus residencias de Brighton y Londres, respectivamente, confinados hasta nuevo aviso.
La única particularidad es que, en sus casos, el Gobierno británico, además de las salidas para hacer la compra de productos de primera necesidad, de ir al médico o al trabajo, también permite salir para ejercitarse diariamente porque, según ha afirmado la joven gaditana, "en Reino Unido se considera que la salud mental es igual de importante que la salud física".
No obstante, estas medidas no han sido anunciadas por el primer ministro, Boris Johnson, hasta hace algunos días, algo que "ha sido frustrante porque se veía lo que estaba pasando en España y aquí no se hacía nada".
Así, Delgado ha señalado que hasta hace poco "todo era normal, en los sitios turísticos había gente". "Aquí había una tranquilidad que en España ya no había", ha resaltado.
En este sentido, ha reconocido haber "pasado miedo", ya que trabaja en una tienda de ropa de un centro comercial, "donde hay que estar de cara al público, tocando el dinero y muchas cosas".
"Poco a poco nos fueron trayendo geles de manos y guantes, y veíamos cómo se iba a poner la situación", ha asegurado detallando que "la mayoría de las tiendas estaban cerrando por decisión propia" pero que la suya no lo hacía ya que "estaban esperando a que el Gobierno fuera el que las cerrara y así ellos no tenían que acarrear con el dinero de los trabajadores".
"Podrían haber mirado primero por la salud de sus trabajadores", ha lamentado el gaditano explicando que una vez que cerraron la tienda, "dijeron que los empleados se quedaran en casa y que no volaran a España porque podía volver a abrir de un momento a otro".
Por su parte, Caballero trabaja en un hospital y, además, es persona de alto riesgo al sufrir otras patologías por lo que, una vez saltó la alarma en España, habló con sus jefes y les dijo que no se sentía "segura" trabajando, "ya que no se estaban tomando medidas reales". "Esa semana empezó el Gobierno a dar algunas pistas pero seguía sin hacer nada y decía que tomaría las medidas en su momento", ha apuntado.
"Empezaron los consejos como que se guardaran las distancias entre las personas y que nos laváramos las manos", ha señalado indicando que "aun así el Gobierno afirmaba que no iba a parar el país porque la economía tenía que seguir y se confiaba en la población para salir adelante". "La gente no hizo caso y sigue sin hacerlo", ha manifestado.
Ahora, con las primeras medidas puestas en marcha, Delgado, que se fue a Reino Unido para vivir una experiencia distinta, no sabe "si compensa" quedarse allí, una decisión que también rondó por la cabeza de Lucía Caballero antes de que el Gobierno tomara alguna decisión, "por el riesgo que suponía coger un autobús, un avión y llegar hasta Cádiz".
Después de una semana de confinamiento, la pandemia continúa haciendo estragos en un país que hasta el momento estaba centrado en el Brexit y que ahora, como el resto del mundo, tiene una preocupación mayor.