Ante varias decenas de miles de personas que acudieron a la plaza de San Pedro del Vaticano para el tradicional Mensaje navideño y la bendición Urbi et Orbe y preocupadas por su salud tras el incidente de la Nochebuena, Benedicto XVI apareció con buen aspecto y la voz clara.
El portavoz vaticano, Federico Lombardi, señaló que el Obispo de Roma “está bien” y no sufrió daño alguno y, comentando lo sucedido, precisó que la seguridad de Benedicto XVI no se puede blindar al cien por cien “si no es creando una muralla de separación entre el Pontífice y los fieles, algo impensable”, conociendo el deseo del Papa de acercarse a la gente.
Sobre la dinámica del incidente, cuyas imágenes han dado la vuelta al mundo, Lombardi contó que durante la procesión de ingreso en el templo, “una persona desequilibrada”, Susanna Maiolo, de 25 años, de nacionalidad ítalo-suiza, saltó la valla y a pesar de la rápida intervención de la seguridad vaticana logró llegar hasta el Papa y a agarrarle el palio, haciéndole perder el equilibrio y caer al suelo.
El palio es una faja blanca con cruces negras, que pende de los hombros sobre el pecho.
El Pontífice –precisó el portavoz– se levantó inmediatamente y reanudó la procesión hasta el altar mayor, donde ofició, “sin ningún otro problema” la Misa del Gallo.
En el trasiego también cayó al suelo el cardenal francés Roger Etchegaray, de 87 años, fracturándose el cuello del fémur, por lo será operado en los próximos día en el Policlínico Gemelli, de Roma. Su estado, no obstante, es también “bueno”, precisó Lombardi.
El portavoz vaticano reconoció que la mujer, que vestía una camisa roja, es la misma que el año pasado al final de la Misa del Gallo ya intentó abalanzarse sobre el Papa y fue detenida por la seguridad vaticana. Vestía la misma ropa que ahora.
Lombardi señaló que nunca se pensó que pudiera ser peligrosa, de ahí que estuviera de nuevo en el templo. La joven ha sido ingresada en un centro para ser sometida a un tratamiento psiquiátrico.
Acogido por vivas y aplausos, Benedicto XVI resaltó en su mensaje que al igual que María, la Iglesia no tiene miedo, ya que su fuerza está en el Niño y que por ello ofrece a Jesús a “cuantos lo buscan con corazón sincero, a los humildes de la tierra y a los afligidos, a las víctimas de la violencia, a todos los que desean ardientemente el bien de la paz”.
