El tiempo en: Punta Umbría
Publicidad Ai
Publicidad Ai

Arcos

¡Él nunca lo haría!

"Ojalá todas las personas veamos a los galgos y a los perros como uno más de la familia y no como mera ‘carne de cañón'

Publicidad Ai Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai
Publicidad Ai Publicidad Ai
Publicidad AiPublicidad Ai

Ayer mismo, una lectora de este periódico me hizo llegar un video de Ondaluz Sierra en el que Manu García, presidente de la protectora de animales arcense ASOSA,daba un dato alarmante, al parecer, se cree que diariamente son abandonados en Arcos alrededor de veinte perros, sin contar a los gatos y otro tipo de mascotas. Eso me hizo recordar una frase que leí en una interesante entrevista a Leonardo Anselmi: “El maltrato hacia los animales es reflejo de una sociedad violenta”.
Los podencos, los bodegueros y sobre todo los galgos son para muchos un mero instrumento de caza. Se calcula que en España unos 50.000 galgos son sacrificados o abandonados cada año, la mayoría en los meses de febrero-marzo. Quizá sea en verano cuando más abandonos se producen en otras razas. Quién no los ha visto alguna vez, vagando desorientados por las afueras de nuestros pueblos, o por alguna carretera secundaria.

Cuando un galgo no está a la altura de las expectativas, o se hace mayor para competir o cazar, pasa a ser un estorbo para quienes lo entrenaron sin compasión. Entonces llega el momento de deshacerse de ellos. En el mejor de los casos, los entregan a algún refugio de animales, otros simplemente los abandonan a su suerte en el monte -o donde les venga mejor-, y los más sanguinarios, prefieren ahorcarlos o tirarlos a un pozo. También se han encontrado en algunos lugares restos de galgos totalmente calcinados. Una absoluta barbaridad que convierte al humano en bestia.

Nacer galgo en este país es un auténtico martirio. Eso lo saben bien las personas que dedican su tiempo a rescatar y proteger a estos nobles animales. También tienen un mérito enorme y forman parte fundamental en la cadena solidaria, todas esas personas que se deciden a adoptar a los perros que han sido rescatados después de vivir un verdadero infierno, y ofrecerles una segunda oportunidad, una nueva vida que nada tiene que ver con la anterior. Son ejemplos de lucha y entrega que nos tienen que servir para concienciarnos de la necesidad de proteger a los animales, en este caso concreto, a nuestros queridos galgos, unos animales maravillosos, portadores de una mirada que da serenidad y agradecimiento a quienes están a su lado. Ojalá todas las personas veamos a los galgos en particular y a los perros y otras mascotas en general, como uno más de la familia, como un buen amigo para compartir una vida en común, y no como mera ‘carne de cañón’.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN