Las entrañas del Banco de España
Por primera vez ayer, las puertas de la cámara acorazada del Banco de España de la capital onubense se abrieron para que en ella accedieran los medios de comunicación.
Situada en el sótano del mítico edificio, la cámara acorazada era el lugar en el que se concentraban las mayores medidas de seguridad del “banco de bancos”, explicó José Castilla, último director de la sucursal onubense del Banco de España, y que ayer hizo de ‘cicerone’ para explicar los entresijos de un lugar en el que se llegaban a almacenar hasta 50.000 millones de las antiguas pesetas para su circulación por la provincia onubense, llegándose a triplicar esta cantidad en la etapa de convivencia entre la peseta y el euro.
Para acceder a ella, puertas esclusas, una abierta y otra cerrada, y con cerraduras de tiempo que sólo podías ser abiertas por tres miembros de la entidad. Máximas medidas de seguridad para acceder a un lugar de almacenamiento de monedas y billetes, además de albergar durante un tiempo “un saco de monedas de época árabe”, que fue localizado en un muro de una obra “y no se pudo guardar en el Museo porque no contaba con las medidas de seguridad suficientes”, expuso Castilla, que indicó que ha sido el único elemento diferente a dinero que se ha guardado en la cámara acorazada.
El edificio del Banco de España es obra del arquitecto José Yarnoz Larrosa, y fue construido entre 1935 y 1938. Su estética es de arquitectura oficialista, y sus detalles ornamentales del exterior recuerdan al estilo arquitectónico neoclásico. Su uso como sede de la sucursal onubense se remonta al año 1941, después de que hasta 1884 estuviera en la calle Rico, y a partir de 1891, en la antigua calle Sevilla (actual calle Berdigón).
En la sede la Plaza de las Monjas llegaron a trabajar hasta 24 personas, pasando a 14 con la llegada de la mecanización. En 2003, la sede fue clausurada, quedando el edificio, tres plantas y un sótano, en desuso, pero con un potencial enorme para dar funcionalidad a un espacio repleto de motivos para que pueda dsifrutarse de él.
Un espacio llamado a convertirse en sede cultural
La Consejería de Economía y Hacienda compró el edificio en julio del pasado año a la Sociedad Estatal de Gestión Inmobiliario de Patrimonio por un importe de 3,7 millones de euros y fue adscrito a la Consejería de Cultura en el mes de octubre. El edificio tiene una superficie construida total de 3.365,47 metros cuadrados, distribuidos en cuatro plantas, incluida la planta sótano. Su utilización como centro cultural de referencia permitirá ampliar la oferta de servicios culturales en la provincia. el delegado de Cultura, Juan José Oña, indicó que el primer paso después de la adquisición por parte de la Junta del edificio fue la realización de un estudio de patología y después de las estructuras, “para ver si podía mantener el peso de un edificio para servicio público”. Así, apuntó que desde un principio se ha pensado que puede tratar de de un edificio que cuente con un espacio escénico, aunque fuese pequeño, para desarrollar actividades; espacios expositivos; archivo; biblioteca; mediateca; aulas...
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