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Patio de monipodio

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SAREB, pese a lo cerquita que está, no tiene nada que ver con saber. Aunque se las saben (todas), o así actúan. No deben saber, o se hacen los sordos, porque, si ha sido bueno para los bancos y para los grandes propietarios inmobiliarios ¿por qué le llaman “Banco malo”?...

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SAREB, pese a lo cerquita que está, no tiene nada que ver con saber. Aunque se las saben (todas), o así actúan. No deben saber, o se hacen los sordos, porque, si ha sido bueno para los bancos y para los grandes propietarios inmobiliarios ¿por qué le llaman “Banco malo”? Pareció ser el “Banco Bueno”, cuando se dijo que obligaría a bajar precios, para sacar el inmenso activo inmobiliario existente, pero ¿quién se atreve, si no hay cascabel y el gato es un tigre? Bajar precios habría sido una “afrenta humillante” a tantos especuladores que hicieron subir el precio de la vivienda hasta dejarnos perdidos a todos con los restos del estallido burbujero. Que así ha terminado, porque hizo un agujero, cubierto con el de los bolsillos del contribuyente, que así está el contribuyente “burbu-agujereado”, por el bolsillo y por la mordaza con que acallar su queja cuando le meten la mano para agrandar el agujero.

El Banco “malo” se queda en malo. Eso quiere ser, que para eso es el salvador de los otros bancos, los que se quedan con la pasta que, por lo tanto, no deben ser muy malos. ¿No? ¿O sí? En vez de poner las viviendas vacías en el mercado y solucionar el problema de miles de familias, con alquileres asequibles, en 2016 serán derribadas las viviendas no ocupadas. Parece una barbaridad, un abuso de poder, una cacicada, pero eso se dice O los teletipos (bueno, ya no hay teletipos, pero es el argot) anuncian falsedades (rara, rarísima cuestión: los teletipos se limitan a reflejar lo que se les dice) o el Banco Malo no es malo. Es muy malo, malísimo. Con el lacerante problema de vivienda existente, con miles de familias expulsadas de sus casas, con alquileres tan altos, de lo que se aprovechan bancos, empresas y particulares, pero a los que muy poca gente puede acceder, el SAREB proyecta derribar viviendas. (In)sano pretexto para volver a empezar en 2017; empezar de nuevo a construir, con el (in)sano deseo de volver a forrarse. Error de cálculo de la inmunda avaricia especulativa. ¿O van a volver a dar créditos inmobiliarios a las mismas personas a quienes han quitado su vivienda?

El objetivo, claro, no es volver a construir, pues son los primeros en conocer la escasa demanda. El objetivo es detener la caída de los precios, para fabricarse un “forro” de mayor abrigo. Del mayor abrigo posible. Aunque la gente no tenga dónde vivir, creen poder imponer precio a los pocos compradores incautos restantes y a necesitados de limpieza en sus asombrosas y sombrías fortunas. Visto el “estilo”, el SAREB también podría llamarse EGPAB (Entidad gestora para ayudar a los bancos) ó EGSP (Entidad gestora para subir precios). Ó “Banco PUMA”, siglas intraducibles por el decoro, ante la inevitable referencia a sus progenitores. Derribar viviendas… ¡hijos del sareb!, para forzar subida o, cuando menos, detener bajada. Derribar miles de viviendas…; mientras, la gente a vivir con los abuelos, o a la chabola, que es muy sano. El beneficio obnubila la razón si la hubiera. Mucho más beneficio tenbrían de ocuparse esas viviendas. Pero en su codicia prefieren perder beneficio, a cambio de menos, de mucho menos trabajo. Al menos mientras haya un pueblo sumiso que los mantenga.

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