Esto de la crisis está dejando a la peña un poquito rayada. La verdad es que, desde hace tiempo, estamos asumiendo que el asunto es más serio de lo que muchos esperaban, y los despidos, la congelación de salarios, los impagos de hipotecas, de la letra del coche o de las compras de fin de mes, están aflorando cada día a una velocidad de vértigo. Esto es lo que hay y todos somos conscientes de la gravedad de una situación que hace un año el Gobierno de España negaba con rotundidad en su precampaña y posterior campaña electoral. Los ciudadanos de este país, confiando en un gobierno del buen rollito no se podía imaginar hasta dónde podía llegar esto, pero ya estamos viendo que la cosa se sale del tiesto. Y no sólo se sale del tiesto en lo referente a los bolsillos de los ciudadanos, sino en las campañas de marketing que algunas empresas eligen para vender sus productos. Hay en antena una campaña de telefonía fija y móvil que me llama especialmente la atención y que se me antoja, por el modo, de un oportunismo alucinante. Supongo que usted también habrá contemplado boquiabierto la historia del spot y, si se encuentra en situación de desempleo, se habrá rilado en los que publicitan un producto –sea cual sea éste– utilizando el mal o la desgracia de aquellos infortunados que han perdido su puesto de trabajo y que lo que menos necesitan es gastar dinero para engordar las arcas de los que pasan del asunto.
El tema central del spot es un señor que le comunica a su esposa –a través del móvil– que le han despedido de la empresa. Ella, tierna y fiel amiga hasta la muerte y más allá, le dice que no se preocupe y que las cosas se arreglarán. Al poco de recibir la mujer la llamada de su marido, toma el teléfono fijo de su casa y llama a no sé quién, una amiga, por ejemplo, y le comunica la desastrosa situación en la que se encuentra su esposo. La amiga, con ademanes de comprensión y fiel servidora de los suyos, le tiende la mano y envía el currículum de su amigo a una empresa. Al poco, aparece en escena una reunión de la misma en la que se decide contratarlo. Cuando el tipo llega a su casa –a los diez minutos de comunicarle a su mujer el despido– recibe una llamada de teléfono y le informan que está empleado. Él mira a su mujer y ella, con gesto tierno y cómplice, y con una sonrisa imborrable, sale de escena. Solucionado el problema. ¡Ja!
Esta campaña, destinada a los miles de desempleados de este país, trata de rescatar a los clientes que, en tiempos de crisis, tomen la decisión de huir a otras compañías más baratas. Para ello, como dije, la compañía pretende reforzar los lazos emocionales con sus clientes y solidarizarse, pero no deja de parecerme una estrategia cutre de vender un producto o ayudar a alguien en esa situación aún estando en situación de paro. Lo que el tipo del spot –al igual que miles de españoles en paro– necesita es ayuda urgente para no perder su hogar, sus necesidades básicas. Estas personas necesitan saber la verdad sobre todo lo que ocurre y que se le ayude a tomarse con calma la situación, a que los bancos le den el dos de pecho y que en poco tiempo pueda volver a su vida laboral. Hay empresas que están cerrando porque los bancos no le conceden fondos. Esto genera despidos. Hay empresas que no cobran los pagarés. Esto genera despidos. Hay empresas que están siendo embargadas por impagos a los bancos. Esto genera despidos. Yo mismo he recibido de mi banco un folleto con productos puestos a la venta por la entidad para adquirirlos a plazos: televisores, ordenadores, batidoras, bicicletas de montaña... A veces me pregunto por qué no nos envían soluciones a nuestros problemas económicos. Por qué no dan créditos a las pequeñas y medianas empresas para que puedan seguir subsistiendo y por qué nos engañan todos constantemente. Incluido el gobierno.
Pero sin salirme del asunto de la telefonía, me gustaría saber si esta compañía estaría dispuesta a no cortar la línea de teléfono a estas personas en el paro y si, igualmente, proporcionaría publicidad de cómo encontrar un empleo de forma inmediata. ¿Por qué no les proporcionan a sus clientes una guía de empresas donde dirigirse? Sólo cabe esperar que nos venga Cutrespa y nos venda cutrez española a dos euros el kilo.
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