Decía el amigo Aristóteles, uno de esos griegos que sin fútbol, crisis ni televisión se ponía a darle vueltas al mundo, que en el término medio está la virtud...
Decía el amigo Aristóteles, uno de esos griegos que sin fútbol, crisis ni televisión se ponía a darle vueltas al mundo, que en el término medio está la virtud. Lo que no explicó el bueno de Aris es el camino que hay que coger para llegar a ese término porque aquí en nuestro Jerez somos mucho de galopar por los extremos, de pasar rápidamente y sin ningún tipo de complejos de un lado a otro de la balanza. Y todo ello sin ninguna causa razonable.
Les pongo un ejemplo futbolístico. El otro día el Xerez, líder destacado de Segunda, perdía al descanso de su partido ante el Levante por 2 a 0. En uno de esos muchos foros que existen en la red no se pueden ni imaginar las críticas que se estaban vertiendo contra el que hasta la fecha es el mejor entrenador de la historia del club azulino, Esteban Vigo. Que si era un cabezón, que no ponía a los mejores, que si tenía que quitar a uno, que había que decirle al malagueño que se dejase ya de tonterías... Sólo una mala primera parte de un partido y a alguno le faltó ir hasta Valencia para cortarle la cabeza a un técnico que ha conseguido dos salvaciones milagrosas y está en situación de conseguir una proeza histórica y sin precedentes en el fútbol jerezano.
Sólo bastará que gane nuevamente un partido para que al bueno de Boquerón lo quieran sacar a hombros, porque amigo Aristóteles, el término medio aquí no lo encontramos, se nos ha perdido. O crucificamos o montamos rápidamente una procesión cargada de alabanzas.
Nos cambian un poco la ruta de los autobuses y ya pensamos que llega el fin de los días porque sin parada cerca de nuestra casa no hay paraíso. Todavía recuerdo el día famoso de aquel tornado reciente que nunca llegó. Más de uno pensó en ir a por provisiones al supermercado por lo que fuera a pasar y alguno ya se veía protagonista de Apocalypse now. Que se lleva dos días lloviendo, pues será que esta cerca el diluvio. Y si en marzo nos vienen dos días de sol como ahora, ya se están moviendo armarios a contrarreloj para ir sacando las bermudas y el bikini que vamos tarde para Valdelagrana.