El tiempo en: Punta Umbría
Jueves 25/04/2024  

La escritura perpetua

'The artist'

Publicidad AiPublicidad Ai Publicidad Ai
The Artist es una película tristísima y alegre a la vez, creada en torno a la esencia misma del cine, una película que ya apunta abiertamente a la inmortalidad, porque se inspira directamente en el espíritu de Charles Chaplin o de Douglas Fairbanks, y de todos aquellos artistas irrepetibles del cine mudo que conseguían emocionar con sólo el gesto.


Porque The Artist’ es, sobretodo, una película de emociones, rodada en carne vida, en la que los gritos no se escuchan, pero se sienten, en la que la pantalla no tiene color, pero la acción deslumbra. Es la historia de una decadencia, pero sobretodo, es una historia de amor. El director, Michel Hazanavicius, nos transmite que el público olvida fácilmente al ídolo caído. Pero la salvación está en los propios actores, personas ambiciosas y ególatras, pero solidarias. El artista, además, sobrevive porque nunca deja de serlo. Por eso es capaz de reconstruirse a partir de sus propias cenizas –literalmente en ‘The Artist’- y de lanzarse entonces a bailar. Los protagonistas, Jean Dujardin y Bérénice Bejo, mudos y sin color, impactan directamente en la conciencia del espectador. Todo indica que ambos alcanzarán en los próximos días el Oscar sin pronunciar palabra. Pero lo han dicho todo con los ojos. Con el movimiento. O bailando. Charlot, sí, está vivo. El cine es esto. El público de una sesión de entre semana rompió a aplaudir emocionadamente al final de una función. Porque ha redescubierto el cine. Porque el personaje interpretado por Jean Dujardin no habla, ni siquiera escuchamos sus gritos: Pero mira. Y en esa mirada está el dolor, la alegría, la desesperación, la esperanza, el éxito, la caída, y cuando sus ojos se cruzan con los ojos negrísimos de Bérénice Bejo el desgarro es absoluto. Si hubiéramos sabido que el amor era eso. Obra maestra.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN