En estos últimos días ha intentado de nuevo entrevistarse con la jueza del Juzgado número 1 de Jerez, en cuyas dependencias está archivado el asunto para insistirle en que mientras el delito cometido no prescriba deben seguir haciéndose esfuerzos por parte de quien corresponda para dar con los autores de la muerte de su hijo.
No obstante, Antonia, según cuenta, no pudo pasar del despacho de una funcionaria del juzgado que no le atendió en su requerimiento de darle cita con la jueza a la que ella iba a ver.Antonia, que no estaba dispuesta a dejar pasar el tiempo sin más, recurrió al juez decano de Jerez, Juan José Parra, al que fue a visitar en varias ocasiones la semana pasada, hasta que el martes consiguió verle.
A Parra le expuso la situación, la negativa recibida en el número uno para ver a la jueza y su deseo de seguir moviendo el caso.El magistrado intermedió en su petición y le facilitó los datos de quien podría atenderla en ese intento, habiendo dado ella ya los pasos necesarios para hablar con la jueza, estando pendiente en estos momentos de que la llame y la reciba.
No permitirá el olvido
Antonia Castro sostiene que los jueces pueden haber decidido el archivo del caso, pero que ella, mientras pueda, hará que no se olvide y que si está archivado para la justicia siga fresco en la memoria de los jerezanos.
“Si no quieren trabajar o no quieren complicarse más con este asunto a mí me da igual, no van a impedir que yo esté moviendo papeles o yendo a donde tenga que ir”, comentó dispuesta a seguir recordando que ni la policía ni los jueces han sido capaces de dar con los asesinos de su hijo.
Antonia Castro insiste en que hay pruebas que no se han investigado lo suficiente, mencionando entre ellas la existencia de unas gotas de sangre en un cristal que no corresponden con ninguna de las personas investigadas por este asunto y que no puede quedarse sin averiguar a quién pertenece.
“Cada vez que hemos pedido una investigación todo viene de vuelta como que no es de nadie” (conocido), afirma, a la vez que lamenta tener que cruzarse con alguno de los acusados que se sentaron en el banquillo con demasiada frecuencia, “lo que hace que se me remueva la sangre”, sostienen al sospechar que entre los detenidos en su día está la clave de lo que sucedió la noche que mataron a su hijo.
