Bajan las aguas revueltas en la vida política nacional y, claro, esa crispación se traslada a su vez a los escenarios andaluz y malagueño. Si en Madrid tenemos a tirios y a troyanos enfrentados por la futura Ley de Extranjería, la vivienda y si el rey va o no a la toma de posesión de la nueva presidenta de México, en Andalucía seguimos dándole vueltas a la financiación autonómica y la opa hostil a la igualdad entre los españoles de las diferentes autonomías que supone el nuevo cupo catalán. A ver cómo se concreta y de qué manera afecta a la caja común. En Málaga, los debates se centran también en la proliferación de las viviendas turísticas y en la convivencia entre quienes consumen este tipo de alojamiento y los vecinos de unas determinadas zonas de la ciudad, si es queda lugar que los pisos turísticos no hayan colonizado. Es un asunto sobre el que los medios llevan años advirtiendo, pero la falta de una regulación estatal, dice el equipo de gobierno, ha impedido darle respuesta hasta ahora de forma adecuada. Los vecinos consideran que en el PGOU de la ciudad hay herramientas de sobra para haber puesto coto a este asunto. Veremos. El caso es que es una problemática que está afectando a todas las ciudades del país cuya resolución es compleja. De hecho, forma parte de otra casuística aún mayor relativa a los efectos del turismo en determinadas urbes, lo que lleva a debatir la imposición de una tasa turística o a limitar, incluso, la cifra de megacruceros que visita cada año el puerto. En Ibiza, ya han optado por limitar la presencia a dos cruceros de forma simultánea. Por otro lado, parece que la Torre del Puerto, el rascacielos hotelero que iba a levantarse en el dique de Levante, es un proyecto en vías de quedarse únicamente en el papel, un síntoma del debate abierto en la ciudad sobre si los edificios en altura aportan, o no, o tienen cabida en una ciudad como esta. Habrá que verlo. Lo cierto es que el otoño ya se nos ha echado encima y, en plena redefinición de nuestros encantos culturales, cierre del CAC incluido, se han multiplicado los eventos literarios y culturales, los conciertos, las conferencias y las jornadas de todo signo y condición. La ciudad está más viva que nunca y se pregunta, atenta a lo que la rodea, qué quiere ser de mayor.
Fuego amigo
Una ciudad viva
En Málaga, los debates se centran también en la proliferación de las viviendas turísticas
Fuego amigo
En mis columnas hablo de la Málaga que fue, de la que es y, a veces, de la que será
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