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Crece el número de llamadas al Teléfono de la Esperanza

Hasta octubre ha atendido ya el 98% de las comunicaciones de todo el año 2007

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  • El Teléfono de la Esperanza ha atendido 2.640 llamadas en lo que va de año. -
Aún faltan más de dos meses para que termine el año y el Teléfono de la Esperanza -959 281515- ha registrado hasta octubre 2.640 llamadas, sólo 46 menos que en todo 2007, periodo en el que atendió a un total de 2.686 personas, con lo que se ha alcanzado ya el 98% de las comunicaciones producidas en todo el año anterior. La crisis económica está generando, según esta asociación, muchos problemas de ansiedad y depresión, por lo que estos malos tiempos están detrás del aumento de la demanda de este servicio y, además, las previsiones indican que la tendencia será “larga y creciente”. 
  
De esta forma, si se sigue la proporción media de alrededor de 200 llamadas al mes -que puede subir porque con el inicio del otoño las llamadas suelen aumentar-, al finalizar 2008 unas 400 personas más que el año anterior habrán recurrido al  Teléfono de la Esperanza, una organización que proporciona de manera gratuita, anónima y especializada atención urgente vía telefónica o en persona, a solicitantes en situación de crisis grave, la mayoría por dificultades de comunicación, conflictos de pareja o padres-hijos y problemas de soledad, estados depresivos, ansiedad y miedos, aunque también se atienden consultas asistencias, sociales, jurídicas y laborales.
  
Hasta enero, la organización no hace balance y estadísticas de los últimos doce meses, pero a la vista de los datos recopilados hasta ahora,  los técnicos del Teléfono de la Esperanza explican que los perfiles son similares a los de 2007, periodo en el que el 70% de las llamadas provenía de mujeres y el 30% restante de hombres. En lo referido a las edades, predominan los usuarios situados en el intervalo entre los 30 y los 50 años, pero también se reciben llamadas de niños y adolescentes y jóvenes, así como de personas de edad avanzada.
  
En cuanto a los problemas que llevan a las personas a recurrir al Teléfono de la Esperanza, la mayoría de las atenciones son por crisis psicológicas y psiquiátricas, que se dan tanto en hombres como en mujeres, que piden ayuda por estados depresivos, problemas de soledad e incomunicación y trastornos de ansiedad. Aunque con menor frecuencia, también se atendieron episodios psicóticos, ideas suicidas, problemas de dependencia, sexuales, trastornos de sueño y quejas por enfermedades.
  
El segundo bloque de problemas que llega a los voluntarios del Teléfono de la Esperanza es el de las dificultades relacionales, entre las que predominan las crisis de pareja, los conflictos familiares y generacionales, las preocupaciones sentimentales y las crisis por ruptura amorosa, situaciones que en algunos casos se relacionan también con malos tratos. Asimismo, la asociación atendió consultas asistenciales, fundamentalmente problemas de ancianos, personas dependientes y desempleados, así como demandas jurídicas, sobre todo por conflictos de separaciones, herencias y deudas. 

Labor de intervención en crisis  y promoción de la calidad de vida emocional

El Teléfono de la Esperanza, que cuenta con un equipo de 30 voluntarios, además de personas en formación y colaboradores puntuales, presta servicios de intervención en crisis  y de promoción de la calidad de vida emocional a nivel individual, familiar y psico-social, buscando siempre el desarrollo integral del ser humano. Para las intervenciones en crisis, la organización ofrece el servicio de ‘Orientación por teléfono’, atendido “permanentemente por voluntarios especializados y formados en la escucha para ayudar en la superación de problemas”; así como el servicio de ‘Asesoramiento e intervención profesional’, con entrevistas personales atendidas por psicólogos, abogados y orientadores familiares. Además, se llevan a cabo diferentes ‘Talleres para crisis específicas’.
 
Por otro lado, en el capítulo de promoción de la vida emocional, el Teléfono de la Esperanza pone en marcha Grupos de desarrollo personal, entre ellos ‘Autoestima’ y ‘Comunicación no violenta’. Además, la asociación desarrolla las ‘Jornadas de Familia’, ciclos de conferencias con expertos que profundizan en las relaciones de pareja, padre-hijo, separaciones, y duelos. Por último, se celebra con diversas actividades el 15 de noviembre, Día Internacional de la Escucha.

La falta de una sede adecuada dificulta la acción asistencial

El Teléfono de la Esperanza se ubica en la actualidad, después de varios traslados obligados por problemas económicos, en el número de 5 de la Avenida de Andalucía, en un local que la organización considera “insuficiente” y que puede mermar la calidad del servicio, ya que provoca problemas como “el retraso en el tiempo de las entrevistas, la necesidad de duplicar el uso de las salas para los grupos, desplazamiento de los cursos de formación de los voluntarios fuera de Huelva y dejar aparcados proyectos que beneficiarían a nuestra ciudad y que no se pueden llevar a cabo por falta de espacio material”.
  
Así las cosas, la asociación lamenta que esta “carencia de espacio retrasa la inmediatez en la atención a las personas que demandan ayuda y la incorporación de nuevos voluntarios”, por lo que uno de sus mayores retos es conseguir “una sede amplia, situada en una zona bien comunicada, en un entorno discreto y libre de barreras arquitectónicas”. Todo para atender las llamadas que les llegan incluso de otros países.

Más de quince años de trabajo en Huelva

El primer Teléfono de la Esperanza nació en Sevilla en 1971, en Huelva comenzó su andadura en 1992 y en este tiempo está presente en la mayor parte de España y en diferentes países, especialmente en Latinoamérica.
  
En Huelva, la organización está integrada por más de 30 voluntarios que, independientemente del ámbito académico del que provengan, deben pasar por un periodo de formación de un año en el que deben superar dos cursos del Programa de Agentes de Ayuda, mientras que los orientadores por teléfono además deben pasar por el Seminario de ‘Relación de Ayuda’, de alrededor de cuatro meses de duración.

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