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Confesiones y 'mea culpa' de la temporada taurina

Las charlas coloquio de la peña y escuela taurina Francisco Montes Paquiro de Chiclana dejaron varias perlas como la confesión de Ana Alonso de haberse equivocado tras autorizar la lidida de la corrida de Barral

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  • De i. a d. Rafael Sestelo, Ana Alonso, Sebastián Rodríguez, Manuel Sotelino y Antonio Ruiz
A veces los foros de debate que organizan distintas peñas y entidades, para mantener la llama de la afición durante el invierno, sirven para que algunos personajes que forman el esqueleto de la fiesta,   se vayan de la lengua, en el buen sentido de la palabra y cuenten hechos y circunstancias, que al aficionado y público desconocen.  En un  negocio donde se mueven tantos millones e intereses y existen en muchos momentos posturas enfrentadas, es lógico que surjan momentos tensos y presiones entre autoridad, toreros, ganaderos y empresario. Hoy les cuento algunas perlas ocurridas en la plaza de El Puerto , que es un indicativo más de lo que se cuece antes de un festejo y que pudieron ser escuchadas  en la charla coloquio que con tan buen acierto ha organizado la peña Francisco Montes Paquiro y la Escuela taurina del mismo nombre, radicada  en Chiclana.

El veterinario Antonio Ruiz  hizo una acertada ponencia sobre el reconocimiento del toro de lidia, ajustándose al reglamento en sus funciones administrativas y sanitarias. A continuación hubo un intenso coloquio protagonizado por los presidentes de la plaza de El Puerto, Ana Alonso y Rafael Sestelo; el empresario Sebastián Rodríguez y el veterinario Ruiz López, con  la moderación del cronista Manuel J. Sotelino.

Se escucharon cosas sorprendentes como “que a las dos de la madrugada de ese mismo día de la corrida en la que se lidiaba el encierro de Barral estaban rechazados y el festejo suspendido. Finalmente la presidenta  decidió tirar para  adelante,  a la vista de las presiones de los matadores hermanos Rivera Ordoñez y de la empresa,  ya que la venta de localidades estaba alta  a pesar de que no estaba incluída en el admirable bono real”. Ana Alonso entonó el mea culpa y reconoció su error por  haber  autorizado la lidia de ese hierro. Precisamente el empresario  tambien reconoció “pasar vergüenza” por la presentación de ese encierro.

En referencia a la polémica  corrida de Gavira, la presidenta admitió su acierto en rechazarla. Por
su parte Rafael Sestelo se refirió a  las presiones y excusas de los ganaderos para ver los toros en el campo. Contó que generalmente  falta un toro  de los seis o siete toros que hay en el campo, escuchando  lo de siempre “no se preocupe que le traemos otro que está en tal plaza”.  Siguió comentando Sestelo que “hay casos como le pasó a mi compañera Alonso,  que al haber rechazado uno o dos toros en el campo,  siendo vinculante su rechazo y aún sabiendo el ganadero que no puede ir ,  por su cuenta lo embarca para la plaza, a ver si pasa. Naturalmente el toro no se baja del camión”. Al referirse Sestelo al sorteo comentó que “los toreros enlotan lo toros de menos trapío”.

El veterinario Ruiz López tambien entonó el mea culpa por algunos reconocimientos; en el caso concreto de la corrida de la corrida de Santiago Domecq, al haberse lidiado en sexto lugar un toro de escasa presencia para El Puerto, lamentando las condiciones de los decimonónicos corrales. El moderador Manuel Sotelino leyó el artículo 5.2 del vigente reglamento que dice que las plazas deberán tener tres corrales y la de El Puerto no la cumple, aunque en este caso y dada su  consideración de histórica, tienen cinco años para actualizarse, respondiendo el empresario que en el pliego de condiciones “no está contemplado su construcción” y que está abierto a la negociación. Afirmó poner todo su empeño la próxima temporada para subsanar errores,  ya que se hizo cargo del coso el pasado  año con la temporada encima. La ponencia sobre el toro bravo de Borja Domecq (Jandilla) resultó interesante .

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