Un equipo internacional liderado por el Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona (ICM-CSIC) ha revelado el crecimiento de una falla en el mar de Alborán, llamada falla de Al-Idrissi, que causó el terremoto de magnitud 6.4 en la escala Richter que afectó a Melilla y el sur de la península ibérica en enero de 2016.
El estudio, publicado en la revista "Nature Communications", muestra la generación y el crecimiento de una falla activa en el Mar de Alborán, que es una cuenca joven situada entre las placas tectónicas de Eurasia y de África.
Según el ICM, el sistema de la falla de Al-Idrissi, que cruza la parte central del mar, se encuentra en el límite de ambas placas y es la estructura tectónica activa más larga de la región, con unos 100 kilómetros de longitud, y se desliza casi 4 milímetros al año.
"Nuestro trabajo muestra, por primera vez, la estructura detallada de un sistema de fallas en su etapa inicial. Este sistema de fallas incipiente es una oportunidad única para estudiar el crecimiento y la evolución de una joven falla de movimiento lateral", ha explicado la investigadora del ICM-CSIC Eulàlia Gràcia Mont, líder del proyecto.
Según Gràcia, el sistema de falla de Al-Idrissi, enlaza hacia el norte con las fallas NSF del margen de Almería, y hacia el sur con las fallas del margen Norte-africano.
En el medio del sistema, se encuentra el epicentro del sismo del 25 de enero de 2016, de magnitud (Mw) 6.4, el más grande registrado en el mar desde que se instalaron los primeros sismómetros, hace más de cien años.
Fue un terremoto submarino (terremoto de Al-Idrissi) que sacudió el norte de la costa marroquí, afectando gravemente la ciudad de Melilla y numerosas localidades del sur de la península ibérica y del norte de África.
Según los investigadores, la falla continúa creciendo.
El estudio ha empleado una metodología que combina datos de alta resolución batimétrica para obtener el relieve tridimensional de la falla Al-Idrissi con un elevado nivel de detalle.
Gràcia ha indicado que la falla de Al-Idrissi es "un modelo único que muestra la generación y el crecimiento de una falla activa" y ha recordado que en los últimos treinta años se han registrado en ésta tres eventos sísmicos (en 1994, en 2004 y en 2016).
"La acumulación de sismos puede conducir a la generación de fallas más largas con el potencial para generar sismos de mayor magnitud con el paso del tiempo", ha advertido.
"Ahora que conocemos con detalle esta estructura de falla que está creciendo, podemos establecer con más precisión la posible evolución sísmica de este sistema", según Gràcia.
Esta investigación ha sido coordinada por el ICM-CSIC y han colaborado en ella el Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra y la Unidad de Tecnología Marina, ambos centros también del CSIC, y centros de investigación de Alemania, EEUU, Irlanda, Francia, Reino Unido y la Institució Catalana de Recerca i Estudis Avançats (ICREA).