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El pobrecito hablador

Con uno basta

Que suene el acento de un andaluz en el Senado, porque el resto de representantes del pueblo andaluz dormita, calienta asiento, o simplemente no comparece.

  • Pilar González, senadora de Adelante Andalucía. -
  • Ahora cierren los ojos y piensen en 30, 40 voces, seseantes o ceceantes, cada una con su habla propia pero todas andaluzas

A veces, una simple chispa provoca un incendio, un simple movimiento es el inicio de una cascada de acontecimientos cuyo fin no se adivina, una simple intervención arranca la rabia contenida de miles de marmotas agazapadas.

Un solo tweet de la senadora Pilar González fue suficiente para poner en marcha la maquinaria de francotiradores contra todo lo que suene a andaluz. Todo por defender el proyecto EPA, una propuesta altruista de lingüistas andaluces que intentan, de la mejor manera posible, llegar a una transcripción del andaluz, una ortografía para nuestro conjunto de hablas. Qué atrevimiento.

Todo el espectro de espectros españolistas, desde la izquierda más pseudo progresista hasta la derecha más pseudo democrática, ha puesto el grito en el cielo, con argumentos de lo mas disparatado. Unos aluden al hecho de que el andaluz, en su riqueza, no se habla igual o no tiene el mismo acento en todos los pueblos andaluces. Bastaría recordarles que un limeño no tiene el mismo acento que un burgalés, y que eso no impide que ambos escriban el mismo castellano.Otros, sin duda los más avispados, hablan de un lenguaje inventado. Sí, inventado. Como si el castellano naciera de los árboles. Si además supieran que tuvo que ser un andaluz el que les diera una gramática, les daría una embolia.

Evidentemente, nadie recuerda la exigencia de la senadora al Gobierno de mantener la planta de Airbus en Puerto Real, su postura contra las Diputaciones Provinciales o la inclusión de Sierra Bermeja dentro del Parque Natural de la Sierra de las Nieves el 16 de Junio de este año.

Este artículo no es un canto a los méritos de la senadora, que no necesita quien la defienda. Quien así lo piense, no debería fijarse en el dedo sino hacia donde apunta. Señala, sin duda, a que la noticia sea que suene el acento de un andaluz en el Senado, porque el resto de representantes del pueblo andaluz dormita, calienta asiento, o simplemente no comparece. El resto es como ese perro de goma que tenía mi abuelo en la guantera del coche, que movía su cabeza según mi abuelo girara el volante a izquierda o derecha. Ni están ni se les espera.

Ahora cierren los ojos y piensen en 30, 40 voces, seseantes o ceceantes, cada una con su habla propia pero todas andaluzas. Sueñen despiertos con un grupo sin amo en Madrid.

Uno ha bastado. Pero uno no es suficiente.

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