José Rico Pavés se convirtió este sábado en el cuarto obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez en el transcurso de una solemne eucaristía que contó con la presencia del nuncio apostólico en España, Bernardito Cleopas Auza, y de más de veinte prelados, con figuras destacadas como el cardenal arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Carlos Osoro.
También estuvieron los obispos del sur; el obispo de Getafe, Ginés García; o el de Canarias, José Mazuelos, que fue precisamente quien le precedió en el cargo que ahora ocupa. No faltaron a la cita la alcaldesa de Jerez, Mamen Sánchez; la presidenta de la Diputación Provincial, Mamen Sánchez; o la delegada del Gobierno de la Junta, Ana Mestre.
De igual modo estuvieron presentes alcaldes de otros municipios integrados en la Diócesis de Asidonia-Jerez.
En su homilía, monseñor Rico Pavés ya avanzó algunos de los rasgos que le acompañarán en su episcopado.
Así, dejó claro que la toma de posesión no debe entenderse como “un acto de dominio, sino de obediencia”, ya que “no es una apropiación” ni “un ejercicio de exaltación personal”, sino “un despojamiento” y un “servicio en comunión”.
El nuevo obispo está además llamado a desempeñar su ministerio “en comunión con los demás hermanos obispos”, recordando además que la Iglesia pide “obediencia”, que no es otra cosa que “abrazar la voluntad de Dios, reconocida en las disposiciones del Papa”.
Monseñor Rico Pavés agradeció al nuncio apostólico “su presencia y cercanía”, aprovechando para renovar su “adhesión cordial al Papa Francisco”, que está llamando “a poner la Iglesia en estado de misión, saliendo al encuentro de las heridas” de los “contemporáneos” para llevarles “la alegría del evangelio”.
El nuevo prelado quiso tener un recuerdo para Joaquín María López y Ginés García, obispos emérito y en ejercicio de Getaje, respectivamente, que le han tratado estos años “con corazón de padres”.
También aludió a los tres pastores que le han precedido en Asidonia-Jerez. “Lo que ellos han sembrado espero cosecharlo para seguir sembrando en la continuidad serena de la sucesión apostólica”, dijo.
Tampoco pasó por alto la oportunidad de referirse a Federico Mantaras, hasta ahora administrador diocesano, que ha conducido la sede “con prudencia y discreción”.
En el capítulo de agradecimientos hubo mención expresa para todos los representantes institucionales que acudieron a esta invitación.
A todos ellos tendió su “mano amiga” para “trabajar, cada uno desde su ámbito y competencia, al servicio de las personas”.
“Cuenten con mi colaboración leal y respetuosa en la búsqueda del bien común y en el cuidado de aquellos que pasan por la grave prueba de la soledad, de la enfermedad o del desempleo. Nuestra contribución en la construcción de una sociedad más justa se llama evangelización. Y esto es lo que deseamos seguir impulsando, conscientes de que nada hay más humanizador que evangelizar”, sostuvo monseñor Rico Pavés.
En su homilía, insistió en la idea de que “nada puede el obispo sin sus fieles”, haciéndose eco del llamamiento que el Papa Francisco está haciendo a la sinodalidad, que no es otra cosa que “caminar juntos”, por eso el pastor “debe trabajar sin descanso por la comunión entre sus fieles y con el resto de la Iglesia universal”.
Cuenta además con los sacerdotes “para llevar el amor del corazón de Cristo a todos, a los de dentro y los de fuera de la Iglesia, el estilo del Buen Pastor, contemplando por dentro los misterios divinos” y “sosteniendo por fuera las cargas” del “pueblo fiel”.
También con las personas consagradas y los seglares, que deben “reconducir todas las cosas a Cristo” sembrando “la semilla del evangelio en los hogares, en las escuelas, en los trabajos y en las instituciones sanitarias, sociales, políticas y culturales”.
Mención especial hizo el nuevo obispo de Asidonia-Jerez a las hermandades y cofradías, expresando su confianza en su “poder evangelizador”.
Así, monseñor Rico Pavés avanzó que trabajará “para que las cofradías sean verdaderas escuelas de vida cristiana y ámbitos de caridad generosa, donde se ejercite el amor que hace fraternidad, los esposos fortalezcan su vida matrimonial, los hijos crezcan en la fe de sus mayores y la sociedad entera se enriquezca de una fe que sale a la calle para proclamar a todos la grandeza del amor de Dios que se nos ha revelado en los misterios de la vida de Cristo y de su Santísima Madre”.
Ya en el tramo final de esta su primera homilía como obispo de Asidonia-Jerez, monseñor Rico Pavés se encomendó al Sagrado Corazón de Jesús; a la Santísima Virgen; al patrón de la Diócesis, San Juan Grande; y a San Ignacio de Loyola, cuya festividad se celebraba precisamente este 31 de julio.
“Empujado por el amor de mi familia, probada ahora por la enfermedad de mis padres, y sostenido por la oración de los muy queridos fieles de las diócesis donde el Señor me ha ido llevando, en Granada, Toledo y Getafe, pongo mi ministerio episcopal en manos de la Inmaculada Concepción, patrona de la Diócesis de Jerez; a la vez que acudo a la intercesión de su patrón, San Juan Grande, para que en el cumplimiento de la tarea que ahora la Iglesia me encomienda sólo busque la mayor gloria de Dios y la santificación de los fieles que me son confiados. Que San Ignacio de Loyola me ayude a poner en esta única motivación el principio y fundamento de mi ministerio episcopal. Pedid al Señor que conceda ser vuestro obispo al estilo de San José: enamorado siervo de María Santísima, custodio del Redentor, trabajador silencioso y servicial, y padre en la sombra. Que en mis palabras y silencios, en mis acciones y forma de padecer, resuene siempre la oración de la gente sencilla: ¡Nada sin María! ¡Todo con Ella! Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío”.
Finalizada la eucaristía, dirigida en la parte musical por Ángel Hortas, monseñor Rico Pavés saludó personalmente a muchas de las representaciones institucionales que acudieron a la ceremonia, así como a delegados diocesanos, religiosos y religiosas y fieles en general que quisieron mostrarle su cariño en estos primeros momentos de su episcopado al frente de la Diócesis de Asidonia-Jerez.
Mantaras: “Queda mucho por hacer; la mies es mucha y los obreros son pocos”
El hasta ahora administrador de Asidonia-Jerez, Federico Mantaras, dirigió unas palabras de bienvenida a monseñor Rico Pavés, en las que esbozó la evolución de la Diócesis.
De este modo, recordó la labor de los anteriores obispos, que entre otras cosas ha permitido “un importante relevo generacional” en el clero, un trabajo “discreto y constante”.
Además, el seminario “empieza a recoger abundantes frutos vocacionales” después de “duros años de siembra”, y se cuenta con una ayuda “importante” tanto del diaconado permanente como de una “variada vida religiosa, contemplativa y activa, que sostiene la Diócesis con la oración y el trabajo oculto cotidiano”.
En los últimos años se ha hecho “un trabajo admirable” con los jóvenes y adolescentes, habiéndose sacado “mucho partido” a la Casa de Nazaret, lugar de encuentros, campamentos y retiros.
También se cuenta con la “pujanza” de las hermandades, que son el “verdadero dique de contención del laicismo” e igual son destacables los “movimientos y nuevas realidades eclesiales”.
Mantaras aludió igualmente al trabajo diario de Cáritas, Hogar San Juan, El Salvador y otras organizaciones “que de manera callada atienden a Cristo presente en los más pobres”.
Sin embargo, “a pesar de todo lo que se ha trabajado, la mies es mucha y los obreros son pocos”.
“Queda mucho por hacer, por eso hemos de seguir pidiendo al Padre que envíe trabajadores a su viña, para que no haya nadie que quede sin conocer la belleza del amor de Dios”, concluyó.
Primer decreto para mantener todos los órganos de gobierno de la Diócesis
Monseñor Rico Pavés ha firmado ya su primer decreto como obispo de Asidonia-Jerez, confirmando en sus respectivos cargos al Consejo de Gobierno, al vicario general, el vicario de Pastoral, al vicario de Asuntos Jurídicos y Relaciones con las Instituciones, al vicario judicial, al secretario general-canciller y al rector del Seminario, así como a los delegados diocesanos y a los demás cargos y oficios nombrados por su predecesor en el momento de producirse la sede vacante.