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Jerez

El proceso artesanal hacia el éxito: desde La Barca a Hong Kong

Abraham Zambrana se establece en Jerez tras su triunfo internacional como diseñador de zapatos

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Abraham Zambrana con una de sus creaciones

Abraham Zambrana en su nuevo negocio en Jerez

Trabajando en su taller

Según la RAE, “valiente” es aquel que es “capaz de acometer una empresa arriesgada a pesar del peligro”. Así podríamos definir a Abraham Zambrana, un reconocido diseñador que ha hecho realidad la apertura de su firma de zapatos artesanales hechos a medida en el centro de Jerez, justo en una época en la que lo normal es huir de este enclave en el que el comercio local se marcha sin ser sustituido.

Zambrana cuenta que esta idea surge “porque buscaba locales en La Barca, en mi pueblo, y no los había con las condiciones que yo quería. Ahí fue cuando me planteé venir a Jerez para tener más visibilidad, y el local que tengo ahora reunía todos los requisitos”. Este barqueño se asienta en Jerez después de años formándose por toda Europa. “Yo me empiezo a formar en la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre y de ahí me fui a Francia. He estado en Italia, Alemania, Inglaterra, siempre con varios zapateros de prestigio, hasta llegar a Tenerife, que fue donde se inició la marca hasta el día de hoy”, narra Zambrana.

Abraham Zambrana venía al centro buscando una mayor visibilidad y parece que quien le va a dar una visibilidad al propio centro es él, a través de una inauguración que ha contado con toda la pompa y circunstancia que requiere un negocio de esta envergadura en Jerez. Una visibilidad que también lo es gracias a la internacionalización que tiene su firma, puesto que ha trabajado con famosos y vende a países como Hong Kong o Estados Unidos. Esta internacionalidad viene según nos cuenta Zambrana debido a que participó “en varias pasarelas en Madrid que me dieron a conocer, y es cierto que por casualidades, llega público de muchas zonas de España y eso hace que nos conozca más gente”; además de haber participado también en “importantes ferias internacionales de moda.”

Un negocio que a simple vista puede parecer raro e incluso extravagante, puesto que los zapatos a medida suelen ser más propios del barrio de Salamanca de Madrid que de la jerezana calle Cuatro Juanes. De hecho, el propio Zambrana asegura que “la gente pasa mucho a curiosear, y es normal porque la tienda la hemos hecho con una intención, para que atraiga. El diseño es de Mario Etxebarria, que es uno de los mejores diseñadores de interiores de España”. Este curioseo suele quedarse en nada ya que como el gerente de este nuevo negocio nos cuenta, “el cliente no puede comprar el zapato en el momento. Hay un proceso en el que se elige todo lo que va a llevar el zapato: el cuero, el color, las medidas… y una vez hecho el proceso, se tarde entre unos 10 o 15 días”, mientras añade que uno de los beneficios de este tipo de creaciones es que “el cliente es partícipe de crear un producto para él. Es un mercado muy diferente, un público que aprecia lo que tiene, es algo que es para toda la vida”. Esta participación y este proceso tan laborioso que hace de este producto algo tan exclusivo se deja patente en su precio, el cual como nos comenta Abraham Zambrana, “va desde los 285€, hasta lo que el cliente quiera gastarse”. Se trata pues de un producto muy exclusivo, aunque a pesar de esta excepcionalidad, el gerente de esta nueva tienda sostiene que “no es un zapato que tenga género o un público en concreto, aunque sí es cierto que está enfocado más al caballero”, y añade que “hay quien quiere un zapato para trabajar, para un evento especial, para diario… no hay un público específico.”

Después de todo, este prestigioso zapatero se muestra “muy a gusto y muy contento” aún a sabiendas de que “a nivel económico va a ser mucho menos dinero de lo que puedo ganar en Italia o Francia, pero yo estoy más tranquilo y feliz estando aquí”. Un maestro artesano de la zapatería que vuelve a su tierra porque se cansó “de estar solo, de estar fuera, a pesar de vivir siempre en grandes ciudades”, y que mira al futuro con ilusión gracias a que “la tienda me da para comer y la inversión que se ha hecho es muy grande, pero también de mucha calidad, como creo que es mi producto.”

 

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