Cada vez que me preguntan si he visto tal o cual cosa en televisión respondo lo mismo: “Prácticamente no veo nada en televisión”. Sé que muchos pensarán que miento, que se lo digo a la gente para no tener que hablar del tema por el que me preguntan, pero lo cierto es que hasta poco antes de comenzar la pandemia solo veía en la tele alguna que otra película o serie, pero ya ni siquiera eso.
Me apaño con los canales de pago y la información disponible en internet y si se preguntan por qué actúo así la respuesta es bien sencilla: “No soporto la manipulación que se ejerce a través de la tele”.
Lo sé porque en Internet – especialmente en YouTube – aparecen diariamente fragmentos tanto de programas informativos como de todo tipo de tertulias y magazines en los cuales se vierten opiniones interesadas y tendenciosas, planteamientos partidistas o directamente se le miente al espectador.
El hecho de que toda esta parafernalia de la confusión se haga para favorecer solamente a una opción política no es el único intolerable (que ya es grave de por sí), lo peor con diferencia es que hay un público que le da crédito a muchas de las cosas que se dicen en la televisión.
Este es el auténtico problema y el motivo por el cual quienes ostentan el poder procuran dominar la programación de la radiotelevisión pública y destinan grandes sumas de dinero a nutrir las arcas de las televisiones privadas.
Ya expliqué aquí como un presentador de televisión deseó a una persona que se contagiase de coronavirus por difundir un mensaje falso sobre la COVID-19, mientras que hace un año él y su camarilla se mofaban de esa enfermedad y de protegerse con las mascarillas porque en aquel momento eso era lo que le interesaba al gobierno que se dijera.
Ahora voy a exponer un par de casos recientes de hasta dónde puede llegar la demagogia y la tergiversación en las televisiones: El primer caso ocurrió en un programa de divulgación cultural de RTVE, donde en su afán por demostrar que casi todo el dinero puesto para desarrollar las vacunas de la COVID-19 ha sido público, un periodista (reconocido activista político) utilizó una información de la BBC que ya se consideró errónea hacía un mes y cuando le preguntaron por su error dijo que él solo repitió lo que había leído, así que o es un periodista nefasto que no comprueba los datos antes de dar una noticia o intentaba manipular al espectador en su provecho político.
otro ejemplo es más vergonzoso y ocurrió en un programa de cuñadeo en la mañana de Tele5, donde criticando a los Youtubers que se van a vivir a Andorra para pagar menos impuestos, un tertuliano sinvergüenza y demagogo advirtió a la audiencia que “las pensiones de sus familias se las seguimos pagando los que nos quedamos aquí”, olvidando convenientemente lo que esas personas hubieran podido cotizar para su pensión. Fuerza y salud.
